Alisse
—¿Puedes decirme a donde vamos? —pregunto viendo a la carretera.
—Falta poco, tranquila.
Mi padre había decidido tener una tarde, padre e hija ya que pronto me iría a la universidad, en realidad no sé a qué quiere llegar con esto, ya llevo un año viviendo con él y nunca habíamos tenido este tipo de tardes, normalmente me la pasaba intentando huir de el para no tener que hablar, pero ese plan siempre fallaba pues en casa a donde iba me lo topaba.
—¿Y cómo va todo con Dante? Parece ser un buen chico.
—Bien, nos vamos conociendo —digo viendo mis manos.
—Eso es bueno, mantienes tu mente distraída y así no piensas en... —Por un momento parece pensarlo y mejor se detiene.
—¿En drogarme? —Mi expresión cambia a una seria.
—No yo no quise decir eso.
—Pero lo pensaste.
—Alisse, sabes que yo te...
—No importa, déjalo así.
El resto del camino ninguno dijo nada, eso hizo que se hiciera eterno el viaje, papa solo se dedicó a verme de reojo, parecía querer hablar, pero luego se arrepentía y mejor solo se enfocaba en la carretera, al llegar reconocí el lugar al instante, era el parque donde conocí a Grey, solía ir ahí, pues todos los sábados papa nos llevaba y cuando se fue, iba a ese parque para recordar los momentos con papa.
—¿Recuerdas este lugar? —Pregunta, bajando del auto.
—No, ni un poco —respondo acercándome a él.
Cuando mi mirada se dirige a el logro ver que su expresión cambio a tristeza, él estaba intentando hacer las cosas bien, supongo que no será malo darle una oportunidad.
—Obvio si lo recuerdo. —Mi mirada se dirige a el— cuando te fuiste seguía viniendo cada día a recordar nuestros paseos acá—. Logro ver como su mirada cambio, algo se ilumino, supongo que había sido un poco dura con él, veo como sus labios se separan para decir algo, pero nuevamente se arrepiente y mejor empieza a caminar.
—Soy tu hija, no soy tu jefe o alguien que valla a juzgarte, si queremos arreglar las cosas por lo menos debemos ser capaces de mantener una típica conversación —digo parada justo detrás de él.
Cuando lo escucha logro notar como sus hombros se relajan, y voltea a verme.
—Si yo lo siento, solo no quiero incomodarte —comenta con un tono bajo, me da la impresión que aún sigue nervioso.
—Bueno es que casi nueve años de ausencia no se arreglaran con una salida al parque y menos si no hablamos —me acerco a el— yo no soy Aitana papa, para que ella no te guardara rencor tuve que ocultar y cargar con muchas cosas.
—Lo sé y aun me culpo, procure enviar dinero para que no les faltara nada.
—No quería dinero, quería a mi padre. —al escuchar se voltea y su mirada se dirige a mí.
—¡Liss yo lo siento!, no creí que esto te rompería tanto —Me quedo paralizada al escuchar cómo me había llamado.
"Liss" desde que se fue jamás lo había vuelto a escuchar, me puso ese apodo de pequeña, cuando yo empezaba a hablar no podía decir Alisse así que decía Liss, papa lo recordaba siempre y decidió que ese sería mi apodo, escucharlo de nuevo hace que algo regrese a mí, fue como si dentro se volviera a encender algo, no sabía que decir o que hacer, la nostalgia me invadía.
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Lo que la tormenta nos dejo
Novela Juvenilla adolescencia no es como en las películas y Alisse junto a sus amigos descubre lo cruel y amarga que puede ser cuando te enamoras del chico equivocado. Alisse lo sabe pero algo inesperado sucede, en el intentó de superar una ruptura, Alisse se en...