CAPITULO XII

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Nada Nicholai, solo estábamos pensando en que deberíamos mudarnos ya que ella se la pasa todo el tiempo en mi casa -Mani invento algo rápidamente a su hermano gemelo mientras él solo se dedicó a asentir, yo sonreí abrazada de Mani.

Son muy tiernas, enserio siento que me van a provocar diabetes -Mi "cuñado" arrugo la nariz llevando sus manos a sus bolsillos riendo- nunca te había visto tan feliz, Mani, estas como antes.

Gracias Cholai -Normani sonrió débilmente mientras el se iba a recibir las ultimas personas, pues a su padre ya lo iban a incinerar cuando Samuel llegase y Chris ya dio señales de que estaba a diez minutos de llegar- No quiero que se vaya -me susurro Mani soltándome un poco, me acomode en el sillón para mirarla de enfrente y tome sus manos entrelazando nuestros dedos.

Cuando mi abuela falleció, yo tampoco quería que se fuera, el era mi mejor amigo y me daba galletas de chocolate pues como yo tenía ocho años, me consentía demasiado con esas galletas, supongo que por eso estoy un poco gorda -arrugue la nariz y ella negó con la cabeza riendo un poco.

No estas gorda y es obvio que las galletas de chocolate no te engordaron, ¿qué clase de galletas eran? -me pregunto.

Ahm, realmente no recuerdo pero estaban gorditas, parecían brownies pero redondos -fruncí el ceño un rato y ella volvió a reír.

Que manera de recordar las galletas -beso mi frente mientras yo solo reía bajito.

Lo se, no soy de buena memoria.

Espero no me olvides jamás -susurro en un intento de solo oírlo ella, pero logre escucharla.

Dudo en olvidarte, Normani -dije en un tono normal, haciendo que ella me escuchara.

Esto es tan raro... -fruncí el ceño al escucharla y ella me miro con una sonrisa- te acabo de conocer de hace un mes y a la semana me di cuenta que tu eras diferente, hermosa... Sumamente importante para mi -sonreí como tonta al escucharla y escondí mi cara en su cuello. Ella acaricio mi cabello llenando mi cabeza de dulces besos.

¿Y qué vas a hacer? -susurre mientras veía que Samuel se acercaba con su familia.

Posiblemente llevarte a un lugar muy especial -susurro alejándose de mi, pues al escuchar a los pequeños gritar "Normani" con tanta alegría ella prácticamente fue corriendo hacia sus sobrinos. La esposa de Samuel se sentó a mi lado sonriendo y me extendió su mano presentándose.

Me llamo Virginia pero me puedes llamar Gina, mucho gusto, tu debes ser Dinah -estrechamos las manos mientras yo asentía con una sonrisa.

Si, soy Dinah, mucho gusto- me presente de igual manera, hasta que mi morena me interrumpió.

Bien, supongo que es hora de despedirse -dijo Normani juntándose con sus hermanos- Di, cuñada, pequeños... ¿pueden salir un momento? -asentimos saliendo con los pequeños, Virginia se sentó en un sillón y yo la acompañe.

Mi marido me estuvo hablando de ti, se nota que esta feliz que su hermana al fin encontró a alguien -sonreí acomodándome en el sillón- y la verdad, yo también estoy feliz por ella, realmente se lo merece, jamás en la vida nos había presentado a una novia, solo a Lauren y esa niña esta loca -se hecho a reír.

Bueno, es su mejor amiga -reí leve encogiéndome de hombros, ella me sonrió asistiendo con la cabeza.

Eso era lo que nos chocaba, se la pasaba tanto tiempo con ella y jamás traía una novia a la cena familiar -negó con la cabeza mientras veíamos como los niños veían una maceta e intentaban tomar la hoja del pequeño árbol.

Me empiezo a preocupar, pues empiezo a creer que no tenía vida social -fruncí levemente el ceño y Gina me miro con cierta gracia.

Pues temo en decirte que es verdad, solo se la pasa con Lauren, en el trabajo y pues bueno, es lo único que se de ella -sonrío de lado encogiéndose de hombros, negué con la cabeza.

Esclava de tus besosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora