Capítulo 14: Metas

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Miré a Daiana al terminar la clase de artilugios. Una clase que había llamado totalmente mi atención. Esa profesora, Aelita, tenía muchas ideas que se parecían a la tecnología que se usaba en el mundo de mi anterior vida. Quizás podría ayudarla con sus investigaciones.

— Deberías tener más cuidado, Aelita. No siempre puedo predecir qué artilugios funcionarán y cuáles no.

— No te preocupes por ello, después de todo estás tú— dijo con una sonrisa Aelita.

— No voy a estar siempre a tu lado Aelita e incluso si lo estoy, puedo fallar.

— No lo harás, porque eres mi hermano y confío plenamente en ti.

El profesor Tian suspiró con una sonrisa. Aproveché el momento para acercarme. 

— Hola, profesora Aelita. Me gustaría decirle que me ha interesado mucho lo que enseña- la profesora no me hacía caso. Se mantuvo en silencio, pensativa, mirando la bombilla rota. - Me gustaría saber cómo ha llegado a esas conclusiones y si al poder hacer eso, significaría que podría llegar a hacer otras cosas, como armas, por ejemplo- continué, lo que provocó que la profesora me mirase fijamente.

Rápidamente, me agarró de la mano y me llevó fuera del aula sin poder despedirme de Daiana. Me arrastró a través de toda la Academia. Pese a su baja estatura tenía mucha fuerza. Cuando llegamos a una puerta se detuvo en seco y la abrió. Conducía a unas escaleras en caracol que bajaban. Al llegar abajo, nos encontramos con una sala muy grande y espaciosa, que tenía algunas mesas y estanterías repletas de libros. Lo que más me llamó la atención fue el desorden que había.

La profesora agarró una silla y me sentó en ella y casi al instante, pilló una pizarra y la acercó hasta ponerla delante de mí. Cada vez me sorprendía más lo impaciente que era.

— Parece que estás muy interesado en esto— me dijo la profesora, dándome la espalda mientras escribía algunas cosas en la pizarra.

— Bueno, sí. Soy afín a la magia de la luz y pienso que quizás... no sea lo suficientemente poderosa para poder proteger a la gente que me importa. El poder crear artilugios o armas que ayuden a la gente podría ser de mucha utilidad- le contesté algo cabizbajo.

— Veo que tienes un noble corazón, que está siendo corrompido por la envidia y la inseguridad- me contestó a la vez que se giraba y me miraba muy de cerca. — Te entiendo, pero eso no va a ocurrir.

 — Te entiendo, pero eso no va a ocurrir

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— ¿Cómo dice?

— Mis descubrimientos e inventos únicamente tienen el fin de servir para la felicidad de las personas. Crear armas sería un insulto hacia mi persona.

— ¡Pero con su ayuda podemos protegernos y muchas personas serían felices!— le contesté levantándome de la silla. Su semblante cambió y su mirada se tornó seria. No sé por qué me sentí tan intimidado. Volví a sentarme. Ya hemos visto que es lo que pasa cuando se le da algo de poder a las personas- se volvió a girar a la pizarra para terminar el dibujo bastante bien hecho del continente partido que se había partido por la mitad por una explosión.

A Falling Dawn - El corazón de la diosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora