capítulo 1

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Alisse

Este año no fue fácil, mi madre murió y a raíz de eso se desencadenaron una serie de problemas, estoy a punto de finalizar ultimo año, por lo que la semana que viene será agotadora.

Estaba por cambiarme cuando Melany una de las que trabajan en casa me dice que mi padre me busca en su despacho, al llegar veo a mi padre junto a dos hombres que iban formales, parecía que eran padre e hijo ya que uno era más joven que el otro.

-Hija te presento a Arturo socio de la compañía -dice con una sonrisa.

El señor se levanta y me extiende la mano en forma de saludo

­­-Un gusto Alisse, tu padre me ha hablado muy bien de ti.

­-El gusto es mío -digo sonriendo para darle la mano.

Mi mirada se dirige hacia el otro chico solo para darme cuenta que está viendo mis piernas.

¡carajo! se me había olvidado que llevaba puesto el uniforme y que la falda me queda solo un poco pequeña.

En un movimiento rápido bajó un poco mi falda, él se da cuenta a lo que solo me ve y sonríe.

-Él es Dante mi hijo -dice Arturo.

Dante se levanta y se acerca a mí.

-¡Un gusto Alisse! -dice en mi oído para luego darme un beso en la mejilla.

Debo admitir que Dante no ésta nada mal, lo que hace que me sonroje un poco, y antes de poder decir algo mi padre me interrumpe.

­-Hija, ellos se mudan a esta zona, por lo que quería pedirte que le enseñaras a Dante el vecindario -Dice mi padre con una sonrisa.

Típico de mi padre, hace lo que sea para quedar bien con sus socios, hasta comprometerme a mí, no me sorprendería si un día me dice que tiene un esposo para mí.

-Papa, ¿puede ser otro día?, hoy es la fiesta de Brissa.

-Perfecto, es una buena ocasión para presentarle tus amigos a Dante y así pueda adaptarse mejor.

Parece ser que Dante nota mi incomodidad porque antes de poder decir yo algo él me interrumpe.

-Está bien, no importa, no quiero causar ninguna incomodidad -dice volteándome a ver para luego sonreír.

¿Y si al final no es tan malo que vaya conmigo?, digo Dante no es feo, y bueno al final lo veré más seguido ya que vivirá a unas cuantas casas de acá, aparte Mateo de seguro estará con su novia, no estaría mal tener compañía.

-¡No! -digo rápido­ -nada de eso, ¿solo no sé si esperas a que me arregle?

-Por mí no hay problema, igual ellos aún tienen asuntos que resolver -dice refiriéndose a nuestros padres.

-¡Perfecto! -voy a donde está el y lo tomó de la mano.

El parece sorprendido, pero se levanta y me sigue, nos despedimos de nuestros padres ya que iban a hablar de negocios, salimos del despacho y nos dirigimos hacia mi habitación.

-Me siento secuestrado, ¿puedo saber a dónde vamos? -dice un poco dudoso.

-A mi habitación -digo rápidamente, cruzando el pasillo.

-¡Tan rápido! -Se hace el sorprendido-. No sé ni tu apellido, esto es acoso.

-Lo dice el que no dejaba de verme las piernas, no creas que no me di cuenta -digo entrando a mi habitación

Él se queda en el marco de la puerta.

-Nunca intente disimular, te luce ese uniforme. -suelta una pequeña risa para luego morderse los labios y verme de pies a cabeza.

Lo que la tormenta nos dejo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora