El Asesino Perfecto

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Riku observaba horrorizado cómo el cuerpo sin vida de Hakudoshi se desangraba en el suelo. El tipo en realidad se había vuelto loco, observó de nuevo a la duquesa, su vitalidad era muy débil, pero aún continuaba con vida.

Se acercó a ella y le tomó el pulso, era muy débil y apenas palpable, pero suspiró aliviado al descubrir que seguía con vida.

—Hay que sacar a la duquesa de aquí y ponerla a salvo —ordenó con premura.

Ayame secó sus lágrimas incrédula, al escuchar las palabras del joven mago. 

—¿Cómo dice? ¿A salvo? —preguntó confundida.

Riku la levantó con menos esfuerzo de lo que se hubiera esperado, la mujer estaba demasiado delgada. 

—Así es, la duquesa solo está inconsciente. No sé por qué ese maldito loco pensó que estaba muerta, pero no lo está; sin embargo, lo estará si no la sacamos de aquí pronto. 

La princesa Aome pareció despertar de un lejano trance, todo lo que habían presenciado la había dejado en shock. Por un momento, llegó a pensar que en realidad su amiga había muerto.

El portal se abrió y todos salieron de nuevo a la terraza del salón del té. 

En la mansión se hizo un gran escándalo cuando el descubrimiento de la reaparición de la duquesa se hizo público.

Se necesitó el trabajo en conjunto del gran mago del reino y el médico del ducado para lograr estabilizarla. 

La princesa Aome y la fiel Ayame no se separaron de la paciente por días.

Rin permaneció inconsciente durante dos semanas. Nadie sabía qué hacer ni qué decir. 

Para terminar de complicar la situación, el paradero del duque era desconocido. Por más que los soldados hicieron sus mejores esfuerzos, nadie había sido capaz de encontrarlo.

Incluso el mismo mago ofreció sus servicios para encontrarlo, una vez se aseguró que la duquesa estuviera fuera de peligro. Fue así como decidieron formar otro escuadrón para salir en búsqueda del respetable duque, solo que este grupo iría acompañado del joven y talentoso mago.

Cuando Rin recuperó la consciencia, el mago había partido ya hacía algunos días. 

Aome y Ayame se alegraron muchísimo al ver que la duquesa había abierto los ojos finalmente. 

—Sesshomaru, ¿dónde está Sesshomaru? —fue lo primero que quiso saber al recuperar la conciencia. 

Se sentía un poco aturdida, en realidad no pensó que sobreviviría después de pasar por aquel infierno. Odiaba el hecho de pensar que la hubieran usado de esa manera para manipular cruelmente a su esposo. Necesitaba hacerle saber que estaba bien y que no necesitaba hacerle caso a las manipulaciones de Naraku, solo por ella. 

Trató de levantarse de la cama, pero sus fuerzas le fallaron.

—Por favor, no haga ningún esfuerzo, su gracia. Debemos esperar a que venga el médico y que la revise —la reprendió Ayame. 

—Nadie ha contestado mi pregunta, quiero que me digan, dónde está mi marido —les ordenó. 

Ambas mujeres se miraron entre ellas sin saber cómo empezar a explicarle a la duquesa que llevaban días sin saber nada de Sesshomaru. Fue Aome quien decidió tomar la palabra. 

—Rin, actualmente desconocemos la ubicación del duque, lo último que se supo de él fue que les ordenó a sus hombres que lo dejaran solo después de que asesinó a Naraku. Después se adentró en el bosque y nadie más lo volvió a ver. 

Me Convertí En La Esposa Del Frío Duque Del OesteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora