Until Dawn; hasta el amanecer❅

4.2 Obsesión

Seokjin;;

Yoongi caminaba a mi lado, dejándome tener uno de sus brazos aprisionado entre los míos. El miedo que sentimos en el momento, al ver aquél cartel y cosa desagradable, fue calmándose de a poco mientras nos acercábamos al refugio.
Cuando ya estábamos dispuestos a entrar, escuchamos el ruido del motor de una motocicleta a lo lejos.

—¿Jungkook tenía moto de nieve?—pregunté. Yoongi levantó ambos hombros, dudando antes de responder.

—No me acuerdo, pero algo me dice que sí— respondió, restándole importancia.

—¿Y qué hace a esta hora usando eso? ¿Habrá ido a buscar a la parejita esa? ¿Vamos a ver?— cuestioné una pregunta tras otra, sin dejarle hablar a él y cada vez más entusiasmado. Quería saber qué era lo que pasaba y si la parejita había tenido problemas, de ser el caso, podría quedarme tranquilo.

—Jin pará, no vamos a ir, y no seas tan obvio, por favor.

—¿Tan obvio?— hablé ofendido, y aunque sabía bien a qué se refería me hice el desentendido— No sé qué querés decir con eso, cariño.

—Ya no quiero discutir más sobre eso, lo hablamos otro día...

—No tengo nada de qué hablar— le sentí suspirar, pero preferí seguir atento a lo que se escuchaba cerca, por lo que tomé su brazo nuevamente— pero vayamos a dar una vuelta por ahí, no quiero ir a la habitación aún, es temprano...— Yoongi me miró de reojo, porque no era temprano.

Si nos preguntan por qué empezamos nuestra relación... en realidad, no lo sé con seguridad. Sólo sé que cuando Tae terminó conmigo, él fue quien estuvo para consolarme y las cosas así se dieron.
Sé que Yoongi es muy permisivo conmigo como para negarse, no sé si eso es muy tonto de su parte, por aceptar todo lo que yo digo sin oponerse, o muy inteligente porque se trata de mí. De cualquier forma, yo gano, así que me da un poco igual.

—Como quieras— aceptó, y sonreí victorioso. El problema fue cuando estuvimos como veinte minutos dando vueltas, congelándonos, sin llegar a nada en concreto y sin encontrarnos la supuesta moto de Jungkook o a quién sea que la usaba por allí cerca.

—Jin...—volvió a llamarme él— tal vez escuchaste mal—Sí, tal vez, pero eso no era algo que yo fuera a admitir en voz alta— estoy cansado y seguro vos también lo estás, además de que hay un frío que te congela hasta el alma, mejor volvamos, ¿sí?

—Pero yo quiero...—escuché un grito que no entendí, pero fue mi oportunidad para, como quería, no dar el brazo a torcer y que nuestra presencia allí sirviera para algo finalmente— ¿Escuchaste eso? ¡Te dije que teníamos que quedarnos!

Yoongi, sin embargo, no respondió o se disculpó, como esperaba que hiciera.

—¿Ese era Taehyung?