Capítulo XXIII

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Regresó a su hogar con las malas noticias. El Reino entero celebró el funeral del "Rey Feliz". Se llevó a cabo los siete días de luto en todos los distritos. Lágrimas y flores fueron arrojadas al cuerpo inherte de su padre. Su madre cayó enferma de la tristeza. Hajime tomó su lugar como gobernante de su reino. La guerra se sentía más cerca que antes. 

Mattsun veía cómo Hajime intentaba con todas sus fuerzas no colapsar. Sabía lo que sufría en ese momento. Él también había perdido a sus padres una vez. Y, sinceramente, el padre de Hajime era su rey favorito, por lo que él mismo se sentía fatal. En esos siete días se olvido de todo. Se olvidó de la desaparición de Bokuto. Se olvidó de la amistad de Daichi y el príncipe. Inlcuso se olvidó de Makki. Aunque se preguntaba si este lloraba por su rey. 

Quería ayudar con lo que fuera a Hajime, pero el príncipe se la pasaba la mayoría del día encerrado en la recámara de la reina. Consolándola y cuidándola, seguro. Hajime le había contado sobre el último deseo del rey antes de morir, por lo que no se sorprendía que Hajime se centrara en su madre. No quería perderla también. 

A parte de triste, Mattsun se sentía culpable. Se suponía que había ido a esa reunión para proteger al rey y al príncipe. Pero en el momento en que apareció el asesino, no pudo hacer nada. Se culpaba a él mismo por la muerte de su Rey, pero no podía imaginarse de la culpa que estaría sintiendo ahora mismo Hajime. 

El tiempo restante que Hajime tomaba cargo, era bombardeado con cartas, pergaminos, consejales y sirvientes. Los sabios de su padre le aconsejaban hacer esto y aquello, y el consejero de su padre le decía hacer esto y aquello. Hajime no escuchaba a nadie, no quería. Se le veía frustrado, abrumado y cansado. De la ira, despidió a tres de los cinco sabios y al consejero. Mattsun sabía que eran de las personas en las que el Rey confiaba más, pero de seguro no eran del tipo de personas que Hajime veía con respeto. Sin darse cuenta, Mattsun ahora cargaba con la insignia de consejero real. Se sentía alagado, pero sabía que era para que Hajime se sintiera más seguro consigo mismo. No era que le diera buenos consejos, pero en los momentos tensos, podía hacer reír a Hajime, y eso le bastaba.  

Mattsun sabía que Hajime no solo cargaba con los encargos reales, sino que también con sus problemas personales. Uno de ellos era su madre, que cada día que pasaba se ponía peor. Otro era el caso del tal Oikawa. Algo sabía Hajime que Mattsun ignoraba, pero lo iba a dejar con eso por ahora. Si esa carga se volvía más pesada, tomaría acción. Y otra era Kyotani, que no habia sido visto desde que desapareció en el bosque. Hajime había tenido la esperanza de que había regresado al reino como se le había encargado, pero no había rastro de él.

En su tiempo libre, Mattsun ya no vagabundeaba por el castillo ni trataba de persuadir damiselas por las calles. Ahora se la pasaba investigando acerca de los reinos, los integrantes políticos y los posibles aliados. Tenía que hacer algo por Hajime, por más mínimo que fuera. 

Y vaya que ayudó. 

Tenían una reunión con los consejales, nobles y generales del reino. Estaban presentes casi todos los distritos. Hajime fruncía, cansado, mientras los demás discutían. Mattsun habló, algo incómodo, ya que no estaba acostrumbrado a eso todavía. 

- Nekoma ya tiene una alianza con Fukurodani, y no piensa deshacerla. En estos momentos Shiratorizawa lucha por decidir entre ayudarnos o no, así que tenemos que tener un buen argumento para ganarnos su alianza, una alianza que Fukurodani está ganando ahora mismo. Karasuno está de nuestro lado, pero dudo que siga así por mucho. El Rey Kageyama no es muy estable que digamos. Dateko está cien por ciento fuera de esto, ya se trató de convencer al rey pero se sigue negando. Ahora solo queda Nohebi, que no hay dudas que está de nuestro lado. Aún así, hay que ganarnos su confianza antes que Fukurodani lo haga. Si lo hace, estaremos en muchos problemas. 

Era Medieval [ A Haikyuu Fan Fiction ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora