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Me levanté del banco y salí en busca de Lucius, pero él tampoco estaba.

Salí corriendo de casa y miré a ambos lados esperando encontrarlos cerca, pero no había señal de ellos. Todos estaban tranquilos haciendo sus cosas, pero de ellos no había rastro cercano.

¿En qué momento se fueron?

No me di cuenta, no escuche ruido ni nada cuando ellos se levantaron.

No me dejé llevar por el pánico y comencé a caminar esperando encontrarlos, pero en mi camino me encontré a Arthur. No sé qué pasaba, pero sabia que era malo por el modo en que me miró y se acercó de prisa a mí.

-La jefa Luna no esta

-¿No... esta?

-No, la busque por todos lados, no hizo su rondín diario y tampoco esta en casa

-Ivy y Lucius tampoco están en casa

-¿Cómo?

-Me desperté ahora y ellos no estaban, no los escuche salí, no escuche absolutamente nada

-No puede ser

Se tocó la barbilla mirando al suelo, estaba pensando en algo, pero parecía que no estaba consiguiendo nada.

-¡La cuchara! -grité

-¿Qué?

-A Ivy le di una cuchara para poderla localizar

-¿La trae con ella?

-No lo sé

Los dos corrimos a casa.

Si Ivy tenia consigo la cuchara, sería fácil encontrarla, pero si no, no sé qué haríamos para encontrarlos.

Cuando llegamos a casa me acerqué a la cama, al mueble de madera que había a un lado. Sobre la mesa estaba su teléfono portátil o como se llame, pero no había rastro de la cuchara.

-Creo que la tiene con ella -dije

-¿Puedes saber donde están?

-Sí

Con la cuchara, podía saber qué tan lejos de mi se encontraba y sería como un hilo porque inconscientemente me guiaría hasta ella.  

Me quedé de pie en medio de la habitación y cerré los ojos para concentrarme y poderme conectar con la cuchara.

Lo que sentí fue que ella estaba lejos de aquí y podía sentir como se alejaba un poco más poco a poco.

-Están bastante lejos -dije

-Entonces debemos irnos ahora antes de que se alejen más

Los dos acordamos irnos así que él regresó a su casa para preparar algunas cosas y llamar al 3° al mando para que se encargara de todo en lo que nosotros no estábamos. Yo también prepare algunas cosas para el viaje.

Estaba nervioso, estaba asustado y no entendía nada. Estaba curioso por saber qué estaba pasando, pero lo primero en mis preocupaciones era saber si ella estaba bien, lo único que me preocupaba era que los tres estuvieran bien, Ivy y Lucius son mi responsabilidad para regresarlos con su familia y la jefa Luna era mi familia, así que me preocupaba era su bienestar.

-¿Nos vamos?

-Vamos 

Los dos dejamos la aldea y comenzamos a caminar. Arthur me seguía porque solo yo sabía por dónde ir.

Al principio no sabía con seguridad a dónde nos estabas moviendo, pero cuando llegamos a la entrada de la montaña, la misma que era el camino a la ciudad entendí hacia dónde íbamos.

-¿Cómo es que los tres fueron a la ciudad? -preguntó Arthur

Ya estábamos dentro, iluminando el camino con la esfera en mi mano.

-No lo sé, no entiendo cómo es esto posible

-¿Alguien de la ciudad se infiltro a nuestra aldea?

-Nos odian ¿Cómo por qué los querrían?

-Todos nos odian por si solos, pero teniendo a Ivy, los tres se convierten en joyas

¿Alguien escucho que Ivy era de la primera dimensión? ¿Por eso se la llevaron? ¿Piensan hacer algo con ellos?

No quería pensar en cosas malas o me pondría más ansioso.

-De todos modos -aclaré mi garganta -aún tenemos el problema de cómo entraremos a la ciudad

-Necesitaremos conseguir sangre de algún Tultro

-Es nuestra primera opción

No mataremos a nadie, pero tendremos que detener un momento a algún Tultro para conseguir algo de sangre y poder pasar por los detectores.

Después del tiempo de viaje, por fin llegamos cerca de los muros de la ciudad.

-¿Lo haremos? -preguntó Arthur

-Sí

-Bien, déjamelo a mi

-De acuerdo

Los dos dejamos nuestras cosas escondidas lejos, hasta el punto en el que todos nosotros habíamos llegado casi siempre que venimos aquí y los dos nos acercamos a la entrada, sin que nadie nos viera. Esperábamos encontrar a un viajero solitario, que vaya de salida de la ciudad, noquearlo, sacarle sangre y entrar.

Los dos dejamos nuestras cosas escondidas lejos, hasta el punto en el que todos nosotros habíamos llegado casi siempre que venimos aquí y los dos nos acercamos a la entrada, sin que nadie nos viera. Esperábamos encontrar a un viajero solitario, que vaya de salida de la ciudad, noquearlo, sacarle sangre y entrar.

Eso se lo dejaría a Arthur el es bueno para noquear y golpear gente, a eso se dedicaba en nuestro mundo, era un ex militar del rey, así que él sabe cómo noquear a alguien sin que se dé cuenta, además de que es veloz con eso.

Los dos estábamos escondidos cerca del camino principal, detrás de unas grandes rocas. Lo bueno de esto era que no había demasiadas personas, el porcentaje era de 1 a 3 personas cada 4 o 5 minutos, así que él tendría el suficiente tiempo.

Los dos estábamos en silencio esperando por una buena oportunidad, hasta que llegó después de un rato.

Un hombre que llevaba en su espalda una gran mochila caminaba lentamente por el camino apoyándose con un palo de madera. Parecía ser joven, estaba solo y no parecía haber nadie cerca, así que Arthur salto de su escondite para acercarse por la espalda y de un rápido golpe, lo noqueo, ese fue mi momento de salir para tomarlo rápidamente de las piernas mientras él lo tomaba de los brazos para cargarlo y sacarlo del camino.

Lo dejamos sobre el suelo y Arthur sacó una navaja para hacer una herida en el brazo. Yo saqué los dos frascos de mi bolsillo para llenarlos.  

-Toma algo de lo que traiga -dijo

-¿Robarle?

-Si solo lo dejamos así, sin robarle algo, dudaran. Si nos robamos algo, lo dejará pasar como un asalto de los de su misma raza 

Los hijos de la línea 26 (ParkJimin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora