Capítulo 36- "Guardaespaldas"

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23 de Mayo 2020

Madeleine

—Si el power ranger rosa se casara con el  power ranger verde, ¿Dónde estaría su casa?— pregunté a Kate.

—No lo sé Madeleine, realmente no entiendo este juego— dijo con una mueca.

—Yo tampoco— reí con fuerza y Adrien río también.

Estábamos en un parque, eran como las 4 de la tarde y acababa de terminar una sesión de fotos que me había pedido una pequeña familia.

Como había prometido a Zad que no estaría sola en ningún momento pregunté a mis amigos si podían acompañarme, pero nadie podía, se lo comenté a Zadkiel resignada a que tenía que ir sola y a los 10 minutos llegó Kate a mi departamento.

Me dijo que Zadkiel la había mandado a cuidarme y que sería mi guardaespaldas personal.

Así que ahora estábamos pasando tiempo de calidad juntas, intenté jugar Cuestión ilógica con ella pero resultó tan mala como yo.

Adrien tomó mi mano —Pincesa— exclamó sonriente.

—Dígame querido príncipe—

—Blobo ¿sí?—

Elevé mi mirada hacia donde el pequeño niño señalaba, un puesto de dulces tenía atados varios globos de colores.

—Oh, quieres un globo— pinché levemente su pancita —Preguntémosle a mami— dirigí mi mirada hacia Kate.

—Solo si dices las palabras mágicas Adrien— se agachó a su altura. El pequeño niño le dio una mirada curiosa y luego rió.

>>Vamos bebé, ¿Qué es lo que debes hacer?— preguntó Kate apoyándose sobre sus piernas.

Adrien siguió mirándola con una sonrisa, colocó sus manitas sobre la cara de Kate y le dio un pequeño beso en la nariz.

—Bueno, con eso me conformo por ahora bebé, vamos por tu globo—

Kate y yo caminamos hacia el puesto, decidí quedarme un poco atrás para tomarles unas fotos ya que se veían adorables con su ropa combinada.

Tomé la cámara que colgaba en mi cuello y saqué varias antes de que Kate notara que no estaba a su lado, justo cuando volteo para buscarme, Adrien la miro a ella y capturé el momento en una de las fotos más hermosas que había tomado.

La admiré un momento y luego corrí para mostrársela a Kate quien ya estaba en el puesto. —Solo quiero un globo, se lo voy a pagar no es mucho pedir— escuché que reclamaba molesta.

—Pero no están a la venta, son para adornar mi puesto—

—Mire señor, mi hijo solo quiere un globo, le pagaré, no me obligue a robárselo— amenazó Kate con una mirada furiosa en su rostro.

Me causó gracia pero decidí terminar con su pequeña discusión —Buenas tardes señor, me puede dar 3 de esto— mencioné señalando unas gomitas.

—Claro— el señor me dio mi pedido y le pagué.

—Su puesto es muy lindo señor, ammm disculpe cree que podría por favor venderme uno de estos globos también—

—Lo siento señorita no están a la venta—

—Hijo de...— comenzó Kate pero la interrumpí antes de que causara más estragos.

—Pero piense que solo son un gasto para usted, así que no pasará nada si me vende uno para este pequeño, puede que al final del día tenga 5 globos desinflados que serán basura o 4 globos desinflados pero una cantidad para reponer al menos 3— sonreí tratando de verme encantadora.

El señor frunció el ceño tratando de procesar si lo que le decía era congruente. Después relajó su rostro y me dio una sonrisa.

—Serían 15, por favor—

—15 POR UN GLOBO, TIENE QUE ESTAR BROMEANDO—

Yo saqué el dinero rápidamente antes de que Kate se le aventara encima al hombre y tome un globo.

—No Mad, yo no negocio con extorsionistas, devuélvelo devuélvelo— exageró Kate moviendo las manos tratando de alcanzar el globo.

Yo tomé su mano libre y la alejé hasta donde vendían unos helados.

—Toma príncipe— le entregue el globo a Adrien, el pequeño me devolvió una sonrisa y como si intentara calmar a su mamá le dio unas palmaditas torpes en la pierna.

—Tranquila Kate, no es para tanto. A veces la gente solo necesita que le revuelvan el cerebro para ceder—

—Lo siento Madeleine, mi temperamento es un poco... volátil— me sonrió con inocencia y entonces, detrás de ella vi a alguien.

Erik me hizo señas para que alejara a Adrien de su madre así que me agache para decirle al niño que se acercara a mi, lo tomé en mis brazos y lo cargué levantándome para ver lo que seguía.

El rubio le cubrió los ojos a Kate con las manos, a mi parecer era un gesto tierno, pero lo que pasó después no fue nada tierno.

Kate lanzó su codo hacia atrás haciéndolo soltar un grito de dolor —Joder, bebé soy yo, no tienes que ponerte ruda— exclamó el rubio.

—Sabía que eras tú— mencionó ella rodando los ojos —Pero sigo molesta contigo—

—Te compré un obsequiooo, de tu musculoso hombre con todo el amor para ti— mis ojos se abrieron cuando asimilé lo que había escuchado.

Kate me miró rápidamente con una sonrisa tensa —Discúlpalo Madeleine, él suele ser un promiscuo y cree que somos pareja o algo así—

Yo solo la miré y asentí lentamente. No era nadie para meterme en sus asuntos y si querían mantenerlo en secreto no me correspondía hurgar.

Erik carraspeó —Hola ardiente pelirroja— yo le devolví el saludo con la mano, pero alcance a ver la mirada furiosa que Kate le lanzaba.

Me reí internamente mientras bajaba al pequeño Adrien que se comenzó a retorcer en mis brazos.

—Dodadoooo— corrió hacia el rubio que lo recibió con un gran abrazo.

La mirada de Kate entonces se volvió puro amor, noté cómo un brillo apareció ahí y con eso resolví mis sospechas.

—¿Qué haces aquí?— preguntó Kate a Erik.

—Ah ya sabes, el paranoico de tu hermano me pidió que viniera a vigilarlas, pero me abuuuurro yo solo y por eso me acerqué— solté una risa al mismo tiempo que Kate.

De la nada un chico como de 15 años llegó junto a nosotros.

—¿Tú eres Madeleine?— preguntó mirándome.

—Ehh si—

—Esto es para ti— me entregó una caja y salió corriendo.

Era una caja pequeña de madera, sin envoltura, solo con una tapa un poco desgastada.

Miré a mis dos guardaespaldas, ellos ya me estaban mirando. Abrí lentamente la caja, un grito de horror salió de mi garganta y la caja fue a parar al suelo, solo me quedé con la tapa en mi mano y al girarla vi que tenía escrito algo.

Mi respiración se aceleró, y el mundo a mi alrededor comenzó a dar vueltas y vueltas, sentí el sudor frío recorrer mi frente, miré frenéticamente en todas direcciones pero todo se volvía más y más confuso.

El miedo me abrazó como en el pasado y esta vez, dejé que me consumiera volviéndolo todo obscuridad.

Otra oportunidad para el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora