Capítulo 51- "La versión de Mad"

2 0 0
                                    

14 de Septiembre 2020

Madeleine

Una semana había pasado, me convencí a mi misma de que podía comenzar con mi plan.

Y peor. Me había convencido a mi misma de que mi plan era bueno.

Me sentía agotada y triste, pero si quería arreglarlo debía comenzar disculpándome de nuevo, explicándole lo que haría.

Le escribí una carta, pidiéndole perdón, diciéndole que lo quería y que no me daría por vencida.

Lo envié a su oficina con un regalo y una nota que decía que si decidía darme otra oportunidad me mandara un mensaje.

Pero el día acabó y no recibí respuesta.

Me desanimé un poco pero seguiría intentando.

Me desanimé un poco pero seguiría intentando

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

16 de Septiembre 2020

Bien, mi plan de la carta no había funcionado. Cambiaria mis métodos entonces.

Estaba en su oficina, esperando en la recepción, solo quería verlo y decirle en persona que haría todo por el.

El chico de la recepción me dijo que lo llamaría, que esperara sentada y eso hice.

Pasaron los minutos, las horas y Zadkiel no aparecía.

—Disculpa, ¿sabes si vendrá?—

El chico me dio una mirada triste —Lo siento señorita, no contesta mis llamadas—

—Está bien, esperaré otro rato— sonreí tratando de animarme a mi misma.

Me volví a sentar, esperando y repasando en mi mente el discurso de amor que le diría cuando lo viera.

El tiempo pasó y pasó, un carraspeo frente a mí me hizo levantar la mirada.

—Hola ardiente pelirroja— saludó Erik.

Intenté sonreírle sin mucho éxito, había creído que Zadkiel por fin estaba frente a mi.

—Hola Erik, oye tú... ¿Sabes si Zad...?—

—De hecho— se aclaró la garganta —Vengo a decirte que él no vendrá, no... no quiere verte pelirroja, lo siento. Te ves muy miserable aquí sentada, mejor vete a casa— dijo con una mueca.

—¿El sabe que estoy aquí?—

—Pues...—

—Dime Erik, por favor—

—El me envió a decírtelo, él de verdad de verdad no quiere verte— puso una cara triste.

—Oh— fue lo único que salió de mi garganta, el dolor haciéndose más grande —Gracias, perdona ya... ya me voy entonces—

Tomé mis cosas y me alejé, salí de ahí rápidamente.

Supuse que me lo merecía, lo había lastimado mucho y tal vez no se había tomado el tiempo suficiente para perdonarme.

Otra oportunidad para el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora