CAPÍTULO 22

447 50 9
                                    

Este cap es para @JavierxPugh y @guadacelentano, espero lo disfruten

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Sentí una pequeña punzada en mi pecho. Un enojo que me estaba carcomiendo las entrañas. Nuestras respiraciones aún eran agitadas.
¿Por qué demonios no cede? ¿Por qué demonios me hace esto? Sus ojos estaban clavados en los míos. Sus ojos eran una extraña mezcla de confusión y algo de miedo.
—Demonios... —dije y me alejé de ella.
Tomé mis llaves, mi teléfono y mi suéter, que estaban encima de la mesa de mármol. Caminé hasta la puerta y salí de allí cerrándola con fuerza.
Tenía que salir de allí, antes de que ella acabara conmigo. Cuando salí afuera miré a mi alrededor. ¿A dónde iba a ir ahora? Tomé mi celular y lo miré. Busqué el número de Kate y marqué.
— ¿Hola? —dijo al atenderme.
—Flechitas, ¿Puedes atenderme o estas ocupada? —le pregunté.
—No, de hecho estamos con mal de amores y amargados Thor y yo estamos mi departamento. Déjate ver por aquí —me dijo.
—Llevaré algo de beber, lo necesitaremos —dije y colgué.
Me subí a Betty y prendí marcha hacia lo de Bishop. Llegué y toqué el timbre y una desanimada Kate me abrió la puerta. Entré y de la misma forma estaba Thor. ¡Oh, esto es increíble!
— ¿Qué tal? —preguntó el rubio.
— ¿Qué tal tú? —le dije y me senté a su lado.
Kate tomó la botella de vodka que había traído y fue a abrirla.
— ¿Acaso hace falta que preguntes? —Me dijo truenitos —¡Mírame, jamás había estado así! ¡Nunca!
—Aquí, amigos —dijo Kate luego de darle un largo trago a la botella.
Yo la tomé e hice lo mismo.
— ¡De tantas mujeres que hay y hay muchas! ¿Por qué nos tenemos que enamorar de las criaturas más perversas, adorables y maquinadoras que hay? —preguntó el rubio nervioso.
—No, no, no. Lo siento, pero lo mío no es amor. Se llama obsesión, una peligrosa obsesión —les aclaré y volví a tomar —Yo obtengo la chica que quiero cuando se me da la gana. Solo que con Wanda me estoy tardando...
—Aja, si lo que digas Tasha —habló Kate — ¡Yo estoy peor! Me enamoré de la versión 2.0 de ti... —dijo nerviosa y le dio otro trago a la botella —Solo que muchísimo mejor esta versión si puedo agregar.
— ¿Y qué hay de mi? —Preguntó Thor —Me enamoré de la criatura más linda, dulce y tierna que existe. Pero resulta que esa criatura me aborrece...
Le quitó la botella a Kate y tomó un largo y limpio trago.
—Se te pasó decir cínica y sarcástica —le dije.
Me miró con desenfado y se encogió de hombros.
—Aún así es hermosa —dijo.
—Pues yo estoy peor que ustedes dos juntos —les dije y tomé la botella —Mezclen a Jane y Yelena, ¿Qué obtienen? Exacto a Wanda... Esa castaña me está costando dos semanas sin sexo.
— ¡¿Qué?! —preguntaron los dos al unísono.
—No, tú estás jugando con nosotros —dijo Kate.
— ¿Ven? Y ahora no filtro lo que digo. Estoy muy mal —dije bajando la cabeza.
— ¿Dónde se está quedando tu hermana Tasha, en casa de tu padre o en tu departamento? —me preguntó Bishop. La miré y tomé la botella para darle un trago extra largo.
—Ese es otro problema —dije al hablar —Está en mi departamento, en mi cuarto, en mi cama. Ha tomado mi casa.
— ¿Enserio? —preguntó con sonrisa iluminada en los labios. La miré asesinamente.
— ¿Por qué la sonrisa? —le dije. La sonrisa se le borró y puso cara de preocupación.
—Oh, disculpa —me dijo —Que pena... ¿Por qué no le dices que venga a vivir aquí? Encantada le doy mi cama.
—Oye, tampoco soy un loca que entrega a su hermanita como si nada —le aclaré.
— ¿Dónde vivirá mi pequeña lectora de libros académicos? —preguntó concentrado el rubio.
— ¿En la biblioteca? —dijo flechitas frunciendo el ceño.
—No lo sé —dije y miré a Thor —Pero ahora están en mi casa.
— ¿Quiénes? —preguntó él.
—Tu angelito diabólico y el demonio encarnado —le dije.
—Traducción, eso sería Jane y Wanda—dijo Kate.
—Si, entendí lo de angelito diabólico, no lo podía explicar más elocuentemente —dijo con su mejor cara de boba —Pero si ella custodiara el infierno, yo iría feliz...
—No querida amiga, ella no va a custodiar el infierno, ella será tu infierno —le dije, tratando de asustarla, para que de una buena vez reaccionara.
—Me parece Romanoff que tú quieres pasarnos tu propia experiencia en este momento, ¿no es verdad? —me dijo la pelinegra.
—Chicos de verdad yo los aprecio, y no lo repetiré cuando este sobrio pero los considero mis hermanos y de verdad se los digo... aléjense de ellas, ellas son como nuestro karma hecho mujer que viene como bola de nieve y de un momento a otro moriremos aplastados como moscas asquerosas y malolientes —dije bastante nerviosa.
Un celular comenzó a sonar. Miré a mí alrededor y me di cuenta de que era el mío. Me acerqué a él y el número era el de mi casa.
— ¿Hola? —dije con duda.
— ¿Dónde estás? —me preguntó ella.
— ¿Yel? —pregunté.
—No, soy la abuela. ¡Claro que soy yo tonta! ¿Dónde demonios estas?
— ¿Pasó algo?
—Solo dime si estás bien, y en dónde estas —sentenció.
—Si, estoy bien, estoy en el departamento de Kate —le dije —Pero, ¿Qué pasó?
—No le digas que te dije, porque es capaz de mandar a cazarme. Pero estaba bastante preocupada por ti...
— ¿Quién? —pregunté.
—Wanda tonta, estaba dando vueltas en la cama, hasta que le pregunté que le pasaba y me dijo que estaba preocupada por ti... que te habías ido y... nada mas ¿Qué pasó? ¿Por qué te fuiste? —me preguntó.
—No nada, estoy bien... y aquí te manda un beso de buenas noches Kate —le dije para cambiar de tema. Escuché como se reía.
—Dile que yo también, en donde más le guste —me dijo ella.
—No voy a decirle eso —sentencié —Mañana te veo, adiós —colgué y me giré a ver a mis amigos —¿Lo ven? Primero me odia, me golpea y luego se preocupa. Aaaaag, dios mío ¿Quién las entiende?
—¿Quién te golpeó? —me preguntó —¿Tu hermana?
—No... no importa —le dije y me volví a sentar.
Seguimos hablando un largo rato sobre nuestros problemas hasta que la botella de vodka quedó completamente vacía. Creo que los tres caímos en un profundo sueño.
A la mañana siguiente me desperté antes que ellos dos y los desperté para ir a desayunar a casa ya que Rose estaría allí.
Ambos aceptaron entusiasmados, ya que seguro que las chicas estaban allí.
Salimos de la casa de Kate y llegamos más rápido de lo que esperamos a la mía.
Entramos y escuchamos la voz divertida de Rose y Yelena. Nos acercamos a ellas y allí estaban sentadas las tres. Digo tres porque faltaba una, y nada más y nada menos que mi demonio.
—Buenos días —nos saludó mi nana.
—Hola nana —le dije y besé su mejilla, pero sin dejar de buscar a Wanda con la mirada. No estaba por ningún lado.
—¿Qué hicieron? —preguntó Yelena.. Kate la miró con cara de tonta enamorada.
—Hablamos de ti —le dijo. Yel rió divertida al igual que Jane.
—De ambas —aclaró Thor. Vimos como Jane tomaba un poco de color.
—¿Dónde está Wanda? —pregunté.
Todos se giraron a verme.
—Quise que se quedara a desayunar —dijo Rose con melancolía —Pero no pudo, estaba algo... apachurrada.
—Si, además de que tenía que ir a lo de Pepper —agregó Jane.
—¡Lo de Pepper! —dije recordando aquello —Luego desayuno nana, tengo que irme más rápido que rápido —fui a mi cuarto me cambié de ropa y salí de allí.
Todos me miraron extrañados. Me despedí de manera rápida y salí de casa. Casi me olvidó completamente de que hoy tenía que ir a trabajar a mi nuevo empleo, no podía fallar.
Llegué y estacioné a Betty en la cochera del lugar. Tomé el ascensor y marqué el piso 20. Cuando llegué al piso las puertas se abrieron y ya había un gran movimiento de gente. Entré a una de las puertas y Pepper se giró a verme.
—¡Natty! —dijo con una sonrisa y se acercó a saludarme.
Le respondí el gesto y entonces divisé a Wanda sentada en una mesa escribiendo algo. La miré fijo y ella levantó su mirada para enfrentarme.
Noté que estaba algo pálida y tenía cara de no haber dormido bien. De seguro la conciencia la estaba matando por haberme rechazado anoche.
—¿Cómo estás Pepper? —le dije a mi jefa.
—Bien, yo bien ¿Y tú? —dijo.
—Excelente —dije elevando un poco más mi voz para que la castaña escuchara. Pero ella seguía escribiendo algo en una hoja.
Ella sacó su mirada de su hija y me miró a mí.
—¿Pasó algo entre ustedes? —me preguntó ella.
—No Pepper, quédate tranquila. Cosas de jóvenes —dije divertida.
—¿Me estás diciendo vieja? —dijo ella.
—No Pepper, ¿Cómo se te ocurre? Solo quise decir que son tonterías —le aclaré.
—Pepper, ¿Dónde está el rollo de 40 para la cámara? —le preguntó ella a su madre.
Pepper se giró a verla.
—En el depósito Wanda—le dijo ella. La castaña soltó un suspiro.
—Voy a buscarlo —dijo y se puso de pie. Pasó por mi lado sin decir nada y desapareció del lugar. Me giré a mirar a mi jefa.
— ¿Estás segura que no pasó nada? —preguntó.
—Muy segura —dije y bajé un poco más el tono de mi voz —¿Puedes mandarme a buscar algo al depósito?
—Bueno, ve a traerme unas carpetas de esas transparente para poner unos papeles que tengo.
—De acuerdo.
Salí de allí y caminé un poco más rápido hasta encontrar la enorme puerta del frío depósito.
El lugar estaba lleno de fotos, revistas, artículos de indumentaria, ropa, zapatos y todo lo que se puedan imaginar.
Divisé la pequeña figura de Wanda arrodillada en el suelo buscando el rollo dentro de un cajón.
Ella me miró y volvió su vista a lo que estaba buscando. Yo me acerqué a uno de los estantes para buscar las carpetas. Luego de varios minutos ella se puso de pie y caminó hasta la puerta. Decidí hablarle.
—Te preocupaste por mí anoche, brujita —le dije.
Ella detuvo su paso en la puerta y se giró a verme.
—Bueno, no te fuiste en el mejor de los estados de ánimo y eres demasiado impulsiva, no lo creí una buena combinación —me dijo. Sonrió levemente —Pero veo que estás bien, así que ya no me preocupo. Ahora debo volver a trabajar.
Fui más rápida que ella y cerré la puerta antes de que saliera. Con algo de fastidio se giró a verme. Respiró profundamente.
—Tenemos que hablar —sentencié.
— ¿A sí? ¿De qué? No creo que haya nada de que debamos hablar Romanoff.
—Si, de nosotras.
— ¿Nosotras? ¿Y ese término? ¿Desde cuándo? —dijo algo burlona.
—De ti y de mi Wanda, DE ESE NOSOTRAS —dije apretando los dientes.
—Aaaah, no sabía que había un NOSOTRAS.
Apreté mis puños y la miré fijo a los ojos. Su mirada enfrentaba a la mía, nunca ninguna mujer me había intimidado como ella lograba hacerlo.
—Solo quiero saber una cosa, una sola cosa y te juro que te dejo en paz y dejamos este jueguito que ya me está cansando —le dije.
—Yo también ya me estoy cansando de esto —me dijo.
—Bueno, entonces pongamos un punto final.
—De acuerdo —dijo ella.
— ¿Vas a responder? —le pregunté.
—Si —dijo revoleando los ojos — ¿Qué quieres saber?
— ¿Tengo una oportunidad?

PELIGROSA OBSESIÓN (WANDANAT VERSION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora