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—Aunque me siento un poco en desventaja. ¿Por qué no sabía nada de lo que ocurría entre ustedes dos? — se sienta tranquilamente a un lado de nosotros y Drake y yo realizamos la misma acción—. Jugando muy sucio con los dos, ¿eh? No me molesta, me sorprende un poco que sea con tu tío...

—Él no es mi tío, ya te lo he dicho cientos de veces, Mackey — resoplo—. Además, son ustedes los que han hablado a mis espaldas. Eso sí es jugar sucio.

—Aquí nos tienes. Saca esa fierita que llevas por dentro y dinos las cosas de frente — menciona Drake, quedando frente a mí y a un lado de Mackey—. La noche es bastante larga, ¿no?

Parece ser que se han vuelto muy amigos. Solo hace falta que se tomen de la mano mientras esperan a que hable. ¿Así de desconectada he estado del mundo en los últimos días?

—Te escuchamos — dijeron a un mismo tiempo, haciéndome sonreír internamente.

¿Por dónde empezar? ¿Cómo es que le dices a dos hombres lo que sientes por ellos a la misma vez? Aunque hace poco estaba tan decidida a llamarlos y aclarar este rollo, ahora mismo no encuentro qué decirles. No ayuda para nada el giro que ha tomado mis pensamientos, pues estar en medio de la playa, a media noche y con dos hombres que alteran hasta las lombrices de mi estómago, es una imagen bastante cochina en mi cabeza. Es muy difícil pensar con claridad.

—Estos días que he estado lejos de ustedes he podido pensar con claridad lo que me hacen sentir — fijo toda mi atención en mi direc sabroso—. Mackey, desde un principio me has gustado como no tienes idea, por esa misma razón nuestra relación surgió con naturalidad y sin forzar nada. No voy a mentirte, siempre me ha fascinado el sexo contigo, pero no te veía como un posible romance. Ya sabes, habíamos quedado en disfrutar del sexo hasta el cansancio, más no contaba con que ibas a tener sentimientos por mí. Tu forma dulce y cariñosa de tratarme me ha ido enamorando poco a poco. Esos detalles tan únicos que me has dado lo hacen todavía más especial. Me derrite el corazón cada que preguntas por mi abuela y estás ahí para escuchar y darme todo tu apoyo —no sé si se deba a la noche, pero sus ojos se ven doblemente hermosos bajo el brillo de la luna—. Inútil bueno para nada, tú...

—¿En qué hemos quedado tú y yo, gatita fiera? — Drake deja un sutil y juguetón golpe en mi frente, y escucho a Mackey reír.

—No puedo evitarlo — me reí, bajo el mismo nerviosismo que me causan sus miradas tan fijas sobre mí-. Si tu propósito era dejarme alucinando cada segundo del día contigo, lo has logrado. No sé cómo hiciste para dejarme tan mal de la cabeza. Puede que esté mal visto para los ojos de los demás que dos personas que los une un lazo sanguíneo se liguen de la forma en la que tú y yo lo hemos hecho, pero para mí eres ese hombre dominante y exquisito que no quiero soltar nunca. Lo sigo repitiendo si es posible hasta morir; no te veo como mi familia, te veo como el hombre que siempre está dispuesto a alimentar mis deseos. Y, aunque te odiara con el alma, terminé tragándome tus pecados de la forma más sincera que pueda existir. ¿Qué se puede hacer? Del odio al amor solo hay un paso —viendo una expresión bastante confusa en su rostro, me acerco a él y lo encaro—. Si lo que quieres escuchar es que si estoy enamorada de ti o no, la respuesta es sí. ¿Qué más les puedo decir? Es un poco abrumador sentir esto que siento por los dos y tener que tragarme las cosas solo para mí. Díganme una cosa, ¿acaso está mal querer a dos personas a la vez?

—Pues no, pero si es raro, ¿no? — miro a Mackey de reojo, y su mirada me lo dice todo—. ¿Estás completamente segura de tus sentimientos?

—Sí, los dos hacen que mi corazón se acelere de un momento para otro con tan solo esas miradas tan tiernas que me dan.

—No creo que esté mal que nos quieras. Lo importante es que estás siendo sincera con nosotros — comenta Drake.

—Sí, de esa forma no nos hacemos ilusiones que no son.. — le sigue Mackey.

—Además de que no hay necesidad de entrar a una discusión por algo que ya ha quedado lo suficiente claro. Digo, si es que decides tener una relación con los dos, nadie tiene por qué salir herido, ¿o sí?

—Pisen el freno, guapos. Están dejando de lado lo más importante.

—¿Y qué es eso tan importante?

—¿Están dispuestos a compartir mi amor? — me hago entre el medio de los dos y acaricio sus labios suavemente al mismo tiempo—. ¿Están dispuestos a compartir la cama y todos sus más sucios deseos conmigo?

—Ya lo hemos hecho por separado. ¿Qué te hace pensar que hay una diferencia ahora? — Drake traga saliva, y todo en mi interior se enciende, pero Mackey aún no ha respondido a nada.

—Los dos son iguales de posesivos — me acerco a Mackey, observo sus labios y le sonrío-. ¿Qué opinas tú?

—Que eres el diablo en persona y mi jodida perdición — entrelaza su mano en mi pelo y me besa con fiereza.

Sentir un par de manos arropar mis senos y apretarlos entre ellas, despertó mi adrenalina al cien. Ese beso tan húmedo que Drake dejó en mi nuca a la par que sus manos van masajeando mis senos y Mackey me come la boca como si no hubiera un mañana, parece uno de mis tantos sueños. ¡Algo tan irreal, pero que sí está sucediendo!

—Esto es lo que tanto soñabas, ¿no es así? — me susurra Drake al oído.

Apenas si muevo la cabeza en un asentimiento, pues ahora me encuentro fuera de este planeta. Lo único que deseo es que los dos exploten cada uno de mis sentidos con su ardiente pasión.

Descendiendo sus labios por mi barbilla y mi cuello, Mackey fue dejando suaves besos a su paso. Drake no dejó de pellizcar y amasar mis senos provocativamente aún esparciendo besos húmedos por mi nuca y mi oreja. No han hecho nada que empezar y ya estoy deseosa de sentir más. Un par de besos no es nada a comparación de lo que tanto quiero.

Siento como tuercen mi cuello y arrebatan mis labios muy apasionado, marcando un ritmo muy sensual con su lengua. El dueño de esos besos tan ardientes es Drake, no me cabe ni la menor duda. Suelto un gemido tras sentir una mordida sublime en uno de mis pezones y Drake profundiza su beso al tiempo que desliza su mano por la zona descubierta de mi vientre. Siento la humedad de la boca de Mackey como si estuviera tocando directamente mi piel, pues la tela de mi blusa es tan fina, que parece que no tuviese nada puesto.

No sabía que podían estar tan sincronizados con sus caricias y sus besos. A penas si me permiten tomar aire entre esos besos que se vuelven más profundos, largos y apasionados. Cuatro manos me acribillan lento a caricias. No me había dado cuenta la cantidad de piel de mi cuerpo sino hasta ahora que me encuentro a la merced de ellos. Mis sentidos se encuentran embriagados de tanta atención a la vez.

—¿Por qué mejor no nos vamos a otro lugar? — propone Mackey.

—¿Qué lugar? — me pongo de pie, me quito la blusa y procedo a hacer lo mismo con mi pantalón corto—. No hay nada mejor que tener sexo a la luz de la luna y con el romper de las olas de fondo, ¿no?

—No creo que sea conveniente que hagamos esto aquí, dulzura mía. Es mejor que vayamos a mi apartamento...

Tiendo mi cuerpo en la arena y abro mis piernas de par en par, viendo con suma atención y lascivia lo embobados que los he dejado con mi acción.

—¿Acaso le temen a la libertad de expresión? — tiro del hilo de la única prenda que rodea mis caderas, quedando completamente desnuda frente a los dos—. ¿Qué pasa? ¿Planean dejarme así...?

Deseos Prohibidos[En Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora