Catorce

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⚠️ Ésta historia contiene temas de drogas, el abuso de ellas, violencia familiar y lenguaje homofóbico.

Cuándo la pequeña pantalla que estaba en la consola se encendió y el nombre de Karol apareció brillante, Joaquín pretendió cómo que no escuchó el gruñido de Emilio. El Alfa estiró su mano y rechazó la llamada picándole a un botón rojo.

— Puedes atenderla si quieres...

— ¿A Karol? Nah, me buscará luego si es importante.

— Si eres... ¿soltero... verdad? — hizo una mueca.

— No, la verdad es que estoy casado con 20 omegas y tengo 87 hijos regados por ahí. Y si ésta cita sale bien me parece que serás madre adoptiva de varios cachorros — sonrió burlón y después de unos segundos añadió: — No tengo omega, si es lo que preguntas, ó beta.

La forma en la que respondió le hizo recordar las palabras de su padre el día del restaurante. "Seguro su hijo mayor también tiene un matrimonio arreglado en puerta y en cuánto salga de la Universidad se casará con alguna omega de familia adinerada."

— Llegamos — se estacionó y apagó el auto, luego volteó a ver al castaño con una sonrisa.

— ¿Me trajiste a una feria? — Joaquín preguntó extrañado.

— Así es, comeremos algodón de azúcar, manzanas acarameladas, palomitas... ¡Incluso podemos compartir un refresco con dos popotes! — apagó el auto y le echó una mirada a su copiloto.

Después de eso, salió del Mercedes con una sonrisa divertida y Emilio no supo exactamente cómo tomarse el comentario. Hizo lo mismo que el omega y se posicionó a su lado para comenzar a caminar hasta la entrada.

— Eres un niño, Osorio. Parece cómo si nunca hubieras estado en una feria.— lo único que el rizado escucha es la palabra niño, su mente inmediatamente viaja a su padre llamándolo eso antes de meterle una paliza y se tensa.

— ¿Qué dijiste, perdón? Me distraje — dice bajando la voz, tratando de sacudir el sentimiento sombrío que lo acaba de cubrir con una sola maldita palabra.

— Que parece cómo si nunca hubieras ido a una feria.

— Eso es porque nunca había ido a una.— confiesa.

Y la expresión asombrada de Joaquín le saca una sonrisa.

– ¿Qué? — se paró en seco casi perplejo.

— Me la pasé la mayor parte de mi infancia rodeado de niñeras y luego cuándo crecí me enfoqué tanto en la escuela que... bueno, no tuve tiempo — se encogió de hombros mientras pagaba por los boletos de entrada.

Joaquín no tuvo tiempo de objetar (¿qué clase de niño nunca se ha subido a un carrusel?), pero se dijo a sí mismo que iba a pagarle después.

— ¿Entraste antes a la Universidad? — Emilio le dió los papelitos a un sujeto en la entrada y éste les puso un sello en el dorso de la mano (tenía forma de manzana). El rizado asintió y volvieron a caminar.

—A los 15 años. Estudié Negocios — dijo cómo si nada.— Realmente no quiero trabajar en la empresa familiar, por eso estoy en Arquitectura.

— ¿Qué dijeron tus padres al respecto? — estaba siendo chismoso y lo sabía, pero ahora tenía tanta curiosidad sobre la vida del chico frente a él y quería saberlo todo.

— Uhm — Joaquín pretendió que no vió la vista de Emilio desviarse por unos segundos, para luego poner una sonrisa divertida.— No les agradó, para nada.

Fire On Fire // Adaptación Emiliaco OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora