13 Al pan, pan, y al vino... (Caleb)

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¿Guarda tu padre el vino en el mismo sitio?—le pregunté a Ariel en cuanto cruzamos por la puerta de la gigantesca e impresionante sala de estar de su mansión. Yo me dirigí a grandes pasos hacia su minibar—. Necesito una copa.

Mientras abría el minibar y me servía una copa de vino blanco, recordé todas las veces en las que el padre de Ariel se había marchado de viaje y nosotros cinco habíamos saqueado su reserva.

— ¿No es un poco pronto para beber?—Emmett exhaló un largo suspiro y se lanzó sobre el sofá—. Solo son las cinco.

—Es probable que acabemos en la cárcel por lo de Joel—le dije—. Así que me parece buena idea.

—Déjale—Ariel tembló mientras cerraba la puerta de la sala y nos encerraba allí—. Acabamos de enterrar a Ash, yo también necesito una copa.

Le di la mía a Ariel y este bebió un largo trago. Luego yo me serví otra para mí. Emmett suspiró un: "A la mierda" y agarró la botella de vino para darle tragos.

— ¿Qué creéis que va ha pasar ahora?—suspiré y me senté en el borde de la mesita auxiliar que había frente al salón. Emmett se volvió a sentar en el sofá y Ariel se acurrucó en el suelo con las piernas encogidas y la espalda apoyada en el sofá—. ¿Creéis que Joel e Isabel irán a la policía?

—Es tan raro—susurró Ariel aferrando la copa con las dos manos—. Ni siquiera eran amigos. Ash trataba fatal a Joel.

—Podemos negarlo—apuntó Emmett—. Haremos eso, lo negaremos. De todos modos no tienen pruebas contra nosotros.

—Además, si lo cuentan tendrían que cambiar lo que declararon y la policía les preguntaría por que mintieron—sonreí por primera vez en todo el día.

¡Por fin una pizca de alivio por estar a salvo!

—Que es lo que Ash sabía y nosotros no—Ariel alzó una ceja—. ¿Y que pasa con A? Estoy asustado. Sabe todos nuestros movimientos. Nos está acosando.

—Y es evidente que no es Ash—obvié—. ¿Quién creéis que puede ser?

—Es evidente que es Joel, o su hermana—Emmett alzó la botella y me llenó de nuevo la copa—. Quieren venganza.

— ¿Crees que como no pueden ir a la policía van a vengarse aireando nuestros secretos?—pregunté con una pizca de terror en la barriga.

—Espero que no—suspiró Ariel—. Aunque hasta ahora A solo ha estado jugando con nosotros.

—Y encima ahora ese Wilden va ha estar haciendo preguntas todo el tiempo—se quejó Emm—. ¿Qué querrá?

—Averiguar quien mató a Ash—contesté yo—. Mirad, nosotros solo tenemos que decir lo que pasó. Discutimos, se marchó y ya no le volvimos a ver. Y de lo que pasó con Joel ni una palabra.

—Pero puede que él matara a Ash—susurró Ariel, que estaba empezando a ponerse colorado por el vino—. Pensadlo, si él es A, puede que le matara por vengarse de lo que hicimos.

—No sabemos si es A—siseé—. Además, Ariel, es un chico en silla de ruedas ¿Cómo iba a poder con Ash así sin más?

—A menos que no lo hiciese solo—apuntó Emm—. Isabel.

—Esperar, esto nos viene grande—me puse de pie, dejando mi copa encima de la repisa de la chimenea y me paseé por el salón mientras me pasaba las manos por el pelo—. Estamos acusando y sacando conjeturas y ni siquiera sabemos lo que pasó. Ni tenemos pruebas de nada.

—Vale, se acabó—Emmett también se puso de pie—. Me bajaré una aplicación de Internet para bloquear números no conocidos, así A dejará de existir, la policía se encarará de investigar y podremos seguir con nuestra vidas.

MUÑECOS DE CRISTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora