Capítulo 2: La princesa de hielo

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(Earin, 15 años)

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(Earin, 15 años)

Una vez tenía todo listo para partir, me dirigí hacia la capital, estaba bastante cerca, solo tenía que pasar por un pequeño bosque abierto, que se encontraba a la izquierda desde la puerta de mi casa y que no se comparaba con el otro en el que me adentré. Luego tenía que pasar por un puente controlado por guardias para acceder a ella, lo que estaba preocupado por si me decían algo por llevar un arma siendo un joven de 15 años.

Por suerte, me dejaron pasar por la puerta sin ningún problema. No sabía si llamar a eso confianza o poca seguridad....

Una vez entré a la ciudad mis ojos se abrieron como platos, estaba tan llena de vida... Cómo se notaba que era la capital de Zaihan, Crona. Esta tenía un gran castillo en el centro y la gente no paraba de interactuar. Me sentí abrumado por un momento y volví a sentirme como un crío. Aquí iba a empezar la nueva etapa de mi vida como un yo nuevo. No me iba a volver a rendir. O eso pensaba yo.

Suspiré.

"¿Dónde cojones está esa dichosa dirección? La capital es enorme."

Después de caminar por las grandes calles una media hora, llegué a una especie de plaza central con una fuente grande y bonita, y como todo en esta ciudad, estaba llena de gente y buen ambiente. Me pareció tan agradable que me senté a comer tranquilamente mi pan. Mientras estaba comiendo hubo algo que rompió ese ambiente. Justo delante de mí apareció un hombre aparentemente borracho a plena luz del día que insistía a una mujer de cabello rojo.

"Así que ni este mundo se salva de ese tipo de gente, ¿eh?".

Me comí tan rápido como pude lo poco de pan que me quedaba y me levanté de un salto para ayudar a aquella mujer, ya que al parecer, nadie quería ayudarla y ningún soldado andaba cerca. Antes de que pudiera abrir la boca, lanzaron al hombre borracho, por encima de mí, cayendo de cabeza en la fuente.

Me sorprendí.

"Las chicas de la capital dan miedo".

Cogí lentamente mi mochila y me fui de la escena mientras otras personas ayudaban al hombre para que no se muriese ahogado. Eso había tenido que doler.

Seguí caminando otro buen rato, me encontraba cansado, me metí a una taberna para preguntar una dirección. Estaba totalmente vacía y cuando me fijé en quién era el mesero, me quedé absolutamente de piedra.

— Oh, Earin. Sí que has tardado en llegar.

Si, era el calvo de Kharl quien estaba de mesero en una taberna de poca monta.

— ¿Qué se supone que haces aquí Kharl?

— Es la dirección que te puse, ¿no?

— ¡El papel solo tiene una flecha señalando la capital y dice "Aquí"!

— Pues eso, estás en el lugar de la flecha.

No aguantaba a este calvo.

— Bueno, has tardado pero has llegado en el momento justo.

A Falling Dawn - El corazón de la diosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora