Capítulo 25- "Me gustan las mujeres"

3 0 0
                                    

Madeleine

Me resigné a que tenía que abrir la puerta del baño mientras mi hermano —como era obvio— corrió a esconderse en uno de los cubículos.

Me acerqué lentamente y quité el seguro de la puerta, di dos pasos hacia atrás para no ser aplastada por quien fuera que intentaba entrar.

—¡Por fin!— escuché que dijeron al abrir totalmente —Maldita puerta de porquería—

—¿Abigail?— pregunté extrañada cuando la vi entrar —¿Qué te pasó?—su hermoso vestido blanco estaba cubierto por un líquido azul.

—Oh, Madeleine hola— dijo avanzando hacia los lavamanos —Es que un estúpido me tiró una bebida encima—

—¿Ah si?— pregunté sospechando quién era el culpable.

—Sip— contestó acentuando la p —Te juro que cuando lo encuentre se arrepentirá, este era mi vestido favorito—

—Lo siento mucho, ¿Quieres que te ayude en algo?— pregunté sintiéndome mal por las acciones de mi hermano, era obvio que el muy tonto había hecho eso.

—Nah no te preocupes, me pasa seguido y bueno al menos el azul combina con mis ojos— sonrió mientras tallaba su vestido —Mierda, no sale esta estúpida cosa—

—¿Entonces te tiran bebidas azules en fiestas de chicas pelirrojas seguido?— pregunté divertida.

Ella se rio negando con la cabeza —No, pero cuando hago algunas entrevistas digamos que los famosos a veces no están de humor y termino llena de la mierda que me arrojan— se encogió de hombros tallando con más fuerza.

—Entonces ¿Eres una reportera?— dije apoyando mi cadera al lado del lavamanos.

—Periodista, pero bueno también nos mandan a nosotros a hacer el trabajo sucio— soltó suspirando.

—¿En qué periódico escribes?— seguí con mis preguntas ya que la chica era muy interesante.

—En el New York Vibes, escribo de todo pero por lo que más me conoce la gente es por los chismes, ya sabes, Abigail Jones la reina de los dramas— chasqueó la lengua dejando de tallar su vestido.

—Claroo, si hasta has tenido varios premios y todo— le dije —Me encantó el artículo sobre empoderamiento femenino que escribiste el mes pasado—

Ella levantó su cabeza rápidamente y me miró con una gran sonrisa —No te conozco y ya te amo, realmente aprecio cuando alguien me reconoce por algo más que solo las páginas de chismes—

—Escribes muy bien— mencioné regresándole la sonrisa.

—Gracias Madeleine, tus fotos también son muy buenas y he visitado tu galería en varias ocasiones, incluso he llegado a comprar algunas obras— dijo acomodándose el cabello en un chongo.

—Wow muchas gracias yo...— me detuve cuando vi que comenzó a desatarse las cintas de su vestido —¿Qué haces?—

—No te importa ¿Verdad?, necesito quitármelo para poder tallarlo mejor— sonrió tranquila.

—Pues no me importa p-pero no creo que sea lo mejor— dije tratando de evitar que se lo quitara, mi bruto hermano estaba dentro de un cubículo y podría verla, salir, decirle algo o yo que se, Marcus no era normal —Además n-no te lo puedes poner mojado—

—Después lo pondré bajo el secador de manos y listo— me guiñó un ojo comenzando a bajarse el cierre — ¿Puedes poner seguro a la puerta?—

—Amm es que...— intenté pensar una excusa pero no se me ocurrió ninguna.

Ella me miró esperando una respuesta, como no le dije nada comenzó a mover su pie con ansiedad, así que hice lo que mejor sabía hacer y fue entrar en pánico.

—¡Es que me gustan las mujeres!— grité lo primero que pasó por mi cabeza ¿Qué clase de excusa era esa?

—Oh— dijo con la boca medió abierta —Bueno no importa, a mí también— se encogió de hombros.

Me puse roja al instante pero pronto todo el color que obtuve se esfumo tan rápido como llegó cuando vi como Abigail dejo caer su vestido quedando únicamente en ropa interior. 

—Igual me gustan los hombres, pero no negaré que eres muy hermosa— me guiño un ojo mientras se agachaba para tomar su vestido del suelo.

—Y-yo— intenté responder pero no pude.

—Y... ¿Cuántos años cumples Madeleine?— preguntó casualmente como si estuviéramos en cualquier otro lugar y como si ella no estuviera únicamente usando ropa interior de encaje.

—Cumplo 22— respondí tratando de no mirar su cuerpo mientras ella tallaba en el lavamanos.

—Eres pequeña— dijo con ternura —Ah que épocas aquellas— suspiró con nostalgia.

—Pero tú no luces muy mayor— dije comenzando a sentirme cómoda —Diría que tienes solo uno o dos años más que yo—

—¿Ves porque ya te amo?— preguntó riendo —Tengo 26, los cumplí hace tres meses, el 27 de Enero—

Yo asentí y seguí con la plática mientras ella tallaba su vestido ya con un poco de jabón, después de unos minutos logró quitarle todo el color azul, lo exprimió, después se acercó a los secadores de manos y encendió dos para que pudieran secar bien el vestido.

Mientras estaba el estruendoso sonido del seca manos, se escuchó como alguien —mi baboso hermano— estornudó.

Ella giró su cabeza rápidamente hacia mi alzando una ceja, yo improvise y limpie bajo mi nariz con el dorso de la mano —Perdona, creo que me estoy resfriando— le sonreí intentando que me creyera.

Ella me miró un segundo entrecerrando los ojos, pero luego su cara se relajó y sonrió.

—No te preocupes— dijo tranquilamente.

Dejo su vestido bajo los secadores unos minutos más y cuando se apagaron, lo alzó sacudiéndolo un poco —Listo, quedo bien— me lo mostro.

—Si, realmente no creí que pudieras quitarle el color y mucho menos que se secaría— dije cruzando mis brazos.

—Nunca desconfíes de mis habilidades— me guiñó un ojo coqueta —Bueno ya nos podemos ir— dijo colocándose el vestido. 

Ambas salimos del baño y avanzamos pocos pasos cuando ella se detuvo de golpe —Ay creo que olvidé mi bolso, tu adelántate ya estuviste mucho tiempo fuera de tu fiesta— sonrió.

—Muy bien, nos vemos más tarde entonces— dije avanzando —Me gustó mucho conocerte Abi, ¿Estarás bien aunque Cleo ya se fue?— pregunté.

—Seh, no te preocupes, ya veré con quien pasarla— se dio la vuelta y antes de avanzar giro hacia mi —También me gustó mucho conocerte, entiendo por qué Cleo te quiere tanto—

Le sonreí y seguí mi camino, cuando llegué de nuevo al área donde podía ver a todos los invitados caí en cuenta de algo, Abigail no entro con bolso al baño.

Mi hermano estaba en grandes problemas.

Otra oportunidad para el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora