Esta vez creía que era la definitiva, pero otra vez nos dábamos de bruces con la realidad. En toda mi carrera nunca me había topado con un asesino tan difícil y escurridizo como Caleb Stein y estaba empezando a frustrarme demasiado. ¿Cómo era posible que nadie diera con él? Tenía que estar en alguna parte del país, no puede desaparecer de la faz de la Tierra. Es más, desde que huyó de Ada la noche de su primer crimen, había viajado por todo Estados Unidos, pisando varios estados. ¿Cómo era posible que nadie le hubiese reconocido en todo ese tiempo? ¿Cómo burlaba a las autoridades y a los controles? Por mucho que lo pensaba no me entraba en la cabeza.
Cuando vi la cara de Shane tras comprobar que se habían equivocado de persona, se me partió el alma y me arrepentí de haberle traído a mi apartamento. Mi intención había sido la de animarle y darle una esperanza, pero se la había quitado igual de rápido que se la había dado y no sabía si eso iba a ser conveniente en el estado en el que se encontraba. Saltaba a la vista que estaba mal y ese chico que había conocido cuatro meses atrás se había ido consumiendo hasta convertirse en un muerto viviente. Por eso sentí que le había fallado y que le había dado un golpe más al numeroso repertorio que ya arrastraba consigo. No sólo su amiga estaba en paradero desconocido, sino que también su exnovia se había propuesto machacarle una y otra vez. No sabía si lo que decía esa chica era cierto, no les conocía ni a uno ni a otro como para valorar la situación, pero creo que ir a la televisión a destapar trapos sucios y despotricar de alguien, sobraba.
Después de cortar la conexión con mis compañeros de Salem, abrí la carpeta que contenía todos los archivos del caso Alison Bright y empecé a examinarlos uno por uno. Fotos, informes, posibles pistas... Por mucho que las revisara una y otra vez, no encontraba nada nuevo. El único dato fiable era el modelo de coche y una foto tomada minutos antes de la desaparición. En ella se veía a un chico conduciendo un Hyundai Ix35 gris, esperando en un semáforo de Fernley. El testigo que la hizo juró y perjuró que era Caleb, pero yo no estaba muy seguro de que fuera así. Caleb era rubio y la persona de la foto tenía el pelo negro. Cabía la posibilidad que se hubiese teñido para que no le reconociesen y he de admitir que en lo poco que se veía en la foto se le parecía, pero no podía asegurar que fuera él. El único motivo por el que había decidido incluir esa pista en la investigación, fue porque tanto las horas como el coche coincidían. Si tan sólo hubiese podido hacerle una foto a la matrícula, podría haber dado con esa persona, pero no fue así. El hombre que la hizo asegura que le reconoció y lo primero que pensó fue en hacerle la foto para llevarla a la policía. Estaba tan nervioso por creer que se trataba de uno de los asesinos más buscados del país que no pensó en que la matrícula podría haber sido de mayor ayuda que fotografiar a la persona que iba en su interior.
No le había comentado nada de esto a Shane, era una de las cosas que estaban bajo secreto de sumario y, a decir verdad, no creo que fuera bueno añadirle más leña al fuego. No sabía si ese chico soportaría otra decepción más, tenía la impresión de que hacía tiempo que había llegado a su límite.
Resoplé, estaba agobiado por todo. La investigación no avanzaba y llevaba atascada desde prácticamente el inicio, el sospechoso era ilocalizable a pesar de dejar su rastro allá por donde pisaba y, para rematar, la gente sólo hacía llamar para alertar de falsos avistamientos.
Amplié la foto para verle la cara. La calidad no era la mejor y menos cuando ya habían usado el zoom para hacerla, pero me bastaba. Abrí otra foto del verdadero Caleb y la puse al lado para comparar. En la del coche se le veía de lado, pero era evidente el parecido. Tenía sentido que fuera él teniendo en cuenta que después de interrogar a todos los propietarios de ese modelo de coche en Fernley, no se había encontrado a ese joven. ¿Sería él de verdad? Como investigador no podía dar credibilidad a cualquier cosa, pero eran tantas las coincidencias... Sin ir más lejos, el lugar en el que había sido tomada la fotografía estaba a dos calles de donde se encontró el coche de Alison. La hora: 20:08. Según Shane, había quedado con ella a las 20:15, así que todo coincidía. La víctima llegaría al lugar de los hechos un par de minutos después, tiempo suficiente para que Caleb llegara hasta allí, se bajara del coche y se la llevara. Sin embargo, seguía faltándome lo más importante: un dato que me llevara hasta el sospechoso.
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Notas de una historia
Mystère / ThrillerAlison siempre ha sido una fanática del mundo del crimen y acaba de acceder a la universidad para poder convertirse en criminóloga, pero sus planes se tuercen cuando una noche desaparece mientras iba a una cafetería. Lo único que queda de ella es su...