Capítulo XVI

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Iwaizumi seguía algo adormilado al despertarse, por lo que no se fijo mucho del pelirosa que se sentaba al lado de Mattsun charlando. Ni tampoco del extraño de ojos grandes y sonriente que tomaba hambriento de la sopa de Daichi. Este le paso un plato a Hajime cuando se dio cuenta que se habia despertado. Cuando enfocó bien tomó su plato y comenzó a comer, reconociendo a Makki y fijándose en los restos de llanto que presentaban el rostro de Mattsun. ¿Mattsun? ¿Con sentimientos? Bueno, eso era nuevo. Pero no se sorprendió. Makki era el único que lo podía llegar a sentir así. Supuso que se alegró mucho al verlo. Se fijo en el extraño otra vez. No se le hacia familiar de ninguna parte. A pesar de que a Daichi no le molestaba su presencia, Hajime se sentía algo incomodo. Se llevaba comiendo casi tres tazones de sopa. Daichi estaba mas que agusto porque alguien apreciara su comida. Y allí fue cuando cayó. Dejo caer el plato vacío al suelo, y su voz temblaba cuando habló.

- ¿Dónde está Kyoutani?

Los cuatro lo voltearon a ver. Mattsun y Daichi intercambiaron miradas con cautela. Mattsun solo negó con la cabeza.
Ese gesto le hubiera hecho pensar que murió. Pero a juzgar de que su cuerpo no estaba allí le hizo dudar.

- Cuando despertamos ya no estaba aquí, pero encontramos un rastro de sangre que llevaba al rio. Había una ropa rasgada en una de las rocas. No tenemos ni idea de a donde fue.

Explicó Daichi. Por un lado, Iwaizumi estaba aliviado. Kyoutani tenía el instinto de un animal, va a estar bien pase lo que pase. Por el otro, estaba preocupado. Porque... bueno, no tenía una razón en sí, solo estaba preocupado.
La tensión en el aire se partió cuando Makki comenzó a hablar.

- Esto... Sé que no es buen momento para esto,
- Entonces por qué hablas- lo interrumpuó Mattsun.
- PERO, - Makki solo lo ignoro.- voy a necesitar su ayuda en algo. Específicamente al panadero y el príncipe.

Hajime no sabía a qué iba, pero afirmó con la cabeza y, oh por qué rayos había aceptado.

- Necesito sacar de la cárcel a un amigo mío. Está atrapado en la prisión de Karasuno.

Daichi casi se ahoga con el agua que tomaba. A pesar de que él mismo fuera del reino de Karasuno, a Hajime siempre le llamó la atención cómo se sorprendía cada que lo mencionaban.

- ¿Y quién es esta persona dices?

Makki soltó un pequeño suspiro.

- Bueno, creo que ya no tiene sentido ocultarlo... Su nombre es Oikawa Toruu, y es el espadachín que le hizo esa cicatriz.- dijo, señalando la cara de Hajime.

Daichi y Mattsun se sorprendieron, por distintas razones. A Daichi le dio rabia a pesar de no conocer al desconocido. En el caso de Mattsun... bueno, digamos que identifico el nombre, y no le gustaba cómo iba a reaccionar Hajime.
Hajime se había quedado tieso. Pero tieso, tieso. Congelado. En efecto, había reconocido el nombre. Fue por esa razón se le había hecho familiar su rostro aquella vez. Pero eso era imposible. Se suponía que estaba muerto... De cualquier forma, pudo reprimir ese sentimiento de alegría que se junto en su corazón. Asintió la cabeza con el ceño fruncido.

- Está bien. Te ayudaremos.

Este fue el turno de Makki de sorprenderse. No se esperaba que fuera así de fácil.

- ¡¿Qué?! ¡¿Estás loco?!- reprimió Daichi. Pero viendo el rostro decidido de Hajime, se cayó.

Komori solo escuchaba bien atento la conversación, tomando sopa y bebiendo jugo de quien sabe qué hierba. No teniendo idea de con quienes estaba.

...

Bokuto se despertó al olor de comida. Se encontraba en un páramo diferente al que estaba ayer. Bueno, él pensaba que era ayer. Los rayos del mediodia chocaban en su rostro. Intentó levantarse pero no pudo. Sus manos y piernas estaban atadas en un nudo perfecto. Siguió el olor de la comida hasta que diviso una olla encima de fuego, con varios utencilios de cocina alrededor. Un búho reposaba en la orilla de la olla. Bokuto se preguntaba si el búho le daría de su sopa, cuando de entre las sombras se acercó una figura humana, cargando de ramas secas para el fuego. Llevaba un traje de ninja, y una bufanda tan larga que cuando caminaba, flotaba en el aire como una capa. A Bokuto le parecio algo cool. Suponía que él lo había secuestrado y no el búho, pero de todas formas tenía hambre y decidió preguntar.

- ¿Me podrías dar un poco de comida, porfavor?

El ninja se paralizó. Volteó lentamente hacia Bokuto, y asintió igual de lento. No traía su cogulla, por lo que Bokuto pudo apreciar su palido rostro. Para asegurarse de algo, Bokuto volvió a preguntar.

- ¿Cómo te llamas?

El ninja vaciló. Al recordarse de lo que venía a hacer, no le vio sentido no decirselo.

- Mi nombre es Akaashi Keiji.

Bokuto sonrió.

- Entonces es cierto lo que dicen.
- ¿Qué cosa?- pregunto Akaashi sirviendole ya la comida.
- De que los rostros hermosos siempre tienen un nombre igual de precioso.

De la sorpresa Akaashi se puso su cogulla lo más rápido que pudo. Sintiendo cómo su rostro ardía, se dirigio hacia Bokuto y se sentó a su lado. Bokuto iba a tomar el plato cuando se dio cuenta que seguía amarrado. Akaashi tomó una cuchara y le empezó a dar de comer de las verduras cocidas que cocinaba hasta momentos antes.
Bokuto no replicó, obviamente. Comida sigue siendo comida.

Realmente, Bokuto no tenía ni idea de lo que pasaba en la mente de su secuestrador. Lo único que sabía era que tenía un búho muy genial, y que tenía una katana muy brillante. Cada vez que despertaba de una siesta se encontraba con una vista diferente a la anterior. Seguía atado, por lo que cada vez que tenía hambre Akaashi le daba de comer. Llevaban así aproximadamente cuatro días, y Bokuto no vio a Akaashi comer ni una sola vez. Al quinto día, mientras el ninja le daba de comer, le preguntó con curiosidad.

- ¿Y cuándo vamos a llegar a Fukurōdani?

Akaashi se volvio a paralizar con la mano alzada a medio aire. Bokuto sabía perfectamente lo que estaba pasando, y no pretendía ocultar nada. Akaashi se relajo y respiro ondo.

- Con suerte, llegaremos en una semana. Si los guardias de Nekoma se atraviesan tomara más tiempo.

Viendo que el plato estaba vacío se dirigio otra vez lejos de él. Con un poco de agua y un trapo limpio el plato y los cubiertos.

- No vas a matarlos... ¿o si?- pregunto Bokuto con cautela.
- No. Solo evadirlos.
- Ah.

Aunque Bokuto no estaba muy seguro, asintió. Akaashi se sirvió él mismo y empezó a comer. Era la primera vez que Bokuto lo veía comer, y oh dioses. Era como ver comer a la realeza. Cosa que habia podido apreciar en varios ángulos gracias a que él mismo era un príncipe. Pero ver a Akaashi era otra cosa. Comía silenciosamente perfecto. Bokuto no sabría cómo describir ese nuevo sentimiento. Tal vez le pediría a Iwaizumi que comiera delante de él cuando regrese. No, esa no sería buena idea, Iwaizumi tiene muy malos modales en la mesa.

Bokuto todavia se preguntaba cómo Akaashi cargaba con todas sus cosas y Bokuto cuando cambiaban de locación cuando se volvió a quedar dormido. Quién hubiera pensado que comer, dormir y pensar sería su nueva rutina.

Era Medieval [ A Haikyuu Fan Fiction ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora