CAPÍTULO 56

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Ambos echaban chispas por los ojos... y juro por dios que podía ver con perfecta claridad como cada uno comenzaba a preparar sus armas para en cualquier momento lanzar el primer tiro. Ambos miraron a Wanda. Ella se tensó.
—Yo... —intentó hablar ella.
— ¿Qué hace él aquí? —le preguntó Pepper.
—No no no no, la pregunta es ¿Qué hace ella aquí? —le habló Tony.
—Mi hija me invitó a almorzar —le respondió Pepper con un notorio tono de orgullo.
—Pues te cuento que a mí también —le aseguró él.
—Ella me llamó primero a mí —le dijo. Tony soltó una leve carcajada.
—Que infantil eres, por dios. ¿Cuándo será el día en que dejes de comportarte como una niña?
—El día en que tú dejes de ser un idiota...
—Loca, siempre estuviste loca. No sé cómo diablos tuve cabeza para casarme contigo.
—Simplemente porque fui la única estúpida que te dio la hora en tu vida.
—No pienso almorzar con esta mujer —sentenció Tony.
—Y tampoco con este tipejo —dijo Pepper.
—Bien que todavía usas mi apellido...
—Solo lo hago para saber lo ridícula que me veo con él...
—Eso no es cierto, mentirosa.
—Si que es cierto, embustero, mal marido, mal padre, mal...
— ¡Ya basta! —Wanda elevó su voz, haciendo que todos en el restaurante se giraran a verla. Tony y Pepper la miraron bien — ¡Los dos se sientan y almuerzan conmigo y con Natasha como personas civilizadas!
Sin decir nada se sentaron en sus respectivas sillas. Nadie dijo nada...
El mozo llegó con el champaña, sirvió un poco para cada uno. Y se fue.
—Y ahora cada uno va a agarrar la carta y va a pedir lo que le gusta —dijo mi novia.
Como dos robots tomaron la carta y comenzaron a leer. Miré a Wanda y ella sonrió con orgullo de sí misma.
—Te amo —le dije sin voz. Su mirada tierna me cautivó aun más.
—Yo también —leí sus labios —Bueno —le habló a sus padres. Pepper y Tony la miraron —Los reuní aquí con el fin de tener un almuerzo con mis padres y presentarles oficialmente a Natasha como mi pareja.
—Y me alegro mucho de ello —dijo mi suegra sin dejar de sonreír.
Su sonrisa se esfumó cuando miró a Tony. ¿Por qué se odian tanto por dios? Háganme acordar que debo preguntarle eso a mi brujita luego.
—Yo también estoy contento por ustedes —dijo Tony y sacó su mirada de Pepper —En especial porque estoy haciendo negocios con tu padre, Natasha.
Me tensé al escuchar aquello. Miré a Wanda y ella negó levemente con la cabeza.
—Que bueno —dije por lo bajo.
— ¿Y... hace cuanto tiempo que están saliendo? —preguntó Pepper mientras tomaba un sorbo de champaña. Tony también comenzó a tomar.
—Ayer formalizamos. Pero venimos dando vueltas hace bastante tiempo —le dije.
—Siempre supe que ustedes tendrían algo —dijo Pepper contenta —Desde el día en que llegaron juntas a mi oficina.
— ¿Recuerdas ese día? —le pregunté divertido a Wanda.
—Como si pudiera olvidarlo —dijo ella.
Todos reímos. Y sentí como aquella tensión de hace unos momentos comenzaba a disminuir. Tony miró a Pepper y esta le sostuvo la mirada.
— ¿Y... como marcha todo en la oficina? —le preguntó.
Ella se sorprendió un poco de que le preguntara aquello. Pudimos notarlo cuando sus cejas se elevaron un poco.
—Bien... todo marcha sobre ruedas. Esta semana han venido dos nuevas marcas —le respondió ella.
Wanda me miró y sonrió contenta. Aquello era un muy buen paso. Solo necesitaban algunos empujones más. Y la comunicación tal vez podría retomarse.
—El trabajo de la señora Pepper es excelente —le comenté a Tony. Él me miró y sonrió por lo bajo.
—Lo sé, siempre fue muy profesional en su trabajo —me comentó.
Wanda se acercó a Pepper y ambas comenzaron a revisar la carta del menú. Llené mi vaso de espumosa champaña y le serví otro poco a Tony.
—Wanda... creo, que es muy parecida a su madre —le dije.
—Oh no, para nada —aseguró él —Son como el agua y el aceite. Pepper es una mujer demasiado quisquillosa y siempre encuentra algo para echarte en cara...
—Créame que su hija también es muy buena para echar cosas en cara —dije divertida. Él rió.
—Si, pero Wanda tiene un carácter que Pepper no puede controlar. Y debo decir que yo tampoco. Ellas son diferentes por eso chocan tanto a veces, pero a la vez pueden estar unidas como mejores amigas —dijo sin dejar de mirarlas.
— ¿La extraña? —le pregunté. Él me miró. Una sonrisa llena de recuerdos se curvó en su rostro.
—Un poco —susurró.
— ¿Y por qué no lo intenta? —dije. Él me miró más fijo aún. Quizás ya me estoy tomando demasiadas atribuciones.
—Imposible —dijo divertido y tomó más de su vaso.
—Quien le dice señor Stark, todo puede pasar —le aseguré.
El palmeó mi hombro y ambos reímos. Ellas fijaron sus miradas en nosotros y sentí un escalofrío que recorrió mi espalda.
— ¿Podemos pedir ya? —preguntó Wanda.
—Claro que si —dije y me alejé de su padre para acercarme un poco más a ella. Mi brujita también se acercó más hacia mi lado.
— ¿Qué estás haciendo? —me preguntó por lo bajo.
—Solo hablo con tu padre, no estoy haciendo nada malo —le dije.
Ella respiró profundamente y luego sonrió.
—Esto no es tan malo como pensé —dijo. Con discreción, aprovechando que Tony leía la carta y que Pepper estaba llamando al mazo, me acerqué a ella y le robé un pequeño beso.
—Yo te lo dije. Todo iba a salir bien.
El mozo se acercó y los cuatro ordenamos algo distinto. Luego de unos cuantos minutos en los que mantuvimos una fluida conversación nuestro almuerzo llegó y comenzamos a comer.
El champaña se acabó y Pepper encargó otra. Wanda me miró algo confundida. Hice un gesto de 'no saber' con los hombros. Ellos comenzaron a tomar mientras hablaban como si fueran los mejores amigos del mundo. La botella se terminó, mi brujita y yo solo habíamos tomado una. Calculen un poco, eso no estaba bien. Tony pidió otra botella.
—Y luego, cuando tenía 5 años obligó a su padre a tirarse en el suelo y llorar como un niño para darle de vuelta su billetera —contó Pepper sin dejar de reír. Ella y Tony estaban bastante alegres.
—Siempre fue mi pequeño demonio —aseguró él calmando su risa.
Wanda los miró confundida. Ellos se estaban comportando de una manera muy extraña según ella. Pero creo que es muy normal... ellos aún se aman.
— ¿Pueden dejar de tomar? Me parece que ya se pasaron de copas —les dijo ella. Ambos la miraron y volvieron a reír.
—Oh, mi cielo ¿no te parece que papi y mami están un poco grandes como para que les digas sin deben tomar o no? —le preguntó Pepper.
—Bueno, bueno —dijo mi novia restándole importancia — ¿Quieren postre? —les preguntó.
Ellos dos se miraron fijo por unos cuantos segundos.
—Frutillas con crema —dijeron al unísono y volvieron a reír.
Apreté mis labios para no reír también. Esto ya se estaba poniendo realmente muy divertido. Wanda me miró y ella si rió. Le hice un gesto con la cabeza que apuntaba hacia la puerta. Ella asintió levemente y tomó su cartera.
—Mmmm... ¿saben qué? Tasha y yo debemos irnos —dijo mientras se ponía de pie.
—Esta bien, vayan —dijo su padre sin dejar de mirar a Pepper.
—Luego me llamas, hija —le dijo su madre sin dejar de mirar a Tony.
—Adiós —les dijimos a ambas y salimos de allí.
— ¿Qué fue todo eso? —preguntó ella.
—No lo sé —dije divertida.
—Por dios, es una locura. Se estaban mirando con cara de idiotas —aseguró. Reí divertida.
—Te dije que iba a ser una buena Cupido...
—No, no creo que ellos... —dejó de hablar y me miró — ¡Qué horror!

PELIGROSA OBSESIÓN (WANDANAT VERSION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora