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- Cassie... - me llamó – Yo también lo siento. No te tuve que a ver dicho eso antes. Pero es que... estaba celosa, pasabas mucho tiempo con Gilbert y yo quería eso. Y cuando dijiste lo de Anne, fue muy duro y estalle. Todas esas cosas que te dije no iban enserio.

- Yo tampoco lo decía en serio. Me encanta que seas sensible – la sonreí.

- Y a mí me encanta que seas orgullosa – me sonrió de vuelta.

- ¿Amigas?

- Las mejores.

Nos abrazamos y me invito a entrar en su casa, obviamente asentí y estuvimos un rato juntas, jugando y charlando.

- Me tengo que ir, tengo que hablar con Anne – le dije apenada a la chica.

- No pasa nada. Nos vemos mañana.

- Como siempre.

Me acompaño a la puerta y nos despedimos con un abrazo.

- Ya estoy aquí – anuncie entrando por la puerta de mi casa.

- ¿Qué tal con Ruby? – me preguntaron inmediatamente mi madre y Theo.

- Genial, también se disculpó y volvemos a ser amigas – sonreí.

- Me alegro de que te valla bien.

- ¿Y vosotros?

- Fatal. Han despedido a Jerry – informo Theo.

- ¿Qué? ¿Por qué?

- Ya sabes que los Cuthbert ahora no tienen ni para comprarse el pan – mire mal al chico – El caso es que no pueden seguir pagando a Jerry. Mañana se va a Charlottetown con Anne, subastará un caballo y de ahí se llevará su ultimo salario. Anne venderá algunos objetos valiosos, te lo digo por que mañana se van y sé que le darás algo para que lo venda.

Obviamente Theo estaba en lo correcto. No podía ver como mi amiga se deshacía de sus pertenencias y yo no aportaba nada.

- Vere que les puedo dar. Mañana se lo llevare todo – anuncie.

- Hay algunas joyas en la mesa del comedor, no te olvides de llevarlas – me dijo mi madre.

Asentí y subí las escaleras. Nunca fui mucho de ponerme joyas, y extrañamente tengo el cajón de una de mis mesitas repleto de cosas, collares, anillos, broches... Creo que venían con la casa.

Empecé a rebuscar. Cogí algunas joyas y las metí en una bolsita, también tomé un espejito y una cinta con flores bordadas por mí. Metí todo en la bolsa y volví a bajar a la cocina.

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Ya era por la mañana. Me había pasado la noche leyendo, apenas he dormido cuatro horas y estoy agotada. Necesitaba descansar de mis pensamientos y leer siempre ayuda. El no saber nada de Gilbert me preocupa y me preocupa aún más que me preocupe tanto.

Me vestí con una camisa de color marrón y unos pantalones beige. Me recogí el pelo en media coleta y bajé a desayunar.

- Hermosa – dijo Theo nada más entre en la cocina.

- Precioso – le correspondí yo.

- Buenos días hija – me saludo mi madre dándome un beso en la frente.

- Buenos días mamá.

- ¿Qué tal dormiste?

- Mejor dicho ¿Dormiste? – corrigió el chico a mi madre.

- Si – respondí mirándole mal.

- Pero poco.

- No podía dormir y me puse a leer.

- ¿Hasta qué hora estuviste? – pregunto mi madre preocupada.

Épocas adelantada [Anne with an e]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora