Era Medieval [ A Haikyuu Fan Fiction ]

Capítulo XXII

   - Hay algo en él, que me dice que le aleje, pero no puedo. Es como si un imán me esté atrayendo a él. Eso, y estoy atado. Siempre está muy serio y silencioso, no puedo decifrar que piensa. No que haya sido muy bueno en eso antes, claro. Es como si estuviera en un desierto buscando un pozo. Ese pozo es él, pero no tiene agua. Bajo y bajo la palanca, y después de mucho llega a un charco. Si la subo, estoy seguro que es agua cristalina, tan brillante como las estrellas. Y si la bebo, ¿te imaginas si la bebo? Sería el sabor más dulce que jamás haya probado. Claro, no estoy seguro si en verdad es así, solo lo soñé una vez. ¿Tú sí me crees, verdad?

El búho a su lado lo veía con esos redondos y oscuros ojos fijamente, y cuando se dirigió a él solo movió su cabeza hacia un lado, soltando un ululeo bajo. "hoot"

 - Sí, eso pensé- dijo Bokuto en un suspiro. 

Se recostó en el suelo otra vez, viendo las copas de los árboles que tapaban el cielo. Una ardilla pasó por las ramas. Un ruido de hojas a su lado lo hizo levantarse otra vez. Akaashi salió de un arbusto con un conejo muerto en una mano y unas hierbas en la otra. "Será sopa de conejo entonces." se dijo Bokuto. Fijándose ya más detenidamente, encontró rastros de sangre en su ropa oscura. 

- ¿Haciendo un trabajo?

Akaashi paró en seco, ojos como platos hacia Bokuto. Después de un breve silencio asintió suavemente.

- Sí.

- ¿Mataste a alguien?- otro breve silencio.

- Ese es mi trabajo.

- ¿Fue difícil?- Akaashi no se esperaba esa pregunta. Hubiera sido mucho más fácil responder una pregunta defensiva como "quién fue" o "no te sientes culpable". Siempre se le había sido difícil hacer su trabajo. Más ahora que había encontrado al príncipe de Fukurodani. En vez de responderle se sentó en el lugar y empezó a quitarle la piel al conejo con un cuchillo. Bokuto no apartó su mirada, y esto incomodó un poco al asesino. 

- ¿Recuerdas que hablé acerca de la reunión de Reinos en Dateko? - habló por fin el asesino. La mirada del príncipe se veía perdida, como si no recordara esa conversación. Akaashi resopló.

- ¿Eres un príncipe y nunca has ido a una Reunión de Reinos?- preguntó.

- Recuerdo que Ushijima-san me habló de ello, pero en realidad no sé los detalles.

Akaashi agradeció en su mente. Si no sabía los detalles, probablemente no sabía quiénes estaban allí, menos probabilidades que descubriera quién murió. 

- ¿Fue un rey quién murió?

"Mierda" pensó Akaashi. Lo dijo muy natural, con aquella cara en puchero, concentrado en intentar pensar más allá de su nariz. Akaashi sabía que el príncipe era alguien muy querido, pero le habían dicho que era tonto. No pensaba que fuera intuitivo. Incluso a veces se negaba a comer la comida que había envenenado anteriormente. Akaashi no sabía cómo lidiar con alguien tan estúpido que solo seguía su instinto. Quería saber cómo funcionaba ese cerebro de él.

- Tiene que ser un rey. O tal vez un príncipe. Hace poco conocí al príncipe de Seijoh. No es muy bueno cocinando, pero seguro me estará buscando en este momento. 

Sí, Akaashi quería descubrir cada espacio y cada centímetro de ese pequeño y emocionante mundo del príncipe de Fukurodani.

...

- ¡Muchas gracias por su compra! - gritó la señora del mercado.