Capítulo 53- "Soñando"

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19 de Octubre 2020

Zadkiel

—No se ve bien—

—Pues claro que no se ve bien, no ha comido en días ni dormido adecuadamente—

—Y también huele horrible—

Las voces de mi familia me martillaban el cerebro, gruñí dándome la vuelta sobre el sofá de la casa de mis padres, intentaba retomar la pequeña siesta sin pesadillas.

—Probablemente tampoco se ha duchado—

—Iug—

—No se que hacer para ayudarle, mi bebé—

—Ma, ya no es un niño tiene que hacerse responsable por sus problemas—

Irritado me levanté del sofá, habían arruinado mi momento de sueño.

—AAAA zombi— el pequeño grito de mi sobrino hizo eco en mis oídos.

—¿Pueden dejar de hablar tan alto?— pedí sobando mis sienes, mi cabeza dolía y martillaba.

—Zadkiel no puedes seguir así, estás destruyendote... de nuevo— mi madre me reprendió con sus manos en las caderas.

—Además apestas— Kate arrugo la cara y el niño detrás de ella se tapo la nariz siguiéndole la corriente.

Suspiré cansado —Vine aquí por un poco de tranquilidad, solo quiero descansar—

—Zad, todos tomamos decisiones equivocadas, de eso se trata la vida— miré a mi padre suplicando silenciosamente que se callara pero solo me dio una mirada mordaz —Madeleine se equivocó al ocultarte cosas, tú te equivocaste con toda esta pantomima que estás armando. Ella se disculpó contigo de muchas maneras y...—

—No me importa, mintió y no se puede confiar en alguien que miente. Lo volverá a hacer y no quiero pasar por eso—

—No me digas— el tono brusco de mi hermana me hizo mirarla mal —No quieres pasar por eso de nuevo pero estas aquí revolcándote en tu mierda en lugar de arreglar tu vida en los demás aspectos, joder parece que te encanta vivir en una tragedia—

Fruncí mi ceño —Yo no...—

—Ya basta Zadkiel— mi madre habló con voz autoritaria —Ahora mismo te darás una ducha, comerás y dormirás por varias horas en tu antigua habitación. Y no hay réplicas, más tarde hablaremos como familia de todo, cuando seas alguien racional y no esta persona que dice ser mi hijo—

Me levanté lentamente, de mala gana hice caso a las exigencias de mi madre.

Subí a mi habitación, con los pensamientos arremolinándose en mi cabeza, tomé una ducha después de... varios días, cuando salí una bandeja estaba sobre mi viejo escritorio.

Mi mamá había dejado un plato comida, una aspirina y un vaso de jugo.

Comí todo lentamente, sintiéndome cada vez más esclarecido.

Me recosté en mi cama después de un rato, mirando mi techo azul, cuando era joven solía encontrar miles de figuras e imaginar historias fabulosas.

Poco a poco el sueño me venció, esperaba poder descansar lejos de las pesadillas y remolinos de pensamientos.

Miré hacia enfrente, el sol iluminándolo todo, el mar golpeando lentamente.

La brisa fresca y marina inundando mis sentidos, mis pies enterrados en la arena sentían la frescura cada vez que una ola se acercaba lo suficiente.

El sol decencia poco a poco, la luz volviéndose muy lentamente a un color naranja.

El sonido, la vista, el olor... todo me traía paz, todo me hacía sentir ligero. Feliz.

Otra oportunidad para el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora