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El primer mes de clases tenía a Taemin vuelta a un ocho. Le iba muy mal en inglés y pensaba que suspendería el próximo examen.

Sus días en el colegio ya tenían una rutina

Llegaba saludando a sus amigos, veía a Minho y a su novia besarse toda la mañana, y agarraba el mal humor.

Sus compañeros le hacían reír y por un momento lo olvidaba, volvía a ver a la pareja besándose en la tarde y el enojo aumentaba. Finalmente terminaba en la biblioteca, o mirando a Krystal entrenar.

Casualmente estas eran las cosas que ocurrían exactamente todos los días, lo menos que disfrutaba era el besuqueo de idiotas, pero creyó que ya debería de haberse acostumbrado. Llevaba un tiempo viéndolos hacer lo mismo e ir agarrados de la mano, aún no comprendía por qué seguía molestándole. Ya debería haberlo superado, pero cada vez que los veía, sentía unas terribles ganas de golpear a Tiffany en el rostro.

Decidió ignorarlo, no era su problema.

En estos momentos se encontraba mirando a Krystal entrenar mientras estudiaba biología, pero en verdad no estaba del todo concentrado. ¿Cómo podría? Si Minho lucía deslumbrante, corriendo y pasándole el balón a los demás del equipo, era increíble cómo en tan solo un mes el grupo había mejorado tanto.

Choi Minho. Aquel era un nombre que seguramente lo atormentará, los dos años que quedaban de escuela. Lo observaba, su piel era hermosa, su cabello brillaba y su sonrisa le alegraba el día.

Sin quererlo, el pulso del pelirrojo se disparó. Era un fastidio cuando le sucedía. Desde el primer año que le ocurría aquello, pero parecía que cada día empeoraba más y más ¿Por qué?

¿Qué tiene él que me haga sentirme así? — se preguntó pero no quiso responder con miedo a la respuesta, era absolutamente imposible.

Suerte que era el último día de la semana y no tendría que verlo durante dos días, aunque sabía que era una mentira, ya que Taemin se sentiría ansioso todos los lunes sabiendo que lo iba a volver a ver.

Después de un rato, los chicos y chicas del equipo se fueron a sus vestuarios correspondientes, Minho lucía muy atractivo con las mejillas rojas y el cabello sudado revuelto.

Esperó a Krystal, ellos habían acordado con los chicos que al terminar el entrenamiento, irían a la pizzería cerca del instituto.

— ¿A quién esperas? — preguntó la voz de la pelirroja a su espalda y el chico de ojos miel soltó una risa.

— A una amiga no más atractiva que yo. — le dio una sonrisa y Krystal hizo una mueca.

— Yo soy más atractiva que tú. — dijo ofreciéndole la mano, para ayudarlo a levantarse. Mientras conversaban y salían del campo, observó como Krystal quedó distraída, mirando a Amber.

Dios, sí que babeaba por ella. Solo esperaba que fuera una atracción física, ya que si era algo más fuerte sabía que su amiga sufriría, y no quería que ella sintiera dolor.

Bajaron varias cuadras y al llegar a la pizzería vieron que en el aparcamiento habían varios coches, hubo un convertible azul que se le hizo muy familiar, pero igual entró con su compañera.

El local tenía una pinta exacta a las cafeterías de los años setenta, fueron a las mesas rojas mientras sus amigos le hacían señas para que se sentaran.

— ¡Taemin, aquí! — gritó Jinki y él le sonrió, tomaron asiento y el pelirrojo quedó junto a Kibum.

Krystal estaba al lado del castaño y los cuatro comenzaron a hablar. El rubio bebía su merengada y Taemin no dudó en robarle unos cuantos sorbos.

Rivales.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora