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Los pies de Mirabel se alejaron de la puerta, su corazón desenfrenado junto al llamado desesperado de sus viejas amigas.

Apenas pudo escapar de esa extraña habitación prohibida.

Su mente era como una bola de estambre, con los hilos desordenados y dos abrumadores hechos perturban su mente entre esos hilos conectados.

Está en la visión, la última profecía de Bruno antes de desaparecer. La que podía explicar el agonizar de su hogar. Que tenía al parecer relación

Otro lado, igual de grave y que la estaba golpeando en el rostro; la idea de quiénes eran sus padres.

Abrió su bolso, viendo los cristales verdes sin darse cuenta de que en el proceso se llevó por delante a quien salía del baño.

Genial, la última persona a quien quería encontrar se.

- ¡¿Que te pasa?! -brama molesta, flores vuelas y Mirabel apenas puede reaccionar al tener enfrente a su hermana-, ¡¿No te basta con lo que me hiciste anoche?! Argg, Mirabel eres...

La nombrada vio frente a ella a su hermana mayor, quien viste un vestido floreado y lucía furiosa pero antes de ello, Mirabel noto los ojos rojos de Isabela.

Culpa y molestia llegó al corazón de Mirabel. Después de todo aún seguía en ella el «te odio» que le regaló humildemente.

- ahhh... I-isabela, mmm, lo siento -dijo sin saber que responder realmente.

- ¡¿Que acaso no puedes dejar de arruinar todo a tu maldito alrededor?! -le escupió Isabela, con toda la furia retenida en su interior.

Su abuela constantemente le recordaba que debía moderar sus emociones, que eso la hacía perfecta, pero Isabela no podía soportar ni un minuto más con su rabia, su tristeza, su desesperanza y miedo.

Miedo porque había admitido sus sentimientos pero era muy tarde y estaba condenada a un matrimonio sin amor. A renunciar a sus

Estaba furiosa porque sabía que por más que intentará, jamás tendría el milagro que su madre tubo.

Y ahí estaba Mirabel, a quien veía la culpable de tener que pasar por todo de nuevo.

- Isabela... Wow, calma te y-yo no quise arruinar nada -hablo Mirabel, aunque molesta, asustada.

Nunca había oído a Isabela maldecir y peor aún que estuviera tan furiosa.

- ¡No me pidas que me calme cuando todo es tu culpa!, ¡¿No quisiste arruinar nada?! Pues mal por todos nosotros que tenemos siempre que soportar tus malditos platos rotos, ¡Te odio! -hablo sin poder más, sin darse cuenta que sus gritos llamaron la atención de los pocos en la casa y que hizo una grieta entre ellas.

Mirabel sintió una punzada en su corazón, pero una bola de furia en su estómago se hizo presente pues sentía que todo aquello era en parte mentira.

Ella había soportado mucho al buscar una solución para él milagro, había soportado los insultos, los golpes, los recuerdos que ahora la mareaban y la dejaban confundida, casi matar se en la habitación de su tío y aún así tener que descubrir toda la pantomima que su familia parecía esconder.

- ¡¿Porque siempre tienes que ser así conmigo Isabela?! Deja de echar me siempre la culpa, ¡Solo porque tu vida es perfecta no significa que la de los demás también lo sean! -hablo con cólera y realmente estás palabras llegaron a Isabela, le fueron similares a las que le dijo Salomé- ¡Eres tan egoísta que no puedes ver lo que pasa a tu alrededor!

Secretos De Familia (Brunoxlectora)(Cancelada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora