Capítulo 50- "No sé si creeré"

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5 de Septiembre 2020

Madeleine

Me sentía terrible, las lágrimas salían por si solas; el arrepentimiento inundando cada parte de mi ser.

Zadkiel se había enterado, de la peor forma posible.

Estaba tomando el camino para mi casa, en su auto por primera vez estábamos en un silencio muy muy incómodo.

Llegamos antes de darme cuenta, esperé unos minutos.

—Zad...—

—No— me cortó y tomó una respiración profunda —Madeleine yo no... no estoy seguro de querer que esto continúe—

No no no no no

—Pero Zad, déjame explicarte—

—¿Explicar que? No pudiste confiar en mí para contarme que te hicieron un trasplante, yo creí que podíamos confiar en nosotros—

—Yo confió en ti Zadkiel, de verdad lo hago solo tenía miedo... no quiero perderte—

—Madeleine después de esto... yo no estoy seguro de poder confiar en ti. ¿Qué concepto tienes de mí que no pudiste decírmelo?—

—Es que... mencionaste que estabas en desacuerdo con las donaciones...—

—¿Y creíste que por eso te rechazaría? Claro por qué soy un hombre que te haría eso, mierda Madeleine después de ver todo lo que soy por ti, de que te conté cómo cambié gracias a ti...—

Ya no pude hablar más, el llanto salía de mi como una cascada. Me sentía tonta, estúpida, él tenía razón en varias cosas.

—Lo siento Madeleine, yo no quiero seguir con esto. Terminamos—

—No, Zad no quiero eso. Déjame arreglarlo—

El solo negó con la cabeza, vi unas pocas lagrimas recorrer sus mejillas y mi corazón se estrujó. Es decir. Su corazón. Joder no sabía ya cómo sentirme.

Acepté su decisión, tampoco lo forzaría a estar conmigo. Solo quería que él estuviera bien y en esos momentos yo no le hacía bien.

Abrí la puerta de su auto, me detuve un momento antes de bajarme por completo.

—Zad, y-yo no me daré por vencida. No mientras sepa que una pequeña parte de ti sigue queriéndome. Zad yo te a...—

—No lo digas. No digas algo que en este momento no sé si creeré—

Me rompió escucharlo decir eso, pero asentí y me bajé completamente del auto. Cerré la puerta y caminé con mi poquísima dignidad a mi departamento.

Di una mirada rápida de regreso a él, su frente recargada contra el volante, su cuerpo vibrando por el llanto.

Me adentre en mi edificio, esta vez ignore la necesidad de ir con el. Él necesitaba su espacio, después de un tiempo me acercaría de nuevo, no me rendiría, le demostraría que podía seguir confiando en mi.

Llegue hasta mi piso, entré a mi departamento y en cuanto cerré la puerta, todo cayó sobre mi. Toda la verdad, toda la culpa, toda la tristeza, el enojo.

Me dejé caer contra la puerta, deslizándome hasta el suelto y lo solté. Un grito que sentía que me partía el alma, pero no importaba porque ya me sentía rota.

Llore y llore ahí, recargada contra la puerta de mi apartamento, rodeándome con mis brazos. Deseando que no fuera verdad, pero lo era. Zadkiel ya no era mi novio y yo era una tonta que lo había lastimado.

Otra oportunidad para el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora