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- No, no es cierto – dije ya molesta.

- ¿Y a estas qué les pasa? – le oí decir a Jane.

- Ni idea – la respondió Josie.

- No admites tus errores – siguió atacándome.

- No admitiré mis errores pero al menos no lloro por todo – la grite harta de la situación.

Todos miraban expectantes, esperando una respuesta que nunca llego. Al ver que Ruby no tenía pensado responder me fui a mi casa.

Estaba harta. No la necesito, ni a ella ni a Gilbert, del que no tengo ninguna noticia.

- Mamiiiiiiiiii – grite nada más entrar en casa.

- ¿Qué pasa cielo? – me pregunto.

La abracé y empecé a contarle todo.

- Quiero que hoy mismo, vayas a pedirle disculpas – me ordeno – Tenéis una amistad muy bonita para perderla por una tontería.

- Pero empezó ella.

- Y tú seguiste.

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- Hola Hermes – dije acercándome al caballo.

- Hola Theo. ¿Qué tal estas? ¿Bien? Cuanto me alegro – dijo el moreno imitando mi voz.

- Yo no hablo así.

- Si hablas así.

No le recrimine más.

- ¿Qué tal estas tú? Desde que te peleaste con Ruby y Gilbert se fue estas más decaída.

- Bueno, uno se fue sin avisarme y no sé dónde demonios está y eso me preocupa mucho. Y la otra no me va a querer hablar nunca más.

- Me tienes a mí y a tus historias fantásticas.

- Es verdad, te tengo a ti – le abracé.

Ahora mismo siento que solo tengo a Theo.

- También tienes a Claudia y a tu ser pelirrojo y no olvidemos a Diana – siguió recitando.

De repente note como Hermes se intentó colar entre nosotros.

- Y no olvidemos a Hermes – dije yo riendo.

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- Ve – me empujo mi madre, acercándome a la casa de los Gillis.

- No me empujes.

- Pues muévete.

- No querrá hablar conmigo – me gire hacia ella.

- Por el amor de Dios – dijo mi madre con cansancio.

Se acerco a la puerta y pico. Seguidamente se escondió girando la esquina para que no la vieran y me dejo expuesta ante peligro. Que mala es a veces.

- Cassie – oí la voz seria y sorprendida de Ruby mientras yo le indicaba a mi madre, de una forma muy indiscreta, que viniera.

- Ruby – me giré hacia la rubia.

Mire a mi madre otra vez y luego a Ruby.

- Lo siento – solté en un suspiro – Por todo. No debí decir eso, y menos sin ningún buen argumento. Me siento fatal por cómo te hablé y por todo lo que te dije, pero es que estaba frustrada. No entendía porque me estabas echando en cara que estuviera con Gilbert, solo somos amigos aun que ahora no se absolutamente nada de él, no sé dónde ésta, que hace, si está bien y me estresa mucho. Pero no es justificación ninguna y entiendo si ya no quieres ser mi amiga.

Épocas adelantada [Anne with an e]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora