Quedaba menos de media hora para llegar a nuestro destino. Estaba nerviosa y un poco asustada por lo que podíamos encontrarnos, pero a la vez me sentía fuerte y capacitada para liberar a Vanessa del infierno en el que estaba metida.
Afortunadamente todavía no nos habíamos encontrado con ningún agente, aunque en el caso de hacerlo dudaba bastante que nos pararan. Caleb parecía otra persona completamente distinta con el pelo negro y Shane era un joven como otro cualquiera. No llamarían la atención de nadie.
En cuanto a ese ambiente tenso que había entre los dos, después de contarle todo a Shane, parecía que había desaparecido. Incluso habían intercambiado un par de frases con total normalidad, lo que me hizo sentirme mucho más tranquila.
— Por cierto, Caleb —rompí el silencio—. Hay algo que tengo que preguntarte.
— Pregunta lo que necesites.
— He estado pensando en lo que me contaste sobre el asesinato de tu familia. —Era un tema delicado, pero como futura criminóloga tenía que investigar—. Si tenía pensado llevarse a tu hermana para hacer todo esto, es porque ya lo tenía premeditado.
— Sí, es la conclusión a la que llegaste.
— ¿Alguno de vosotros tenía enemigos? ¿Alguien que quisiera vengarse de tus padres por algo? Porque si a Thomas no le conocías de nada...tal vez fue enviado por alguien y de ser así, todo este embrollo es más grande de lo que aparenta ser.
— No lo sé, creo que no... Pero tampoco sé con quiénes se relacionaban mis padres, así que no sabría decirte con seguridad.
¿No sabía con quién se relacionaban sus padres? Me resultó bastante extraño, pues yo conocía de sobra a los amigos de los míos. ¿Acaso los Stein no se relacionaban con otras personas o qué? Decidí seguir preguntando.
— ¿No tenían amigos o algo parecido?
— Cuando era pequeño recuerdo que se solían juntar con una pareja, pero dejaron de hacerlo en cuanto estos se mudaron. Desde entonces nunca les he visto salir con nadie. Quizá tenían compañeros de trabajo o amigos con los que se juntaban a nuestras espaldas, pero no lo sé.
Tal vez si investigaba a esas dos personas que solían relacionarse con los Stein... tenía que conseguir sus nombres, aunque probablemente no tenían nada que ver con el caso. Me costaba creer que unas personas con las que no se habían relacionado en años, decidieran de la noche a la mañana contratar a un hombre para que asesinara a una familia entera. Además, aunque era una posibilidad que no había que descartar, no me cuadraba que Thomas continuara asesinando mujeres al azar después de eso.
— Mierda... —El lamento de Shane me hizo volver a la realidad y poner todos mis sentidos en alerta.
Miré hacia el frente para buscar la razón por la que había dicho eso y vi a dos policías parando coches en medio de la carretera. Justo en ese momento, ¿por qué tenía tan mala suerte?
Me desabroché el cinturón y me escondí con rapidez detrás del asiento de Shane. Era inútil, pues si les daba por asomarse por las ventanas traseras me verían, así que lo único que se me ocurrió fue coger una chaqueta que había a mi lado, tirármela por encima e intentar agacharme lo máximo posible.
El coche se detuvo y escuché la ventanilla de la puerta delantera bajarse. Nos habían parado, todo podía acabar allí. Lo único que me quedaba era rezar para que no nos descubrieran.
— Identificación, por favor —dijo el policía con autoridad.
Escuché como Shane rebuscaba en la guantera el carné de conducir y no pude evitar preguntarme si se habrían fijado en Caleb. La curiosidad me hacía desear quitarme la chaqueta de encima y mirar, pero si lo hacía lo echaría todo a perder. Aun así, me arriesgué al levantar ligeramente un poco la prenda que me cubría y mirarle. Estaba concentrando mirando el móvil de Shane, fingiendo ser una persona normal que esperaba a que nos dejaran continuar nuestro camino. Había sido listo, pues si se hubiese puesto nervioso el policía hubiese sospechado algo.
— ¿Puedo saber a dónde se dirige? —le preguntó a mi amigo.
— Al lago Berryessa, siempre hemos querido ver el famoso agujero que tiene en sus aguas.
Shane era un genio, ni yo hubiese sido capaz de reaccionar tan rápido. Muchos turistas visitaban ese lago, no sería nada raro toparse con dos chicos que iban allí de excursión.
— ¿A estas horas? —Malditos policías y sus estúpidas preguntas...
— En realidad, nos quedaremos en un hotel esta noche para poder pasar mañana el día por allí.
— Entonces me acaba de mentir al decir que van al lago...
Joder, ¿qué le picaba a ese tipo? ¿Por qué hacía tantas preguntas? Estaba empezando a agobiarme por estar en una posición incomodísima, pero más me agobiaba ver que ese interrogatorio no tenía fin y que nos estábamos arriesgando a que nos reconocieran.
— Es que... —No, Shane se puso nervioso, estábamos perdidos... — ¿De verdad tengo que contarle todo? Me da mucha vergüenza hablar de ello.
¿Eh? ¿Qué estaba pasando? ¿Qué le daba vergüenza? Me acababa de perder completamente y no entendía nada.
Le cogió la mano a Caleb y le miró con preocupación, lo que me desconcertó todavía más.
— Nos han pillado... —le dijo apenado—. Ahora que la policía sabe de nuestra relación, se lo contarán a nuestros padres y tendremos que dejarlo.
— No es justo... —le respondió Caleb con la misma pena siguiéndole la corriente—. Cuando por fin podíamos pasar unos días juntos...
Me tapé la boca para evitar que se me escapara una carcajada. No me lo podía creer, estaban fingiendo ser una pareja de homosexuales que vivían su historia de amor a escondidas del mundo. ¿Desde cuándo esos dos tenían la capacidad de actuar tan rápido ante ese tipo de situaciones?
— Está bien, está bien, continúen su camino —les dijo el guardia apartándose rápidamente de la ventanilla—. No me importan sus vidas.
Antes de que cambiara de opinión, Shane se puso en marcha y cuando se alejó lo suficiente como para que ese policía no me pudiera ver, volví a mi asiento y me reí a carcajadas.
— ¿En serio? ¡Eres un puto genio! ¡Le has dejado patidifuso!
— Patidifuso me ha dejado a mí cuando me ha cogido la mano —confesó Caleb—. Menos mal que adiviné enseguida por dónde iban los tiros y pude seguirle la corriente.
— Sabía que con eso nos dejaría en paz —continuó Shane—. Pero he de admitir que me ha puesto nervioso. Llevo a un supuesto asesino y a una desaparecida en el coche, si os reconocen me meteré en un buen lío.
— Con un poco de suerte no nos encontraremos más controles. —Eso era lo que yo quería más bien, pero no sabía si sería así.
Shane respiró hondo y continuó conduciendo en silencio. Había aparentado estar calmado, pero en realidad estaba hecho un flan y pude comprobarlo en su forma de conducir durante el resto del trayecto.
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Notas de una historia
Mystery / ThrillerAlison siempre ha sido una fanática del mundo del crimen y acaba de acceder a la universidad para poder convertirse en criminóloga, pero sus planes se tuercen cuando una noche desaparece mientras iba a una cafetería. Lo único que queda de ella es su...