✩𝐂𝐚𝐩. 4✩

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25 de abril, 2943

Los golpes fuertes en la puerta me despiertan.
La luz del sol que traspasa por las ventanas hace que entrecierre los ojos.

—¿Qué hora es? —oigo que murmura Emily.

—No tengo ni idea —responde Annie.

Me giró hacia todas las literas. Algunas de las chicas ya se han levantado y se dirigen al baño.
Y las demás, yo incluida, nos quedamos en la cama.

Bostezo mientras me pongo las manos en la cara y vuelvo a poner la cabeza en la almohada dispuesta a volverme a dormir.

—¡Son las 5 de la mañana! —grita Hallie de repente, haciendo que me sobresalte del susto.

Miró mi móvil y efectivamente son las 5 de la mañana. Y yo solo he dormido tres bonitas horas.

Murmuro algo que ni yo entiendo mientras me incorporo hasta quedar sentada en la cama, y miro a Astrid.

Que está con la mirada perdida en la pared.

—Tierra llamando a Astrid —digo mientras me levanto.

Ella parpadea un par de veces y me mira.

—¿Dónde estabas ayer por la noche? —pregunta de repente.

—¿Yo?

—No, el fantasma de tu lado. Claro que tú. ¿Dónde estabas?

—Mhm... —no sé cómo explicarle que estaba con Kaden así que empiezo a mover el edredón y el cojín de la cama como si intentara ponerlos bien.

—Bri, ¿hiciste algo?

—No... bueno... no... quiero decir... mm...

De repente todas oímos más golpes en la puerta y la voz de un guardia.

—¡En diez minutos abajo! —dice.

Agradezco internamente al guardia que ha interrumpido la conversación.

—Después te lo explico —le aseguro.

Ella asiente y se larga al baño.


La sala donde todos comemos es gigante. Bueno tiene sentido, teniendo en cuenta que tenemos que caber todos.
Nada más entrar por la puerta un montón de mesas se distribuyen a lo largo del sitio. A mi izquierda hay un estante con bandejas, vasos, platos y cubiertos.

Tengo una manía, y es, que solo puedo desayunar si desayuno cereales, así que cojo un bol y me encamino hacia adelante, donde se encuentran los cocineros y cocineras que preparan todo.

Me paro delante de una señora de unos 40 años que me dedica una sonrisa y me hace un gesto con la mano indicándome que le dé el bol.

—¿Qué tipo de cereales quieres, cariño? —su voz es dulce, y al sonreír salen pequeñas arrugas alrededor de sus ojos.

—Esos de allí —señaló unos que tiene detrás.

—Perfecto.

Entonces se gira y veo como lo prepara todo. Primero hecha algunos cereales y va mirándome esperando a que le diga que ya está bien de cantidad. Después se dirige hacia la nevera y coge la leche.
Cuando ya ha terminado me pasa una cuchara y el bol con los cereales y me vuelve a sonreír, le sonrió dándole las gracias y me dirijo a mi mesa.

Me siento al lado de Astrid que está hablando animadamente con Hallie, hasta que ve que aparezco, que se gira hacia mí.

—Bueno, ¿me vas a contar que hiciste anoche?

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