Unos ligeros cantos de pájaros que venían desde la ventana, me despertaron. El viento golpeando a las cortinas, y el sol cálido llegando a mi habitación me hacían sentir relajado. Mi cuerpo se sentía muy pesado, mis párpados querían seguir permaneciendo cerrados. Me senté en la cama, por unos segundos largos y di un gran bostezo. Creo que nunca antes había dormido tan plácidamente.
"¿Por cuanto habré dormido?"
Me levanté y me dirigí a mi puerta y vi a una de las criadas llevándole el desayuno a la habitación donde se encontraba Jack anoche. Me di cuenta de que en la bandeja había bastante café.
"¿Se habrá quedado despierto toda la noche y seguirá? Supongo que hoy tampoco saldremos"
Al bajar e ir al comedor, me encontré a mi madre y mi hermana, desayunando.
— Hola Earin, ¿qué tal has dormido? — me preguntó mi madre.
— La verdad, bastante bien. He podido descansar bastante. — le contesté a mi madre mientras le acariciaba la cabeza a mi pequeña hermana que me devolvió una sonrisa para luego seguir comiendo.
Una de las criadas actuó con rapidez, y me sirvió el desayuno. Para no rechazarla, me senté y empecé a comer.
Una agradable mañana, desayunando con mi familia, en paz. Mientras tenía conversaciones triviales con mi madre. Como me estaba yendo en la academia, si había logrado hacer más amistades. Todo era perfecto, pero faltaba alguien.
— ¿Papá no está? — Pregunté ya con el plato terminado.
— No, se fue otra vez temprano. — Me contestó para luego darle un sorbo a su taza de té.
— ¿No te preocupa que se vaya sin decirte nada? — Le pregunté medio en broma.
— Earin, tu padre es un hombre que no puede estarse quieto. Se crio en el campo y esta vida no es suya. Aceptó venir a vivir aquí por la protección que me daban.
La confianza que tenía mi madre sobre mi padre era enorme.
Después de eso, y jugar un rato con mi pequeña hermana. Salí a dar una vuelta por los puestos, ya estaban todos montados y el ambiente festivo se podía ver por todos lados. Este ambiente empieza a surgir muy pronto y termina bastante tarde. Les debe de encantar esta festividad.
En una de las tiendas, me encontré dos caras que me parecían familiares. Eran Elena y Ariel, quienes al verme se sorprendieron.
— Oh, mira a quién tenemos aquí. Si es el señorito caballero privado de la princesa. — Dijo en un tono de burla Elena.
"Ugh"
Quería ignorarla y pasar de largo, pero necesitaba hablar con Ariel.
— Hola chicas, ¿están disfrutando del festival? — les pregunté.
— Sí, hemos venido a pasárnoslo bien. — Me contestó Elena. Después de esas palabras se giró emocionada a mirar uno de los puestos. Un puesto de joyería, la señora que vendía estaba captando toda la atención de Elena.
Ariel no había abierto la boca en todo este rato todavía. Se notaba que era una chica tímida, pero no podía perder esta oportunidad.
— Esto... Ariel, dime ¿Cómo usas tu magia? O ¿Qué es lo que piensas al usarla?
Ariel se vio un poco sorprendida por mi pregunta, miró a los lados, y luego miró a Elena, quien estaba demasiado atenta a la señora como para enterarse de que Ariel la estaba mirando. Me volvió a mirar y me respondió.
— Fui bendecida por la diosa con este atributo. O eso me dijeron desde que lo obtuve. Mis padres me llevaron a una iglesia cercana de mi pueblo desde muy pequeña, donde me inculcaron y enseñaron todo acerca de la diosa. Aunque a veces me pareciese extraño, sea o no una bendición de la diosa, me hacía feliz ayudar a la gente. Así que respondiendo a tu pregunta anterior... Simplemente, es eso, pienso en que estoy siendo útil ayudando al resto. De esta manera no me desconcentro y logro utilizar bien mi magia.
ESTÁS LEYENDO
A Falling Dawn - El corazón de la diosa
Fantasia¿Qué hay después de la muerte? Eso se pregunta nuestro protagonista mientras está a punto de morir. En un giro de los acontecimientos, renace en un mundo muy diferente al suyo, en el que descubre que la magia y otros seres de fantasía existen. Y de...