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-Ivy

-Ah, Lucius

En un momento de la caminata él se acercó a mí.

-¿Qué fue lo que pasó? No entiendo nada

-mmm... ¿Ves esto? -levanté mi mano con el anillo que Jimin me había dado

-¿Un anillo?

-Aja, no sé que signifique aquí, no sé que significa en la dimensión de Jimin, pero en mi dimensión significa promesa, él me prometió que estaría conmigo, fue mi error no preguntar cómo pensaba hacer eso, pero Arthur dijo que... Jimin piensa morir en esta dimensión para ir a la mía y ni siquiera es seguro que eso lo logre

-¿Quiere... morir?

-Aja, por eso nos molestamos, Arthur y yo no queremos que lo haga, pero al parecer él esta decidido

-Vaya problema

Tomó las dos correas de su mochila a la espalda con ambas manos.

-Todos ellos regresarán al final ¿No? Hasta tu también ¿No?

-Sí, así es, todas las piezas regresaran a su lugar al final, Jimin y yo no somos del mismo rompecabezas

-¿No hay ninguna manera?

-No lo sé, la idea de morir se la dieron las brujas de ramas, según eso, ellas lo saben casi todo

-Debe haber una manera

-¿Cuánto tiempo tomara que lo descubras? -lo miré -en cuanto hagamos esto, todos regresaremos y si nos tomamos tiempo, esta dimensión y la mía están en constante peligro

Suspiró un poco, pero al final no encontramos ninguna solución a este problema, realmente solo quería concentrarme en esto, ya tendremos tiempo cuando regresemos de arreglarlo.

El camino era más largo de lo que había pensado, Jimin era el que traía el mapa que las brujas le habían dado para encontrar él templo, así que él en silencio nos guiaba el camino.

En camino llevábamos cuatro días y tres noches en este viaje, al parecer ya estábamos en el templo, porque a pesar de ser de noche, no nos detuvimos y continuamos el camino hasta que por fin llegamos.

-Wow -dijo Lucius cuando llegamos

Era un lugar en medio del bosque, era realmente un templo, un templo griego. Era un gran espacio pavimentado en forma rectangular. Había 4 columnas estilo griegas de uno 4 o 5 metros, color gris blanquecino en los lados largos del rectángulo, mientras que en uno de los lados cortos estaba el temo casi del mismo tamaño que las columnas, además, en medio del rectángulo se formaba un pequeño río artificial con agua cristalina, sin peces, solo agua que hacía que se formaran dos caminos, uno a cada lado de él.

El templo se alzaba majestuosamente frente a nosotros, una estructura que parecía ser el mismísimo Partenón de Atenas... en sus tiempos de gloria, o algo así, realmente el edificio estaba en malas condiciones, estaba agrietado, había pedazos de piedra en el suelo que ya habían caído por el tiempo, pero no dejaba de ser imponente, hermoso y misterioso.

-Vamos -Arthur fue el primero en avanzar, con nosotros detrás de él, mirando todo el lugar

Cuando llegamos al templo, pasamos por las columnas hasta detenernos ante una puerta tan alta como las paredes del lugar, unas puertas que parecían ser de piedra, estaban abiertas solo un poco, lo suficiente como para que una persona entrara, parecía que desde que construyeron el lugar, jamás las han movido.

Por el lugar de piedra o no lo sé realmente, pero se sentía mucho más frío. Además de que todo era oscuro y no se escuchaba el sonido de ningún animal a diferencia de cuando veníamos hacia acá.

Primero fue Arthur, luego Lucius, después Jimin y al final yo.

Una vez que entramos nos dimos cuenta de que lo que cubría la entrada era una tela morada oscuro que nos impedía ver el interior el cual realmente no era oscuro. En el techo, había una abertura en forma rectangular por donde entraba la luz de la luna y alumbraba el lugar.

Era un salón, tan grande que fácilmente podría instalarse un circo pequeño aquí. No había nada, no había muebles, paredes en medio para crear habitaciones, solo había más columnar rodeándonos.

Había ramas y tierra a las orillas, el piso estaba cuarteado y le faltaban diminutos pedazos.

-¿Por dónde? -preguntó Arthur haciendo que Jimin sacara el mapa

-Aquí dice que derecho, pasando la sala principal esta otra más pequeña, en esa esta la balanza 

-Bien

Arthur quiso dar un paso, pero lo tomé del brazo.

-¿Qué sucede?

-No les parece que... ¿Esta muy silencioso? Para ser un lugar tan importante ¿No debería haber trampas?

-¿Trampas? -preguntó Lucius

-Aja, como en Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal

-¿Indiana... Jones?

-Muy buena película. Se supone que él busca una calavera echa de cristal y llega al templo, pero hay trampas. Pisos que se abren y te dejan caer a un profundo agujero, lanzas envenenadas que salen de las paredes, más pisos que se abren y te dejan caer a un nido de víboras venenosas o un camino tan estrecho que la bola gigante de piedra que te persigue seguramente te apachurrara sin que tengas a dónde correr -miré al frente -esas son las más clásicas

-¿Crees que haya trampas aquí? -preguntó Jimin

-Puede ser una posibilidad ¿Por qué un salón tan grande? Sin nada en él y casualmente lo que buscamos esta del otro lado

-¿Cómo podemos encontrar las trampas?

-mmm... no creo que usen tecnología de primera, así que normalmente es por pisos mal puestos o hilos que tiran de algún mecanismo

-Entonces ¿Debemos tener cuidado del piso?

-Aja

-Bien, iré yo primero -dijo Arthur poniéndose delante de nosotros

-Ja, ni lo sueñes, yo iré primero -dije -tal vez no tenga mucha experiencia en trampas, pero he visto suficientes películas como para saber cómo funciona esto

-Iré yo -dijo Jimin -puedes decirme cómo moverme

-Sí, dos pasos detrás de mi

-Ivy

-Jimin

-Bien -intervino Arthur -ve primero, pero antes... -de la mochila que llevaba en la espalda, sacó una cuerda, una que no habíamos usado para nada, pero él había cargado en caso de usarla -todos, aténsela en la cintura, si uno cae, los demás lo detendremos 

Los hijos de la línea 26 (ParkJimin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora