✩𝐂𝐚𝐩. 27✩

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8 de junio, 2943

Vale, nos vamos. No hay vuelta atrás.

Nick y Astrid han conseguido cinco mochilas y ahora estamos todos llenándolas en la cocina.

Lo que más necesitamos es agua, por lo que es lo que mas cogemos. Pero a parte de eso también agarramos algo de comer.

—Debería ir a coger las armas —murmura Kaden.

—Claro —asiento y me levanto —, te acompaño.

Él me mira durante unos segundos y sonríe un poco. Pongo los ojos en blanco y sin decir nada empezamos a caminar hacia el gimnasio.

—¿Cómo estás? —me pregunta Kaden después de unos minutos.

—Bien —me encojo de hombros —, supongo.

—Te noto nerviosa.

—Claro, estamos a punto de escapar de la ciudad Kaden —murmuro de mala gana y entonces suspiro —. Lo siento.

—Está bien, es normal estar así.

—Es que... sigo sin creerme que mi padre esté involucrado en todo esto.

Intento que no vea lo afectada que me siento al decir eso, pero no lo puedo evitar. Es decir, mi padre me ha criado, me ha visto crecer, ha estado conmigo... ¿como puede ser que a la vez esté implicado en algo así?

Kaden no dice nada, cosa que agradezco, y el camino vuelve a ser silencio hasta que llegamos al gimnasio.

—Coge pistolas, pero que no hagan ruido —me dice.

—Deberías coger un arco para Astrid, se le da muy bien y nos ayudará si nos quedamos sin comida y... y tenemos que... bueno, ya sabes.

Asiente. Entonces yo empiezo a caminar, y cuando llego a la pequeña habitación donde guardan todas las armas, me empieza a entrar el miedo.  De repente es como si una bola de realidad me golpeara en la cara.

—Kaden... —susurro —¿De verdad crees que fuera estaremos bien?

—No lo sé, princesa.

Me giro hacia él.

—¿Y si nos estamos precipitando?

Nuestros ojos se encuentran y veo como ladea la cabeza.

—¿Por qué dices eso?

—No lo sé, solo... somos unos niños Kaden. Nunca nos han preparado para esto porqué se supone que nunca deberíamos salir. ¿Cómo vamos a sobrevivir a algo a lo que nunca nos hemos enfrentado? Es...

Antes de que pueda decir nada más, se acerca y me envuelve en sus brazos.

—Oye, vamos a estar bien —murmura.

—Eso no lo sabes.

—No, pero tú tampoco sabes que algo saldrá mal.

—Es lo más probable.

—Princesa, mientras yo esté contigo, no dejaré que te pase nada, ¿entendido?

Asiento, porqué Kaden tiene ese poder de darme confianza y seguridad. Entonces me separo un poco y lo miro a los ojos.

—¿Tú no estás nervioso?

—Más que nunca —sonríe un poco.

—Pareces tranquilo.

—Intento estarlo —se encoge de hombros.

De repente me doy cuenta de que nuestros rostros están a centímetros. Y sin pensarlo dos veces, me acerco y junto nuestros labios. Kaden se sorprende, pero no tarda en seguir el beso. Sus manos me agarran de la cintura y me acerca aún más a él.

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