✩𝐂𝐚𝐩. 25✩

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3 de junio, 2943

Al despertar me doy cuenta de que ninguna de mis compañeras de habitación está. Mierda, he vuelto a dormirme.

Llevo toda la semana sin ir a clases. Y hoy, por fin, de verdad quería levantarme y prepararme para volver pero mi cuerpo no reacciona.

Realmente no vale la pena. Si ya sé lo que hacen a los alumnos cuando los eliminan. Sigo sin poder borrar esa imagen de mi mente.

Suspiro y justo en ese momento escucho unos golpes en la puerta.

—Princesa, ¿estás despierta?

Durante estos días, Kaden, Clayton y Nick han estado viniendo a verme, y aunque lo agradezco mucho, realmente no tengo ánimos para nada.

Creo que los tres saben que algo pasa pero no se atreven a preguntármelo.

—No —murmuro dándome la vuelta en la cama.

—¿Puedo pasar?

—Supongo —me encojo de hombros suspirando.

Entonces la puerta se abre y delante mío aparece Kaden.

—Levanta —ordena nada más llegar a mi lado.

—No.

—Vamos princesa, tienes que ir a clase —pide.

—No quiero.

—Nos acaban de enseñar los rankings de este mes, estás a punto de entrar en los últimos diez puestos.

—Me da igual —me encojo de hombros.

Noto que la cama de hunde y cuando me giro veo a Kaden sentado a mi lado, mirándome preocupado.

—Brielle, ¿qué te pasa? Nunca te ha dado igual no ser la primera.

—Bueno, ahora me da igual —murmuro de mala gana.

Se queda unos segundos callado.

—Levántate —ordena otra vez, ahora con voz más firme.

—Pero ¿por qué te importa?

—Porqué... sí. No quiero que te vayas del internado —se cruza de brazos —. Además te estás... te estás dejando pisotear por la gente.

—¿Qué? —pregunto confusa —eso ya no me importa Kaden.

—Bueno, a mí sí. No voy a seguir viendo cómo te dejas pisotear sabiendo que eres la que mejor lucha de aquí —replica casi indignado.

—Eso ya da igual —murmuro bajando la mirada y negando con la cabeza.

—¿Por qué dices esto? Joder, Brielle desde que saliste del internado estás muy rara, algo pasó.

—Yo...

Respiro hondo, intentando no llorar. Creo que me quitaré un peso increíble si se lo cuento pero a la vez no sé si es buena idea.
Igualmente no lo pienso dos veces.

—Los mataron... —susurro tan bajo que creo que no me ha oído.

—¿A quién?

Los recuerdos de esa noche aparecen en mi mente y cierro los ojos intentando ignorarlos.

Los pude salvar y no lo hice.

Antes de poder reaccionar, las lágrimas empiezan a deslizarse por mi rostro.
Respiro hondo intentando calmarme pero me es imposible. Cada vez que pienso en esa noche, es como si me teletransportara otra vez a allí. Lo recuerdo como si estuviera pasando ahora mismo.

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