CAPITULO VII

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Se supone que no deberías ver eso -susuSe supone que no deberías ver eso -susurro un tanto asustada y avergonzada cuando comente sobre su cobija de Hello Kitty, ella se giró quedando boca abajo

Pero Normani... -susurre, pero note que llamarla por su nombre era algo de mucha confianza- ama, no pasa nada, es solo una cobija que usa para dormir en ella, es su habitación, si quiere un cuadro de un pastel gigante, puede tenerlo, nadie debe juzgarla por ello -note como ella soltaba un gran suspiro y giraba poco a poco, quedando boca arriba

Soy una amante de Hello Kitty, pero una amante extrema de la gatita -empezó hablar sin mirarme- también me gusta el rosa... No lo vas a creer, pero soy muy femenina -por fin dirigió su mirada hacia mi y yo solo asentí con la cabeza- y por favor, Dinah, no me llames de usted, me haces sentir vieja -sonrío de lado encogiéndose de hombros- llámame Mani, como me dijiste hace rato, cuando besaba tu cuello -sonrío y se mordió ligeramente el labio, haciéndome sonreír también, que ella sincera conmigo me hacia sentir un poco mas segura, era realmente alguien bueno que solo buscaba sexo en mujeres y después hacerlas famosas, aunque todo eso suene tan raro, pero eso eran.

Esta bien, Mani -susurre acercándome un poco, nuestros cuerpos se juntaron nuevamente, caricias de sus dedos hacían sentir ligeros escalofríos por todos mis brazos, la lujuria comenzaba a hacer presencia.
Como de costumbre empezó ella a besarme, acariciarme, tocarme... en fin, hacer lo que ella quisiera conmigo, pero cuando bajaba a mi cuello dejando varias mordidas y sujetando mis muñecas con sus manos, se acercó a mi oído

Quiero probar tus largos dedos, quiero que aprendas a sastifacerme -susurro ella en mi oído mientras mordía el lóbulo de mi oreja, yo solo gemí bajo y asentí con la cabeza.
Mientras se levantaba un poco me miraba atentamente, creo que ni parpadeaba por no perderme de vista, aunque era algo imposible, pues no me puedo desvanecer.

Voy a estar abajo tuyo, y quiero que hagas lo que yo te eh hecho antes, confío en ti -susurro mirándome y palmeo su regazo, señalándome que debo sentarme en el, cosa que hice de inmediato. Ella me sonrió y yo le respondí la sonrisa, tenía un poco de miedo pero tenía que dejarme llevar.
Comencé con su cuello, rro un tanto asustada y avergonzada cuando comente sobre su cobija de Hello Kitty, ella se giró quedando boca abajo

Pero Normani... -susurre, pero note que llamarla por su nombre era algo de mucha confianza- ama, no pasa nada, es solo una cobija que usa para dormir en ella, es su habitación, si quiere un cuadro de un pastel gigante, puede tenerlo, nadie debe juzgarla por ello -note como ella soltaba un gran suspiro y giraba poco a poco, quedando boca arriba

Soy una amante de Hello Kitty, pero una amante extrema de la gatita -empezó hablar sin mirarme- también me gusta el rosa... No lo vas a creer, pero soy muy femenina -por fin dirigió su mirada hacia mi y yo solo asentí con la cabeza- y por favor, Dinah, no me llames de usted, me haces sentir vieja -sonrío de lado encogiéndose de hombros- llámame Mani, como me dijiste hace rato, cuando besaba tu cuello -sonrío y se mordió ligeramente el labio, haciéndome sonreír también, que ella sincera conmigo me hacia sentir un poco mas segura, era realmente alguien bueno que solo buscaba sexo en mujeres y después hacerlas famosas, aunque todo eso suene tan raro, pero eso eran.

Esta bien, Mani -susurre acercándome un poco, nuestros cuerpos se juntaron nuevamente, caricias de sus dedos hacían sentir ligeros escalofríos por todos mis brazos, la lujuria comenzaba a hacer presencia.
Como de costumbre empezó ella a besarme, acariciarme, tocarme... en fin, hacer lo que ella quisiera conmigo, pero cuando bajaba a mi cuello dejando varias mordidas y sujetando mis muñecas con sus manos, se acercó a mi oído

Quiero probar tus largos dedos, quiero que aprendas a sastifacerme -susurro ella en mi oído mientras mordía el lóbulo de mi oreja, yo solo gemí bajo y asentí con la cabeza.
Mientras se levantaba un poco me miraba atentamente, creo que ni parpadeaba por no perderme de vista, aunque era algo imposible, pues no me puedo desvanecer.

Esclava de tus besosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora