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- Yo viviría contigo para siempre – dijo Anne ensoñadora – pero sé que me dejaras el día que te cases con un caballero guapo y rico. Ya lo odio.

- Y yo también – reí.

- ¿Qué tal Gilbert? – dijo Diana dirigiéndose a la pelirroja

Yo me tense ligera e involuntariamente.

- No tiene gracia.

- Lo ves casi a diario después de la escuela ¿no? – indago Diana.

- No porque yo quiera, es porque tengo que hacerlo. Además Cassie va más días que yo – se defendió.

- Oye a mí no me metas – me quejé – No es mi culpa que le quieras quitar el esposo a Ruby – reí. Al ver la cara asesina de Anne hacía mi, borre inmediatamente la sonrisa de mi cara – Lo retiro, por favor no me mates – dije dramáticamente.

- Le he explicado a Ruby porque voy, ¿tengo que explicároslo a vosotras también?

>>Quiero poder superar a Gilbert tan pronto vuelva a la escuela.

- Sabes que lo de superar a una persona se puede tomar como superar al enamoramiento que tuviste en el pasado o incluso en el presente por esa persona – informe.

Anne me volvió a dedicar una mirada asesina mientras Diana reía por lo bajo.

- Ey se ha dado por aludida – dije ignorando la mirada de a pelirroja.

Volvimos a caer en un pequeño silencio en el que solo se escuchaba a Diana y a mi intentando esconder la risa.

– Anda deja de mirarme así, parece que intentas que me exploté la cabeza.

- ¿El padre de Gilbert ya está mejor? – pregunto la pelinegra intentando cambiar de tema.

- No, de echo ha empeorado. Con lo encantador que es ese hombre – informe, poniendo una mueca triste.

Anne se paró en seco.

- Creo que soy alguien terrible.

- ¿Qué? ¿Por qué? – la pelinegra y yo intercambiamos miradas dudosas.

- No lo había pensado antes.

- ¿Qué no habías pensado que? – siguió preguntando.

- Es muy probable que el padre de Gilbert no llegue nunca a mejorar y es más que posible que cuando Gilbert por fin vuelva a la escuela sea huérfano – explico.

Yo me quede sin palabras.

Se oyó la campana para entrar a clase y las chicas empezaron a andar. Yo, en cambio, me quede quieta.

- ¿Cassie? – pregunto Diana.

- Yo- yo debo irme – dije, comenzando a caminar.

- ¿Qué? El señor Phillips se enfadará si no vas a clase – me advirtió la pecosa.

- Se enfadará de todas formas, no tengo el material – dije ya un poco más alejada.

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A fin llegué a mi destino, la casa de Gilbert.

Vi al chico y a la Sra. Kincannon en el porche de la casa.

- ¡Gilbert! – grite.

Él me miro y, a pesar de que estaba algo lejos, pude intuir lo que acababa de pasar.

Corrí los pocos metros que me quedaban para llegar hasta el pelinegro. Al llegar le di un fuerte y cálido abrazo.

- El- no- el – dijo entre sollozos.

- Shhh, no digas nada.

Y así nos quedamos: yo abrazando a Gilbert, mientras este lloraba en mis brazos y la Sra. Kincannon observando la escena mientras también lloraba.

- Tranquilo, todo está bien... estoy aquí – intento tranquilizar al chico.

Épocas adelantada [Anne with an e]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora