¿Qué hay después de la muerte? Ese es un misterio sin resolver que todo el mundo se pregunta. Nuestro protagonista sufre un accidente de tránsito, lo cual lo transporta a un mundo de fantasía digno de cuentos y libros. Él, emocionado decide dejar at...
Me estiré al ver la luz del sol pasar por la ventana.
— Todo aquel papeleo me llevó mucho tiempo, y yo que quería pasármelo bien. - Dije cabizbajo.
"No es momento de pensar en eso Jack, es tu deber ocuparse de todo el ámbito militar, y mama ya te a ayudado bastante"
Me di un par de golpes en la cara con ambas manos para despertarme y me levanté a desayunar.
— Buenos días señorito Jack. - me saludó Helga.
— Buenos días Helga, ¿podrías prepararme un desayuno para recobrar energías por favor? - le pregunté mientras me estiraba y bostezaba.
— Lleva un par de noches en vela, debería descansar. - me respondió mientras se marchaba.
— ¿Y perderme el festival? No gracias.
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Helga Stonefist, la jefa de las criadas de casa. Ella ya estaba aquí desde antes de que yo naciera. Al parecer la reclutó mi padre. Con lo alta y fuerte que es seguro fue una gran guerrera en el pasado, rondan muchos rumores de ella, pero a mi siempre me trató con cariño y dulzura así que tampoco le di mucha importancia.
— Deberías hacerle caso, deberías disfrutar más tu juventud y dejarme a mí todo el trabajo pesado. - me decía mi madre, con una cara de preocupación que me hizo sentir mucha pena.
— No te preocupes por eso mamá, yo soy el duque ahora. Y no puedo darte un trabajo tan pesado cuando nunca lo has hecho antes. Así que no importa. - le dije sacando la lengua para animarla y no preocuparla de más.
— Deberías ser más sincero con tus sentimientos hijo. Ya es el tercer día del festival y tú solo has estado trabajando. ¿No te hubiese gustado ir con tus amigos?
— No hubiese estado tranquilo sabiendo lo mal que lo estás pasando mamá.
Mi madre sonrió, Helga vino con nuestro desayuno.
— Café bendito café. - decía cantando mientras me lo tomaba.
— Intentaré aprender sobre el trabajo. - Dijo mi madre.
— Ya te he dicho que no te preocupes por eso. Agradezco que me ayudases un poco ahora, ¡eso me ha quitado una gran carga de encima! - le volvió a decir, mientras desayunaba.
— Solo fue un veinte por ciento de todo el trabajo Jack, pero lo decía porque creo que es suficiente de solo ser una mujer noble que hace nada. Me gustaría ser útil, hacer algo con mi vida. - decía seria y cabizbaja mi madre.
— ¿Y a qué se debe ese deseo de hacer algo? - le pregunté extrañado, parando de comer.
Mi madre se avergonzó un momento y miró por la ventana. Fuera se encontraba la madre de Earin, entrenando con su espada. Aunque ella también fuese una noble, desde que llegó nunca se ha comportado como tal. Ha sido regañada varias veces por las criadas por quitarles su trabajo, pero ella insiste en ayudar con lo que sea. Parece que convivir con ella hizo a mi madre querer hacer algo.