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Los días fueron pasando en cámara lenta, o por lo menos se han vuelto una tortura de la cual no quiero seguir haciendo parte. Drake no deja de querer seguir mis pasos, poniendo como excusa esas palabras baratas de amistad que siempre me dice. En la universidad, en la casa, en la calle, incluso en el lugar que lo consideraba como un escape de realidad, tiene que aparecer a arruinar mis momentos de tranquilidad. Me tiene harta esa sombra que me persigue desde ese primer pensamiento para nada agradable que tuve al verlo con el torso desnudo y su amiguito bien despierto. Desde entonces me he vuelto una completa estúpida cada que lo tengo en mente.

Dentro de dos días es el chequeo que le va a realizar la amiga del inútil en Virginia a mi abuela, por lo que debemos viajar en auto ya que mi a abuela no puede subir a un avión en las condiciones que se encuentra. Según lo que ha dicho Drake, el viaje puede variar entre 14 a 16 horas. No quisiera pasar tanto tiempo en un lugar tan estrecho y mucho menos someter a mi abuela a ese viaje tan agotador y largo, más no tenemos más opción que ir en auto hasta la clínica de la doctora que la va a revisar.

Debo reconocer y darle crédito al idiota del esfuerzo que ha hecho por mi abuela, aunque no es para menos, ese es su deber como hijo, pero me he dado cuenta que lo hace genuinamente y con el corazón. Cada atención que le da me hace pensar algo diferente de él. Pensé que él solo venía a arruinar nuestras vidas, pero me equivocado esta vez. A veces pienso que lo juzgue muy a la ligera.

-¿Estás cansada, mamá? - le pregunta, dándole una mirada rápida por el retrovisor.

-Estoy bien, hijo, no te preocupes.

-Abuela, avísanos cuando te sientas cansada. Lo mejor es que hagamos una parada, ¿no crees, Drake?

Me mira brevemente con una sonrisa que causa palpitaciones involuntarias en el centro del corazón, antes de seguir enfocado en la carretera.

-Más adelante hay un hotel. Podemos pasar la noche ahí y continuar mañana, ¿no?

-Me parece bien.

-Es bueno ver que ya están llevándose mejor - el comentario de mi abuela nos hace mirarnos al mismo tiempo-. Pronto serán muy buenos amigos, de eso estoy muy segura.

No respondemos a nada, pues debo darle la razón. Ya no es mucho lo que discuto con Drake, porque literalmente me ido acostumbrando a su presencia en nuestras vidas, pero eso no quiere decir que nos vayamos a convertir en uña y mugre como mi abuela sí lo sueña. Hay momentos en los que me permito joderlo a mi manera. Además de que es divertido ver esas expresiones tan avergonzadas de su parte.

El hotel que había mencionado el inútil, resultó estar a unas siete horas de camino. Aún queda mucho para llegar a Virginia, pero mi abuela ya no podía estar por más tiempo sentada en el auto. Debía tomar un descanso y dormir cómodamente en una cama.

-¿Estás segura que no quieres comer nada más, Abu? - le digo, cubriendo su cuerpo con una manta.

-No, mi cielo, además sabes que comer tan tarde me hace más daño - bosteza y se ríe-. Muero de sueño. Ve y come con tu tío, no pases la noche sin nada en el estómago.

-No lo haré - depósito un suave beso en su frente-. Descansa, mañana nos espera un viaje largo.

-Hasta mañana, hija - cierra los ojos y me quedo viéndola dormir por unos cuantos minutos.

Salgo de la habitación sin hacer mucho ruido y me estrello en el pasillo con Drake. En completo silencio tomamos camino hacia la cafetería que queda al lado del hotel. Últimamente las palabras con él se han vuelto muy incómodas. Mi teléfono suena, cortando ese silencio tan mortal y sonrío tras ver el nombre de Mackey iluminar la pantalla.

La relación con Mackey sigue en ese punto ardiente de siempre. Ese hombre me fascina cada vez más. Pero algo empezó a cambiar en nosotros, tal vez porque el sexo está dejando de ser ese platillo principal cada que salimos juntos.

-Mackey - saludo alegremente.

-¿Cómo te ha ido en el viaje, preciosa?

-Aun nos queda camino, pero vamos bien - miró de reojo a Drake, porque sé lo mucho que le molesta mi relación con el direc y sonrío maliciosamente-. He estado pensando mucho en ti. ¿Quieres te cuente lo mucho que me mojo...?

-¡Mabel, por favor! - Drake me arrebata el teléfono y lo guarda en el bolsillo de su pantalón-. No tienes por qué decir ese tipo de cosas en público.

-Oh, creí que estaba sola - suelto una risita, alargando la mano para tomar mi teléfono, pero retrocede un poco-. Dame mi teléfono.

-Cuando aprendas a hablar decentemente, te lo devolveré.

-¿Cuántos años crees que tengo, idiota? ¿Acaso nunca has hablado caliente con una chica mediante una llamada? - sigo tratando de llegar a su bolsillo, pero es imposible cada que retrocede más y más-. Déjate de juegos maricas y dame mi teléfono, Drake.

-No.

-Que me lo des, carajo, ¿no entiendes? - estiro el brazo con toda la gana y agarro lo que, evidentemente no es el teléfono entre mi mano-. Oh...

-Pero... ¿qué crees que haces? - su espalda choca contra la pared del estrecho pasillo y aprovecho para acorralar su cuerpo sin dejar de apretar su miembro en mi mano-. Mabel.

-Ups, me he equivocado de objeto - lamo mis labios y envuelvo mejor la mano en su pene, percibiendo su dureza inmediata entre ella-. Estamos muy activos, ¿eh?

-No es gracioso, Mabel.

-Dame mi teléfono, o te juro que te corto esto que te cuelga aquí - amaso sus bolas, y suelta un suave, pero audible gemido-. Eres un pervertido. ¿Cómo te puedes excitar de esta manera con tu sobrina?

-No juegues con fuego, Mabel - aparta mis manos y me entrega el teléfono con una expresión bastante seria-. Toma. Hasta mañana -pasa por mi lado y camina rápidamente de vuelta a su habitación.

Esa risa descabellada y llena de maldad escapa de mis labios, viendo cómo escapa lo más lejos posible de mí mi querido tío. Pobre presión la que estaba reteniendo ese hombre entre sus pantalones. Si me hubiera dado cuenta que esa era la forma de espantarlo, hace mucho hubiera optado por esta técnica. Espero que con esto aprende a respetar mi espacio personal y a no seguir metiéndose en mi vida.

Deseos Prohibidos[En Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora