Épocas adelantada [Anne with an e]

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- Lo siento Anne, pero hoy no puedo – otra mentira, pero en verdad no me apetecía mucho, tenía que pensar. Además no me gusta el té.

- No pasa nada ¿A dónde vas?

- Voy a la tienda a comprar algunas cosas.

- Te acompaño, me pilla de camino la casa de Diana.

- Genial.

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En la tienda me encontré con la Sra. Kincannon y empezó a mantener una buena conversación con ella. Resulta que cuidaba al padre de Gilbert, el cual estaba enfermo. Me pudo decir donde vivía la familia Blythe. Gracias a esa información tuve la genial idea de ir a visitar a Gilbert esta tarde.

Después de poder comprobar que Diana ya estaba con Anne fui rumbo a la casa de los Blythe. Al llegar llame a la puerta. Poco tiempo después Gilbert me abrió la puerta, al verme a mí su cara irradiaba pura sorpresa.

- Ca- Cassie ¿Qué haces aquí?

- Vine a comprar cebollas ¿Tú que crees? Vengo a visitarte a ti y a tu padre.

Silencio. No obtuve respuesta ninguna.

- Bueno ¿Puedo entrar? afuera hace mucho frío.

- Si, si pasa – seguía anonadado de verme - ¿Cómo sabes dónde vivo?

- Veras es que después de la escuela te sigo hasta tu casa para ver qué haces – al ver que de verdad se lo estaba creyendo lo desmentí – Me lo dijo la Sra. Kincannon.

- ¿Quién es Gilbert? – pregunto su padre desde, la que supongo que fuera su habitación.

- ¿Es tu padre? – señale la habitación de la que provino la voz.

El chico asintió. Sin más entre a la habitación seguida de Gilbert.

- Hola, soy Casiopea Creevey, pero puede llamarme Cassie.

- ¿Tú eres la famosa Cassie? Gilbert me ha hablado de ti y de esa Anne, pero más de ti – confeso – ¿Eres nueva en el pueblo? ¿Te gusta?

- Desde luego más que España.

- Me hubiera gustado a ver ido algún día a España ¿Es bonito?

- No – dije sin pensar. Al ver su expresión sentí la necesidad de explicarme – Es decir si, es un lugar muy hermoso, tiene bonitos paisajes. Lo que pasa que yo no pude disfrutar mi estancia allí.

- Oh.

Silencio, otra vez.

- ¿Estáis leyendo?

- Si, mi hijo me está leyendo mi libro favorito.

- Pues que continúe.

Gilbert se sentó en la silla libre y su padre me hizo una seña para que me sentara en la cama.

- A pie y alegre, salgo al camino abierto, con salud, libertad y el mundo por delante, y una larga senda parda ante mí, que conducirá a donde quiera.

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- Ya se hace tarde, debería irme.

- Hasta otro día Cassie – se despido el padre de Gilbert – Acompáñala a la puerta hijo.

- Si.

Tal y como le ordeno su padre el chico me acompaño.

- Ha sido una tarde muy agradable.

- Si. Siento haberme presentado sin avisar ni nada.

- No tiene importancia.

- Hasta mañana – me despedí.

- Hasta mañana