Capítulo 9: Nueva vida

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Habíamos llegado a Halifax en el carruaje de Daiana y nos detuvimos delante de la gran academia de magia del reino de Zaihan. Allí vimos que se encontraban varias familias nobles dejando a sus hijos y algunos campesinos yendo a por el examen de admisión. Al bajar del carruaje los murmullos del resto de familias nobles se escuchaban por todos lados.

— ¡Es la princesa!

— Es tan bella y elegante como siempre.

— ¡Como la fastidies delante de ella te desheredo!

— ¡Mamá!

— Tan popular como siempre, Daiana. — Dijo Jack entre risas mientras bajaba justo después de ella.

Jack no era menos, todas las chicas lo miraban con ojos enamorados mientras los chicos lo miraban con ojos de admiración, cosa que me sorprendió porque el cliché solía ser la envidia.

— Es el señorito Jack, después de la traición de su padre se convirtió en duque a una edad muy temprana tras haber ayudado en la captura de su propio padre.

— Qué hombre — decían muchas mujeres entre suspiros.

— ¡Quiero ser igual de genial que él! — decían algunos de los chicos.

— ¿Crees que él y Daiana estarán prometidos?

— ¡Seguro que sí! Venían juntos después de todo...

Y por último bajé yo.

— ¿Y él quién es?

"Auch, esperaba que no tuviese tanto renombre pero..."

 ¿No es el chico de la familia traidora?

— ¿El que consiguió méritos propios como aventurero y ayudó en la captura del duque Marcus y protección de la princesa?

— ¿En serio consiguió todo eso?

— Sí, incluso se convirtió en un noble anexo a la corona de manera oficial dicho por el mismísimo rey.

Los murmullos sobre mí me hicieron sonreír ampliamente y me hizo caminar con pecho alto y con orgullo. Estaba acostumbrado a los malos comentarios, esto estaba mucho mejor.

Entré junto con Daiana y Jack, y obviamente destacábamos. También noté una gran diferencia entre los nobles y los campesinos. Pese a que entrábamos por la misma puerta, los plebeyos tenían que esperar haciendo una fila.

La academia era muy grande, tras la gran puerta principal se encontraba un enorme parque lleno de flores con una fuente en medio y un escenario con un montón de sillas para que nos sentáramos.

Según me habían contado, la academia recibían alumnos de entre quince y veinte años. Donde sin importar la edad y procedencia, compartirían clase durante tres años y no habrían nuevos alumnos pasado estos tres años, exceptuando algún caso especial.

Los nobles ocupaban todas las sillas, mientras que los campesinos estaban de pie donde podían.

Todos los alumnos estaban hablando con mucha emoción entre ellos mientras esperaban impaciente a que diese comienzo la ceremonia de apertura.

De golpe empezaron a sonar unas trompetas con una melodía épica y alegre.

Al escenario subieron dos personas, eran dos elfas. Una bastante joven, parecía tener nuestra edad y otra era algo más anciana.

— Bienvenidos a todos, futuros alumnos, me presento. Yo soy Amarïe y seré vuestra directora durante estos tres próximos años. La que me acompaña es mi nieta Idril, princesa de los elfos e hija de Elentari y cursará junto a vosotros. Espero que la tratéis bien.

A Falling Dawn - El corazón de la diosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora