22 La boquita ocupada ¿Vale?... (Emmett)

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A la mañana siguiente salí al pasillo que llevaba a los vestuarios, volviendo a pensar en el último mensaje de A. "Si vosotros habláis yo también hablaré" Era raro por que cuando lo leí en la casa de Ariel fue casi como si pudiera oír la voz de Ash, pero eso era imposible, ¿Verdad? Ash estaba muerto.

— ¿Adónde vas?—no solía escuchar conversaciones a escondidas. Pero no había nadie en el vestuario y todo estaba en silencio, así que escuché como Andrew Campbell realizaba aquella pregunta.

—Hola—la voz de Andy respondió y yo ralenticé mis pasos para escuchar, ahora estaba intrigado—. ¿Qué hay?

—Creía que ibas a dejar el equipo—respondió Andrew con tono desagradable.

—Yo nunca dije que lo haría—la voz de Andy sonaba tímida—. Diste por hecho que yo iba a ceder a tus chantajes.

—Pues atente a las consecuencias—le amenazó Andrew—. Recuerda todo lo que se.

—Piensa lo que quieras—el otro—. Tú estabas liado con Ash también ¿Piensas que no lo sabía?

Todos sabíamos lo se Ash y Andrew. Ash le había entrado en una fiesta durante el curso antes de desaparecer y el chico se había sentido alagado por Ash, aunque nunca creíamos que ninguno de los dos fuese gay. Ash solo se rió de él y el otro estaba deslumbrado por pertenecer al círculo de amistad al que pertenecíamos con Ash. Pero una vez que se liaron Ash se rió de él delante de todo el mundo y lo dejó en ridículo. Todo el mundo lo llamó marica durante todo ese curso. Yo me juré en ese momento que eso nunca me pasaría.

—Claro que sí—Andrew se rió—. Pero Ash está bien muerto, por suerte. Y ahora soy el delegado del curso, el editor del anuario, el futuro rey del baile, y quiero entrar en el equipo. Así que hazlo o todo el mundo lo sabrá.

—Podré soportarlo—Andy soltó una risotada.

Entonces segundos después, Andy soltó un gruñido ronco y se escuchó un ruido contra las taquillas. Me asomé un poco y vi como Andrew le había cogido del cuello y lo tenía aplastado allí.

— ¿Y tú amiguito?—Andy era pequeño, así que Andrew solo tenía que hacer algo de fuerza para dominarlo. Yo lo sabía mejor que nadie. Presionó más su cuerpo contra el del chico—. ¿Crees que él podrá soportarlo?

—Para ya—susurró, intentando soltarse.

—Voy a contárselo a todo el mundo, a menos que hagas lo que te pido—volvió a decir el otro.

—Andrew, para, me haces daño.

— ¿Qué está pasando aquí?—entonces salí de las sombras, me eché la toalla del sudor sobre el hombro y caminé con el ceño fruncido hasta ellos—. ¿Hay algún problema?

Andrew retrocedió bruscamente.

— ¿Esto no es asunto tuyo?—dijo Andrew alzando la voz.

—En realidad, sí—contrapuse mientras me alzaba por encima de él para parecer más imponente—. Estás amenazando a uno de mis jugadores en mi vestuario ¿El que no es asunto mío?

Andrew se cruzó de brazos y se acercó a mí.

—Es un marica—le insultó.

—Eso no te hace a ti más hombre, Andrew—sonreí—. Y resulta patético, así que lárgate.

Andrew miró de reojo a Andy y luego se apartó de su lado. Andy se alejó al instante.

—Esto no ha terminado—le dijo.

—En realidad sí—me giré y volvimos a mirarnos. Andy quedó tras de mí—. No vuelvas a molestarle. Y sea lo que sea eso que sabes de él, no lo dirás, o entonces yo tendría que contar cierto asunto que paso hace años en relación a Joel Marshall.

MUÑECOS DE CRISTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora