Capítulo 19 - Shane

4 1 0
                                    

Después de que Abigail dijera todas aquellas mentiras por televisión, mi vida en la universidad se había vuelto una pesadilla. Mis compañeros de clase, con los que solía tener una relación cordial, me hacían el vacío, la gente con la que me cruzaba me miraba con desprecio y algún que otro chico me soltaba comentarios desagradables. En ese momento era el apestado por haber engañado a la pobre Abby con nuestra mejor amiga. Todos la creían a ella y, como yo no me había defendido ni había dado la cara para desmentir sus palabras, dieron por hecho que todo lo que dijo era cierto. Lo único bueno que saqué con todo eso fue que ya no tenía una fila de chicas detrás suspirando por mí. Me había acostumbrado a tenerlas remoloneando todo el tiempo que me resultaba hasta raro.

Fui capaz de aguantar aquello un par de semanas, pero finalmente opté por dejar la universidad. Necesitaba alejarme por un tiempo del mundo y dejar de sentirme tan rechazado e insultado por todos. Deseaba con todas mis fuerzas estudiar la carrera de medicina, pero había llegado un punto en el que la situación pudo conmigo. No pasaba nada por perder un año, al fin y al cabo, era el primer curso, me buscaría otra universidad donde empezar de cero y lo volvería a intentar. Aunque claro, probablemente eso no solucionaría nada porque me conocían en todo el país. Ya tenía que cambiar mucho la cosa para que me dejaran de ver como el hijo de puta que engañó a su novia con Alison Bright.

Estábamos ya en abril, habían pasado cuatro meses desde su desaparición y todavía no se sabía nada de ella. La supuesta Alison vista en Texas resultó ser otra chica tal y como yo supuse y los pocos avistamientos que vinieron después eran también falsos. Todo el mundo creía verla, pero nadie la veía realmente... a Alison se la había tragado la tierra.

Hubo también unas pistas sobre el posible coche con el que Caleb Stein se la llevó. Una pareja fue a la policía a testificar porque aquel día sobre la hora crucial, creyeron ver al asesino montarse en un Hyundai Ix35 color gris oscuro y alejarse de la zona a toda prisa. No estaban seguros cien por cien de que se tratase de Caleb, pero era un chico bastante parecido físicamente y por eso la policía le dio importancia a ese testimonio en concreto. No llegaron a ver la matrícula, así que tuvieron que hacer una gran investigación por todo el país para estudiar a todos los ciudadanos que tuvieran ese modelo con ese color. No sacaron nada en claro tampoco. Estaban como al principio y no conseguían avanzar en el caso. Era desesperante, pero no podían hacer mucho más. Sólo quedaba esperar a que Caleb cometiera algún error o, poniéndonos en lo peor, que el cadáver de Alison apareciera de una vez.

Me acomodé y me tapé con la sábana hasta los ojos. Eran las once de la mañana y aún seguía metido en la cama. Estaba desanimado y no me apetecía moverme de allí. Creí que al dejar las clases y alejarme de la gente conseguiría animarme un poco, pero no parecía que estuviese funcionando. Todavía tenía grabado a fuego en mi cabeza la frase que Abigail me dijo antes de colgarme el teléfono. Sí, dejé de llamarla Abby después de aquello, no me nacía hacerlo.

— ¿Estas despierto? —me dijo mi madre desde el otro lado de la puerta.

— Sí, pasa si quieres.

Sin pensárselo dos veces, abrió y entró corriendo para sentarse en un lado de la cama. Cuando era así de impulsiva me alteraba, pero esta vez no le di mucha importancia.

— Shane, deberías salir de aquí y que te dé el aire.

— No me apetece —No me había movido en todo el rato y le estaba dando la espalda, pero pude intuir su cara de preocupación.

— ¿Quieres que te acompañe a dar un paseo? Dudo que nadie se meta contigo si voy yo.

— De verdad, mamá, no me apetece.

Hubo un momento de silencio, seguramente porque estaba tramando un plan para sacarme de allí. No era una mujer que se rindiera fácilmente, así que tenía dos opciones: o esperar a que se cansara o acceder a hacer lo que me decía para no oírla. Siempre acababa haciendo lo segundo, así que seguramente se saldría con la suya.

Notas de una historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora