Treinta Y Ocho

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⚠️ Ésta historia contiene temas de drogas, el abuso de ellas, violencia familiar y lenguaje homofóbico.

— Ya recogí el anillo, Emilio — le informa Ethan sin verlo a la cara. — Estaré afuera si me necesitas — sale con rapidez.

El oji-café exhala con profundidad. Diciendo que tiene todas las cartas a su favor y no hay absolutamente nada que pueda salir mal.

"Tengo que regresar a NY mañana"

Excepto eso.

Lee el mensaje una y otra vez. Quiere gritar y romper algo porque ahora tiene que llevar a cabo su plan esa noche (los nervios regresan y de repente el collar de la camisa le aprieta).

Sobrevive al resto de la jornada entre manos temblorosas y suspiros nerviosos. Pero al final del día está listo para irse al apartamento que comparte con su omega y la cajita de terciopelo le quema en el saco.


(— Quiero darte algo, Emilio — le dice su abuelo en la cama del hospital, con voz débil y cansada.

El alfa se acerca a Scott y lucha con todas sus fuerzas para no llorar.

— Es un regalo — le muestra un anillo dorado, con garabatos y una piedra roja cuadrada. — Quiero que lo tengas tú — se lo pone en la palma. — Es muy importante para mí, muchacho, mi padre me lo obsequió y ahora te lo doy a tí.

Siente cómo el corazón se le estruja en el pecho.

— Estoy orgulloso de tí, Emilio, por eso te lo estoy dando a tí y no a tu padre — le aprieta la mano con la poca fuerza que tiene. — Eres muy valiente, mi muchacho — dice refiriéndose a las atrocidades que ha visto y vivido, no necesita explicar aquella última frase, Emilio entiende exactamente porqué lo dijo.)


Se aparca al edificio y le manda un mensaje al omega para que baje. Un simple "vamos a McDonalds. te espero abajo", pero efectivo. Baja el vidrio del auto y enciende un cigarro para calmarse. Parece ser que ni la nicotina lo ayuda, sus manos aún se sacuden en pequeños espasmos.

Pero en cuánto sus ojos se posan en Joaquín todo tiene sentido y la caja de terciopelo le vuelve a quemar en el saco. Pero ya no siente miedo y un simple vistazo a los ojos mieles del omega le bastan para tranquilizarse y asegurarle que está por hacer lo correcto.



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— ¿Ya me puedo quitar la venda? — medio gritó el omega — ¡Y los audífonos! Alto ¿porqué huele a palomitas? ¿Estamos en el cine? — pregunta

Emilio le quita primero los AirPods y observa a Joaquín fruncir el ceño, mientras escucha los ruidos.

— ¿A qué clase de McDonalds...? — no termina de hablar cuándo el alfa le quita la venda y se queda mudo al entender en dónde estaban

Fire On Fire // Adaptación Emiliaco OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora