-Para dormir puedes quedarte en mi cama
-¿Y tú?
-Puedo dormir en el sofá -sonrió -no hay problema con eso
-¿Estás seguro? Yo puedo dormir en el sofá
-No -dijo como si fuera un soldado, con voz firme -una dama no puede dormir en el sofá mientras yo duermo en la cama
-De acuerdo -sonrió -gracias
-No te quedes mucho tiempo despierta
-Claro que no
-Buenas noches -se despidió
-Buenas noches
Cerré la puerta del baño y dejé mi ropa encima de una pequeña mesa de madera que había aquí dentro. No había un espejo, así que no podía ver mi aspecto así que la única opción que pude tener era con mi celular. Lo saqué del bolsillo de mi pantalón y encendí la cámara para mirarme.
Si eran alucinaciones ¿Algo en mi aspecto debería ser diferente? Mi mente está mal ahora, entonces supongo que en mi malestar mental mi apariencia debería ser diferente ¿No? Me miré en mi teléfono y no, todo parecía estar bien.
¿Qué de todo esto es real? ¿Qué de toda la historia que ellos me contaron sobre dimensiones, brujos, brujas y esas cosas es real? ¿Si duermo ahora para cuando despierte estaré de regreso en mi casa? Tal vez sí.
Me di un baño, usé los jabones que había aquí y simplemente dejé la ropa con la que había llegado doblaba y me puse la que me dio la jefa Luna. Por alguna razón, la ropa que me dieron se me hizo conocida, pero no recordaba de dónde, era un estilo que conocía, pero en el momento no recordaba.
Era un pantalón de cuero café, una blusa blanca de brazos bombachos, me sentía como pirata con esta blusa y además había un top de cuero café también. no era la ropa más cómoda para dormir, pero no hay más así que era la única opción que tenía.
Me sequé el cabello y el cuerpo con una toalla de una tela mucho más rasposa de la que acostumbro que fuera una toalla, pero hacia su función.
Había una ventana alta, pequeña de la que supongo su único funcionamiento era ventilar el baño, así que mientras me secaba mis ojos miraban lo poco que se podía ver que era el cielo. Un cielo nocturno hermoso, lleno de estrellas, nada común en la ciudad, así que era satisfactorio y fascinante ver.
-¿Ivy? -escuché los golpes en la puerta del baño y como aún no estaba vestida me asuste y me pegué a la puerta
-¿Sí?
-Yo... te traje... algo más cómodo para dormir
-¿En serio?
-¿Quieres que lo deje en el suelo?
-No, dámelo
-¿Dártelo? -se asustó, no sé qué estaba pensando, pero solo abrí la puerta cubriéndome detrás de ella y solo estiré la mano
Él me entregó la ropa y yo cerré.
-Llámame si necesitas algo
-Muchas gracias
Desdoble lo que me había dado. Era un camisón de color blanco que me quedaba demasiado largo, unos 20 centímetros por encima de mis talones, con cuello en C con encaje, manga corta y sin figura. Esto era demasiado cómodo para dormir.
Me puse el camisón, tomé toda la ropa y salí del baño. Las velas encendidas en mi habitación y las velas apagadas en el lado donde Jimin ya estaba dormido en el sofá, cubierto con una manta y dándome la espalda.
No sabía si estaba dormido o no, pero de todos modos me moví en silencio. Dejé la ropa en una silla de madera, me acerqué a la cama y me senté en ella, no era muy cómoda, pero era perfecta para dormir bien.
Encendí mi celular de nuevo, no me había fijado en los mensajes o en la señal, solo me fije en mi reflejo en la cámara pero ahora que miraba esas dos cosas me di cuenta de que los últimos mensajes que tuve fueron uno de mamá diciéndome que iría con papá al supermercado, que si necesitaba algo, uno de Emma preguntándome si había llegado bien a casa, no le contesté anoche, lo mandó anoche y uno de un grupo de la escuela donde todos preguntaba qué era lo que iba a venir en uno de los exámenes, bueno, de lo que sabíamos que podía venir para estudiar. No tenía señal, la batería estaba en 86% así que estaba bien, intente responderle a mamá, pero claramente el mensaje no se envió.
No tenía sentido frustrarme por no poderle responder ahora, solo tengo que darme prisa en ayudarlos, cumplir mi papel aquí para poder regresar a casa y punto.
Apagué mi teléfono, lo dejé en la mesita a un lado de la cama donde estaba la vela, la apagué y me recosté en la cama.
Por la mañana, en lugar de escuchar el ruido de los autos, el ruido de la ciudad, lo que me despertó fue el ruido de las aves y una que otra sonrisa de personas afuera.
¿Sigo aquí?
Abrí los ojos y mi pregunta se respondió. La habitación, el techo de madera al igual que las paredes, era lo mismo que cuando fui a dormir. Me levanté en la cama y mira al sofá, Jimin ya no está y no es una casa grande como no saber que no estaba aquí. No sé dónde podría estar, pero de todos modos aproveche su ausencia para ir al baño a cambiarme de ropa, a ponerme esos pantalones cafés, botas negras altas y todo lo demás.
Regresé a la habitación y miré el celular donde lo había dejado, no estaba segura si sería bueno llevarlo, pero tampoco estaba segura qué tan malo sería dejarlo aquí y que alguien más lo tomara así que terminé por guardarlo en mi bota, era un poco incómodo, pero no había dónde más guardarlo.
Salí de la casa, pero no lo veía por ningún lado, así que comencé a caminar por el lugar. Era divertido ver a estas personas haciendo su día a día y al parecer muchos de ellos tenían fe en mi por el simple modo de cómo me saludaban amablemente, ninguno de ellos fue grosero conmigo desde que llegue, lo que me hacía sentir bien porque no quiero meterme en más problemas de los que seguramente ya estoy.
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Los hijos de la línea 26 (ParkJimin)
Teen FictionUna noche oscura, una luna llena, una carretera solitaria y famosa por las apariciones que suelen suceder, tan extraños como un muchacho sentado en medio de la carretera, sobre un banco de madera mientras disfruta de un tazón de sopa. ¿Te detendría...