DE MORTUIS NIL NISI BENE

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AGNES

El brillo que emiten los ojos de Vade al escuchar mi respuesta es enceguecedor. Hay muchas cosas enigmáticas en ellos, pero en medio de todas logro percibir algo de triunfo.

Definitivamente no sé en que carajos me estoy metiendo, sin embargo, ya no puedo dar marcha a atrás. La sola idea de vivir lejos de Jules me pone eufórica y ansiosa. Por muy pecaminosas y condenables que puedan resultar mis acciones, no merezco que me pegue como lo hace cada que le place.

Es un demonio de Padre, es un monstruo y yo ya no estoy dispuesta a esperar a que llegue el día de mi muerte a su lado —porque como ha dicho Vade—, esto no es vivir, es resignarse a morir.

El rubio me ha contado el plan, no deja de ser un tanto descabellado —incluso para mí—, aún así esta es mi mejor oportunidad para liberarme de sus maltratos, hacer lo que mi madre no pudo en vida. La voy a tomar porque no sé cuando se me vuelva a presentar una oportunidad de esta magnitud. Lo haré por ella, por mí y por las ganas que tengo de vivir. No importa si el dinero escasea, eso es algo minúsculo comparado con el valor que representa mi libertad, ya veremos como nos las arreglamos entre los dos.

Después de vestirnos, subimos de nuevo a su auto y abandonamos aquel motel. Vade conduce con algo de prisa, mas no abandona la sonrisa en su rostro, en cambio yo, aunque creo estar bastante decidida, siento que en el interior se remueven todos mis órganos vitales y mi cabeza me ofrece avisos luminosos con todas las señales que indican lo mal que esto puede resultar.

Trago grueso cuando nos aparcamos en el mismo lugar donde Vade tenía su auto al buscarme esta mañana. Miro mi teléfono y compruebo la hora, solo faltan pocos minutos para que suene el timbre de salida. Aprovechamos para intercambiar números telefónicos y así estar en contacto para llevar a cabo lo planeado.

—Te acompañaré hasta cruzar el enramado, luego te mezclas entre la gente y sales como si nada. Tu chofer ha de estar esperando por ti a la salida, si no me equivoco.

—Está bien.

—¿Ocurre algo? —inquiere Vade cuando me nota un tanto nerviosa. Niego con la cabeza y escondo la mirada, posando la vista hacia la solitaria calle.

—Hey... —Desabrocha su cinturón para acercarse a mi y tomarme del mentón—: Sabes que puedes decirme lo que sea, solo confía en mí, no tengas miedo.

Lo miro y busco en sus ojos algo que me haga dudar definitivamente, algo que frene mis impulsos ciegos de seguirle, motivada por unas ganas que arden en lo más recóndito de mi ser. El pecho se me oprime y muchas imágenes de Jules frustrando nuestro intento de escape se presentan ante mí.

Escucho levemente el timbre y abro la puerta de un tirón huyendo de él. No quiero temer, pero sería la mentirosa más grande de esta y otras galaxias, si dijese que no siento algo de temor, porque esa es la realidad, le tengo demasiado miedo a mi padre y a las consecuencias de que esto se lleve a cabo.

—Agnes... —Vade me retiene por la muñeca y me hace girar hacia él. Había salido del auto rápidamente para ir tras de mí y acompañarme hasta el enramado—. ¿Qué es lo que sucede? ¿Miedo? ¿Es eso?

—Sí —confieso—, en estos momentos algo me dice que este plan no va a salir para nada bien. —Una fuerza superior a mí me empuja, es un tira y afloje entre mi parte racional en compañía del miedo y mi lado que muere por cometer arrebatos de todo tipo.

Niega con la cabeza y suelta un suspiro que entrevé su poca paciencia.

—Pues claro que no va a salir para nada bien si sigues dudándolo. El éxito de este plan no depende solamente de mí, Agnes, también depende de ti —asevera—: así que, por favor, si aún tienes dudas, lo mejor es que yo me vaya solo y tú sigas recibiendo maltratos.

Vade retro [+21] En EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora