Capítulo 29. La dulce espera

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Rin tenía veinte días de retraso, pero todavía no confirmaba sus sospechas. Era inevitable sentirse ansiosa. Decidió mantener este hecho en secreto de su marido, aunque a él le pareció extraño que su esposa hubiera detenido los entrenamientos de un día para otro.

Esa mañana, decidió hacerle una visita al médico en la ciudad. Sus manos estaban sudorosas y sus piernas temblaban mientras se abría paso por las calles hasta el consultorio del galeno.

Ayame sostenía su mano para darle valor. La muchacha comprendía a la perfección el nerviosismo de su señora.

Al llegar al consultorio, el anciano regordete las atendió con amabilidad, como siempre lo hacía con todos sus pacientes.

—Adelante, su Gracia. Por favor póngase cómoda. No tomará mucho tiempo averiguar lo que le sucede.

Después de algunas preguntas exploratorias y de hacer un exámen físico, el médico extrajo un poco de sangre para confirmar sus sospechas. Colocó la muestra en un tubo de ensayo y lo mezcló con otros químicos que tenía en su laboratorio. Cuando el líquido se tornó azul, en la cara del médico se dibujó una expresión de simpatía.

»Felicidades su alteza, usted ha concebido vida nuevamente.

El color abandonó la faz de Rin. Era lo último que se hubiera esperado, ya que en su memoria apenas quedaban pequeños fragmentos de aquel sueño que tuvo con su pequeño.

No pudo evitar que el temor la embargara y su cuerpo empezó a temblar de forma incontrolable. Ayame la abrazó de inmediato y sintió su cuerpo frío. Su señora estaba teniendo un ataque de pánico. El médico la hizo llevar a una de las habitaciones del hospital y le aplicó algunos tranquilizantes que no dañaran la salud del feto.

El incidente no tardó en llegar a oídos de Sesshomaru, quien en un instante abandonó todos sus deberes para estar al lado de su esposa.

—¿Cómo te encuentras? —preguntó con preocupación.

—Me siento mejor, es solo que la noticia me tomó de imprevisto.

Sesshomaru besó su frente con delicadeza, él la entendía a la perfección, después de todo lo que sucedió con su embarazo anterior, él también se sentía nervioso, pero su semblante no lo demostraba.

—No tienes nada que temer, yo estoy a tu lado —susurró, con su aterciopelada voz.

El corazón de Rin se tranquilizó. Habían perdido a su primer hijo por causa de Zero, pero no iban a dejar que eso ocurriera de nuevo.

—Prometo ser muy cuidadosa, no dejaré que nada le pase a nuestro bebé.

Sesshomaru tomó su mano y la llevó hasta sus labios, para depositar un suave beso.

—Estoy seguro que serás una gran madre.

Los ojos de Rin se llenaron de esperanza y alegría.

—También tú serás un excelente padre, no tengo dudas.

La pareja se observó un momento antes de compartir un dulce beso. En ese instante solo existían los dos. No había espacio para el temor, pues solo quedaba la esperanza del mañana.

El embarazo de Rin transcurrió con normalidad, decidieron no anunciar nada durante los primeros tres meses, pero algunos sirvientes sospecharon algo debido a las náuseas matutinas de la duquesa y porque repentinamente cesaron los entrenamientos.

La sonrisa de Rin iluminaba todo a su alrededor y su dulce voz alegraba los días de otoño cuando tarareaba melodías de cuna.

La mirada de Sesshomaru se tornaba mucho más cálida cada vez que veía a su esposa y sin que se dieran cuenta, tres meses pasaron en un abrir y cerrar de ojos.

Me Convertí En La Esposa Del Frío Duque Del OesteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora