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Joder, si bien me había emocionado al conocer a Ian cara a cara, ver la hermosa figura de Noah se sintió como un choque eléctrico. Es que era tan malditamente precioso aun a pesar de ser recesivo que sentí que quizás no atacase a Ian, pero sí a Noah.

Me reí de mi pensamiento y volví mi mirada hacia el alfa.
Era una oportunidad única para ver en vivo la reacción del castaño al encontrar a su omega.

No me decepcionó.

Aquella expresión entre sorpresiva, anhelante y que lucía acorde a su enamoramiento a primera vista me deslumbró.
Me sentí como una fanática abrazando a su ídolo preferido por primera vez en su vida en una reunión de fans, aunque ni estaba tocando a nadie.

Un ligero toque en mi espalda me hizo desviar la atención por un segundo.

—Oye, ¿te encuentras bien? —me preguntó el chico que se sentaba detrás de mí, un alfa que nunca en la vida de Selín le había hablado, pero al parecer era de los que había saludado antes y había agarrado confianza y coraje para hablarme en este momento.

—¿Hmm? —ladeé la cabeza—. ¿Por qué preguntas? Me siento muy bien —respondí sin entender la naturaleza de la pregunta.

—Es que... Ian... —decía sin poder soltar la frase completa, pero enseguida entendí lo que quería decir.

Al parecer, Selín no podía hacer más obvios sus sentimientos por Ian porque era imposible, quizás el alfa fuese la única persona que no se había dado cuenta.

En cualquier caso, solo tocaba una manera de responder.

—Oh, no te preocupes por ese tipo de cosas —solté y el chico me miró sorprendido—. Aunque sea difícil de creer ya no lo considero como algo más que un amigo —dije—. Y hablando de amigos, ¿te vale ser mi amigo también? —pregunté al azar.

El chico me miró atónito.
Al frente del aula un precioso omega se presentaba mientras el profesor le indicaba dónde sentarse y al final del aula yo estaba invitando a alguien a ser mi amigo, como un niño pequeño.

Resultaba hasta hilarante.

—Mientras no me trates como un perro de recados... —dijo finalmente.

Aquello me pareció algo exagerado, pero mirando en los recuerdos de Selín... era algo que había hecho par de veces.

Solo supe reír con torpeza.

—De acuerdo, eso no pasará.

—Entonces está bien.

Y me volteé tras una sonrisa para atender a la clase que apenas empezaba.

Durante la clase de historia, que, de hecho, me pareció aburrida en exceso siendo que ya la había dado cuando era joven y la sucesión de hechos históricos y personajes importantes eran prácticamente igual que los de mi mundo, en lugar de concentrarme en la clase, me puse a pensar en cuán agradecida estaba con la entidad celestial que me había mandado a este mundo, aunque al principio la había odiado con todo mi ser y alma, y es que me había mandado justo al comienzo de la novela, al día en que Noah había llegado como nuevo estudiante a la escuela de Ian, al día en que empezó aquella beligerante y caótica pero bella historia entre los protagonistas.

Aunque la verdad me sentí decepcionada de estar en el cuerpo de un beta. ¿No pensaban darme la oportunidad de experimentar lo que es ser un alfa o un omega ni siquiera estando en un mundo omegaverse?

Qué triste.

Aunque quizás no tanto.

El resto de la mañana transcurrió lenta.
Par de veces miré de reojo a Ian, quien a su vez miraba casi embelesado al omega y esa timidez rara de ver en un alfa me pareció demasiado tierna.

Pero por su parte Noah era incapaz de pensar mucho en nadie más.

Según la novela, la razón por la cual Noah se había transferido a esta escuela fue por el divorcio de sus padres. Así que ahora estaba pasando por un momento tenso y algo triste.
En la novela, si tan solo Ian hubiese tenido el valor de invitar a Noah a comer o algo así luego de la escuela, el inicio de la novela no hubiese sido tan turbio, aunque los eventos como tal no hubiesen cambiado demasiado.

Continuarían siendo crueles.

Mucho sucedió en el lapso de dos capítulos, y yo, como fanática de esta tensa obra, debía corregir cuantos errores fuesen necesarios para obtener el final feliz deseado por medio fandom.

Luego del primer receso, no tardé en decidir confabular con mi nuevo amigo alfa y con el resto de sus amigos para hacer que las cosas fueran como yo quería. Fue fácil iniciar un enorme incendio de interés al esparcir por toda el aula que a Ian parecía gustarle el nuevo. Después de todo, Ian era realmente popular por su buena personalidad.

Los chicos ni siquiera esperaron que el timbre terminara de sonar al final del día para levantarse de sus asientos e invitar al retraído omega a salir juntos, y por supuesto, al tímido alfa también.

—Selín, vamos —me llamó mi nuevo amigo que, si recordaba bien, se llamaba Alex.

Yo fingí mirar mi teléfono en ese mismo instante, como si hubiese recibido un mensaje y dije fingiendo estar apenado:

—Ah, Alex, acabo de tener una emergencia, ¿puedes ocuparte de todo tú?

—Oh, ok. No hay problema. Déjamelo todo a mí —dijo orgulloso y seguro de que haría bien las cosas.

Más le valía.

—Muy bien, te encargo el futuro amoroso de mi mejor amigo —dije dramático—. Recuerden no presionar a Noah, ¿ok? Y recuerda escribirme cuando la salida haya terminado —le recordé—. Entonces, me voy —y tomé mis cosas para salir calmado y lentamente del aula, aunque en cuanto alcancé el pasillo, eché a correr como si me persiguiese un demonio.

Debía llegar lo más rápido posible a la casa de Noah.

Según la novela, el primer día de clases de Noah, después de no haber hablado con nadie en todo el día, llega temprano a casa y la escena que presencia entonces rompe muchas cosas dentro de él.
Ver a su madre siendo golpeada por su padre hasta el punto de casi acabar con su vida no fue precisamente algo bonito.

Ese hombre, quién debía haberse marchado de su vida después del divorcio, había llegado a su nueva casa pasado de tragos y había causado un escándalo, un desastre.

Ver a sus padres en aquella situación hizo que Noah se convenciera e que el amor no existía. Empezó a desconfiar de los alfas como su padre y a temerles, a odiarles.
Por sobre eso, el padre también lo había golpeado a él como si no hubiese mañana. Por ello Noah faltó casi una semana y media a la escuela justo después de su primer día.

Debía detener aquel encuentro aun si debía correr como el infierno.

Durante el almuerzo me había colado en la sala de profesores con unas cuantas excusas y averiguado la dirección de Noah. Había sido todo un reto en el momento, pero no tanto como tener que llegar al lugar antes de que sucediese un desastre irreparable.

Necesitaba llegar a tiempo y golpearle la cabeza a un alfa borracho y viejo sin autocontrol. Aún a costa de mi vida...

Bueno, tampoco así, no era necesario morir una segunda vez.

Parejas DestinadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora