Capítulo 3- "¿Plátano?"

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19 de Marzo 2020

Madeleine

Desperté y comencé con mi rutina para ir al trabajo.

La galería de arte cada vez iba mejor y aumentaban las visitas día con día, incluso podría decir que con el evento del mes llegaría a más personas, tenía pensado exponer además de los cuadros característicos de cada evento, algunas de las fotos que había estado tomando.

Cuando estuve lista me miré en el espejo, me di cuenta de lo mucho que había cambiado en dos años.

Desde el accidente decidí renovarme por completo, hacía ejercicio, me vestía con atuendos glamorosos pero formales y dejé atrás a la chica tímida que solo usaba jeans y sudaderas.

Mi cicatriz no me molestaba, pero trataba de mostrarla lo menos posible por qué no me gustaba dar explicaciones ni las miradas de lástima que venían después de eso.

Me arreglaba un poco más, dejaba mi cabello suelto cosa que antes jamás hubiera pensado hacer.

Feliz con lo que veía en el espejo, decidí ir a la cocina por el desayuno.

—Buenos días— dije en cuanto llegué.

—Buenos días preciosa— dijo bostezando Noah mientras se servía una taza de café.

—Hola Mad— dijo Lisa al tiempo que bajaba el periódico que estaba leyendo —Noah ¿Podrías hacernos el favor de ponerte más ropa?, eres vergonzoso— mencionó con cara de asco.

—Pero de qué hablas Lisa, me veo muy sexy ¿Tú que piensas Mad?— preguntó Noah dando una media vuelta.

Estaba usando únicamente un bóxer rojo con estampado de dinosaurios y calcetas largas de diferentes colores.

—Claro que te ves muy sexy, es más, creo que te tomare una foto y se la venderé a la señora Figgins— comente riéndome.

La señora Figgins era una ancianita de 70 años que estuvo acosando a Noah desde que nos mudamos juntos al departamento, Lisa y yo notamos en varias ocasiones que le veía el trasero y se persignaba después.

Noah puso gesto de desagrado mientras que Lisa solo rodo los ojos y volvió a enfocarse en su lectura.

—¿Y qué planes tienen para hoy?— les pregunte mientras preparaba unas tostadas con mermelada.

—Pues no mucho, debo ir al trabajo y pensaba hacer las compras, descubrí que alguien se acabó el detergente— dijo Lisa mirando acusatoriamente a Noah quien solo se encogió de hombros, camino hasta el sofá, se dejó caer y encendió la televisión.

—Creo que yo no tengo cosas que hacer, tengo el día libre así que solo llamare a alguna chica y tal vez tenga algo de acción en este sofá— dijo Noah palmeando los cojines, Lisa y yo pusimos cara de asco al mismo tiempo.

—Noah eres un cerdo, ten un poco de decencia y lleva a las chicas a tu cuarto— mencionó Lisa levantándose del desayunador y acercándose a él.

—¿En serio quieres hablar de decencia? no olvidemos el día que llegué al departamento, fui al baño y al abrirlo te vi hincada y no estabas precisamente rezándole a esa chica— atacó Noah al tiempo que ponía una sonrisa burlona en el rostro.

Lisa se ruborizó completamente y yo luché por no reírme, era verdad que encontrábamos a Lisa en situaciones comprometedoras siempre, ambos comenzaron a pelear como cada día y mientras terminé mis tostadas.

—Chicos— los trate de interrumpir, pero ninguno me hizo caso —Oigan— alce la voz, pero seguían sin escucharme así que hice lo más sensato que podría haber hecho, lance lo primero que pude tomar del desayunador.

—Acabas de lanzarme un... ¿plátano?— dijo Noah sobándose la cabeza, vaya que tenía puntería cuando quería.

—Es que no me hacían caso— moví mi mano restándole importancia —Les preguntaba sus planes porque quiero que vayamos a la feria, hoy es el día que Madeleine vencerá su miedo a los juegos mecánicos— dije con una sonrisa de oreja a oreja, inflando mi pecho y poniendo posición de superhéroe.

—Yo voy, pero solo si prometes que traerás a Josh, así vencerás también tu miedo al amor— dijo Lisa arrebatándole el plátano a Noah de la mano y comiéndolo.

—Lisa ya te dije que lo último en mi lista es enamorarme, no tengo tiempo para eso, estoy muy ocupada entre la galería, los eventos y la fotografía— le dije frustrada.

Josh era mi compañero del trabajo, un chico rubio y de ojos azules que se encargaba del área de ventas.

»Además sabes que Josh solo quiere tener sexo conmigo cosa que veo un poco mal porque trabajamos juntos— me cruce de brazos.

Noah rodo los ojos y siguió cambiando canales, deteniéndose en un canal de cocina.

—Hey— Lisa alzo la voz —¿Quién dijo que querer tener sexo es malo? yo amo el sexo, el sexo es increíble y la verdad es que no te haría mal tener acción, últimamente estas muy estresada— vi en su rostro un semblante muy serio, como si el sexo fuera un tema sagrado.

—Si quieres yo te puedo ayudar a desestresarte Mad— dijo ahora Noah subiendo y bajando las cejas, Lisa le lanzo un pedazo de plátano haciéndome reír.

—Gracias por preocuparse por mí, pero estoy bien así con mi trabajo y mis dos mejores amigos que amo tanto— les dije al tiempo que me acercaba para agarrarlos a los dos y abrazarlos.

La verdad es que no me interesaba tener citas, no había sentido nada por nadie en todo ese tiempo, a pesar de haber tenido varios chicos interesados en mí; en ocasiones recordaba con cariño a Jeremy, pero él ya era cosa del pasado.

—Si si, ya suficiente amor que me asfixias— dijo Lisa separándose —Me voy tengo cosas importantes que hacer—

En seguida puse cara de dolor y me toque el pecho indignada —¿Más importante que darle abrazos de oso a tus dos personas favoritas en el mundo?—

—Mad yo no dije qu...— se calló abruptamente mirando algo detrás de mí —AAAAAAAAAAAA— gritó asustada haciéndome voltear.

Había una cucaracha enorme en la pared, bueno tal vez no era tan grande, pero en ese momento lo pareció.

Grité asustada también saltando encima del sofá pisando a Noah en el proceso, me aleje lo más que pude —¡Emergencia C, emergencia C!— señale con mi dedo a la gigantesca criatura.

—Noah matalaa matalaaaaa— le exigió Lisa.

El negó con la cabeza riendo, tomo uno de mis zapatos que estaba tirado ahí en la sala y la aplasto.

Lisa soltó un suspiro de alivio —Gracias nene— le dijo palmeando su hombro.

—Nuestro héroe— dramaticé aplaudiendo y él nos guiño un ojo.

Pronto nos despedimos y me fui a mi trabajo, debía estar temprano para tomar el metro y que no estuviera tan lleno.

La única cosa que aún no me atrevía a hacer después del accidente era volver a conducir.

Otra oportunidad para el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora