AGNES
El camino se me hace un poco tedioso y aburrido en tanto el auto se acerca al campus. Observo de reojo a mi padre, quien me hace compañía en los asientos traseros. Uno de los hombres de seguridad hace de chofer y no tengo más remedio que mirar por mi lado de la ventanilla, memorizando calles, plazas y otros sitios cercanos a esta ciudad.
Hace un tiempo que finalicé mi preparación educativa con una institutriz en la casa donde mi padre me tenía encerrada, después de varios meses de esfuerzos, mentiras y algo de diversión a puertas cerradas con mi querida y sexy carcelera. Para mi asombro —tal como prometió—, mi padre me ayudó a encontrar una universidad decente para estudiar comercio internacional y por eso estamos aquí ahora, mudándonos al norte del país.
Y digo mudándonos porque tanto ceder no podía ser cierto. Ha conseguido mudar todas sus operaciones a este lado del país y alquiló una propiedad campestre para tenerme cerca y vigilada como supongo. Aunque debo darle algo de crédito por permitirme vivir cerca del campus, en una propiedad compartida con otros estudiantes que él personalmente ha investigado. Sin embargo, no creo tanta fantasía de su parte, algo debe estar tramando y odio no haber dado con ello durante todos estos meses de intento fallido por conseguir información.
La enfermera tuvo su gracia mientras duró, pero me deshice de ella de una manera infalible justo antes de acabar los estudios y continuar con mis planes. La persuadí para liarse con uno de los hombres de mi padre e hice que él lo descubriese. Decir que sentí un poco de pena por ella, sería mentir descaradamente. Lástima que todo terminase así entre las dos. Y aunque ella nunca supo que yo la delaté, no era ninguna boba, debió conectar las fichas y dar con el culpable.
La experiencia es todo lo que importa y no me disgustó en lo absoluto haber intercambiado tanta intimidad con ella. No pude tener mejor compañera de fechorías dentro de esa casa, llegando incluso a olvidarme del imbécil de Vade. Pero, sí. He de confesar que a veces pienso en él y me pregunto donde mierda estará metido.
Regresando al asunto de la enfermera, tuve claro desde el principio que aquello no se me podía salir de las manos —o de las piernas pensándolo bien—. Era una herramienta para un fin, nada noble, pero un fin después de todo. Uno de los tantos que desfilan por mi cabeza desde que me tracé un plan seguro para estar un paso por delante de Jules.
༺ ⚜ ༻
Luego de acercarnos al campus universitario para dar una vuelta y familiarizarnos con todo como si fuésemos la familia más normal y dedicada del mundo, regresamos a la casa alquilada por mi padre. Acomodo algunas cosas en la que será mi habitación y dejo el resto sin desempacar para llevarlas a mi habitación en el edificio cerca del campus.
Almuerzo en silencio con mi padre y él se marcha para hacerse cargo de unos negocios que pretende iniciar. Nada que sea de mi incumbencia, según él.
Termino de organizar unas cosas y tomo una ducha. Mi cabello ha crecido bastante y no me gusta mucho, por lo que pienso en hacerme un corte lo más pronto posible.
Observo el rastro de cicatrices que aún marcan mi piel y me juro a mí misma no dejarme vencer hasta ser libre. Mi cara casi ha sanado por completo tras el golpe, pero aún quedan algunas sombras que no duelen y puedo ocultar con algo de maquillaje. Pensar en ello me produce náuseas y un desespero horrible por querer huir de una maldita vez.
Hace meses que no me ha maltratado físicamente y aunque el maltratado verbal ha disminuido considerablemente, todavía tiene esas actitudes tóxicas, tiranas y posesivas de siempre.
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Vade retro [+21] En Español
Teen FictionAgnes es una chica muy particular, Demonio de día y princesa cuando cruza las puertas de su casa. Su pequeño mundo dará un giro triple con salto mortal incluido cuando conozca a Vade y a Vade. Esperen ¿Hay dos Vade? "Me encantaría decirles que así...