Capítulo 7. La Duquesa Del Oeste Parte 2

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Si Rin creyó haber derretido al menos una capa del muro de hielo que Sesshomaru había construido a su alrededor, estaba muy equivocada. 

Al día siguiente del regreso de su viaje se encontró con la agradable sorpresa de verlo sentado a la mesa para desayunar con ella. Muy contenta, la castaña se acercó hasta él para desearle los buenos días, a lo que él sólo respondió con su parca expresión y un leve asentimiento. 

Rin mentiría si no admitiera que se decepcionó al no encontrar en los ojos de su esposo, aquella chispa de calidez que alumbró su mirada durante el viaje. 

Sin embargo, ella era una persona optimista por naturaleza y no iba a dejar que la actitud fría de su marido la lograse desanimar. 

Así que habló sin parar de cualquier tema que se le ocurriese por un buen rato, sin obtener respuesta alguna. Finalmente Sesshomaru terminó su desayuno y se retiró a su despacho, ordenando explícitamente no ser molestado por nadie. 

Rin pudo notar como vio especialmente en su dirección cuando dijo esto último, lo cual le pareció estúpido. Algunas sirvientas también lo notaron y soltaron algunas risitas burlonas, por lo que se ganaron una mirada amenazante de parte de la duquesa. 

Pero Rin enojada era tan aterradora como un gatito recién nacido. Por lo que las sirvientas volvieron a reír una vez estuvieron fuera de la vista de la castaña. 

Sara observó el inadecuado comportamiento de sus subordinadas, pero no les llamó la atención y solo se hizo de la vista gorda. 

Una vez más, Rin se encontró sola en el comedor a la hora del almuerzo, pues su esposo no se molestó en dejar un rato el trabajo para bajar a comer con ella. Observó indignada como la enorme mesa estaba puesta sólo para ella y no lo pudo soportar más; ya había aguantado demasiada soledad en su vida pasada, al menos en ese entonces podía refugiarse en leer una novela y acompañarse de la soledad de su personaje favorito. 

Pero ahora dicho personaje, era el que la estaba condenando a esa misma soledad, de la que se había olvidado con el cariño de sus padres. 

Apretó la servilleta con rabia y se levantó de su asiento para dirigirse al despacho del duque. 

Curiosamente se encontró con el ama de llaves rondando por los pasillos, pero Rin solo la ignoró y siguió de largo hasta la oficina de su marido. 

—Mi señora— la llamó Sara —el duque pidió no ser molestado— le recordó alarmada al ver como Rin hacía caso omiso de sus palabras y de igual forma abría las puertas del despacho. 

Sesshomaru levantó la vista de los documentos que revisaba, centrando su atención por completo en Rin. 

—¿Se puede saber qué es tan importante? —inquirió un poco molesto. 

—¿Acaso su gracia no considera importante compartir tiempo de calidad con su esposa? — preguntó la castaña con una mirada retadora. 

Sesshomaru no estaba de humor en ese momento, la actitud de Rin lo estaba empezando a sacar de sus casillas. No quería responderle mal, así que se limitó a seguir con su trabajo como si nada hubiera pasado. 

Al sentirse ignorada, Rin se acercó hasta el escritorio del duque y golpeó la madera del escritorio con la palma de su mano. 

—Duque, no me estás escuchando. Tu esposa quiere comer en tu compañía, y tú solo la ignoras. Este matrimonio nunca va a funcionar si sigues con esta fría actitud— dijo cruzando los brazos ofendida. 

Sesshomaru levantó nuevamente la mirada y todo rastro de molestia se esfumó al ver lo tierna que se veía Rin enfadada, pero se reprochó a sí mismo por tener ese tipo de pensamientos. No podía volver a enamorarse de una mujer que no lo amara. Una segunda vez, lo mataría. 

Me Convertí En La Esposa Del Frío Duque Del OesteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora