20 Tormenta de sensaciones... (Caleb)

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Un relámpago cruzó el cielo, seguido, segundos después de un ruidoso trueno. Miré hacia arriba para ver como el cielo se cerraba y se ponía cada vez más negro.

—Va a haber tormenta—la voz de Emmett a mi espalda me hizo girarme. Aún no habíamos cruzado fuera del jardín de Ariel cuando se puso a mi lado—. He traído el coche ¿Quieres que te lleve?

—No, da igual, no pasa nada—le sonreí. La verdad es que recuperar la concordia con mi viejo amigo me estaba costando más de lo que pensaba—. Tú vives en la otra dirección. No tardaré en llegar.

—Como quieras—se ajustó la mochila al hombro y seguimos caminando juntos.

—Oye, Emm—me detuve antes de salir y nos quedamos mirándonos frente a la verja—. ¿Crees que Ariel está bien?—él alzó una ceja y me instó a continuar—. Quiero decir... Ah, parece un poco obsesionado con esto. Está paranoico. Y yo creo que nos estamos metiendo en un jardín muy peligroso.

—A es quien nos ha metido en esto—mi amigo frunció el ceño para dejarme claro que no estaba de acuerdo—. Ariel solo es curioso, mira, yo le conozco mejor que nadie. Cuando Ash desapareció y tú...

—Y yo me fui—terminé mientras bajaba la mirada.

—Quedamos solo nosotros dos—prosiguió—. Nos cuidamos y nos hicimos inseparables. Sé como es y si estuviera mal me lo diría. Está asustado, como tú y como yo, pero lo arreglaremos. No pasa nada.

—Vale, sí tú lo dices—me encogí de hombros y salimos al portal. De repente aquel poli aún estaba allí, frente a su coche, vigilando la casa de Ariel y mirando de reojo la de Ash, justo al lado—. Espera un momento.

Me bajé de la acera y crucé la calle. El poli me vio acercarme y enseguida se irguió. También escuché los pasos de Emmett seguirme de cerca.

—Agente, yo...—comencé a dirigirme al policía.

—Inspector—me corrigió—. Soy el inspector Wilden—di un paso hacia delante y sacó pecho—. ¿Has recordado algo más? ¿Algo que quieras decirme?

—No—dije con determinación—. En realidad quería preguntarle algo.

El hombre cambió la postura de peso de un pie a otro. Pero no dijo nada, así que me lancé a preguntar.

— ¿Cómo murió Ash?—solté, haciendo que el agente me mirara con recelo y que Emmett se tensara a mi lado.

—Bueno, le encontramos sepultado en el sótano de su casa, bajo la madera del suelo—contestó—. Pero ya lo sabían.

—Sí, me refería al motivo de su muerte—proseguí—. ¿Cómo fue?

—El informe forense forma parte de un informe policial que está activo en este momento, jovencito—me encaró el policía—. Es confidencial.

—Vale, lo sentimos—Emmett me agarró de un brazo y tiró de mí—. Venga, vámonos.

—No, espera—me solté de él y volví a encarar al Inspector—. Somos sus mejores amigos. No sabemos nada más de lo que le hemos dicho. Pero estábamos la noche que fue asesinado. Probablemente fuimos las últimas personas que le vieron con vida, y Ash era muy importante para nosotros—suspiré e intente no llorar—. Por favor, necesitamos saber como le mataron.

—Lo siento, no puedo—el hombre no cedió—. Siento mucho su pérdida, caballeros, pero no puedo saltarme la ley.

El hombre se giró y se metió en su coche, poco después se fue y nosotros volvimos a la acera.

— ¿A que ha venido eso?—me reprendió Emmett—. Ese hombre me da escalofríos.

—No sientes curiosidad—le pregunté—. ¿Si fue golpeado, asfixiado, si le dispararon o le acuchillaron...? ¿Qué le pasó?—suspiré—. Además, si lo supiéramos sabríamos que buscamos. Una pistola en el cuarto de Wren, algo punzante en el de Joel... No sé—me pasé una mano por el pelo—. Siento que estamos atascados, siguiendo solo los pasos que nos marca A a su voluntad.

MUÑECOS DE CRISTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora