✩𝐂𝐚𝐩. 6✩

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26 de abril, 2943

—Brielle.

Me giro hacia Kaden y veo como se acerca hacia mi mesa.

—¿Qué quieres?

Deja su bandeja de comida a mi lado y se sienta.
Ahora mismo, verle y hablar con él es lo último que quiero hacer así que suspiro y lo miro con mala cara.

—¿Qué haces? —pregunto.

—Quiero hablar.

—Bueno, yo no.

—Pero yo sí.

—Kaden, déjame en paz.

—Brielle, te pido solo 5 minutos. Solo quiero hablar.

—Pues que pena que para tener una conversación necesites que te responda. Y a partir de ahora no lo voy a hacer.

Sé que estoy actuando como una niña pequeña y caprichosa, pero ahora mismo me da igual.
Si no quiero hablar con él, no hablaré con él.

—Me da igual. No necesito que respondas.

Pongo los ojos en blanco.

—Pues quiero que te vayas —digo.

—¿No era que no ibas a hablarme? —pregunta.

Y juro que estoy a punto de darle un puñetazo por la sonrisa que aparece en su cara.

—No iba a responderte. Puedo hablar si quiero —me defiendo.

—Ahora me acabas de responder.

Lo miro y veo como aún sigue sonriendo. Suspiro y empiezo a poner todos los platos en mi bandeja para irme.
Ahora mismo no tengo las ganas ni la energía para discutir con él.

Pero cuando me levanto, Kaden agarra suavemente mi muñeca y tira un poco hacia abajo para que vuelva a sentarme.

—Te sientas, me escuchas y luego si quieres te vas —ordena.

Me suelto de su agarre pero le hago caso. No porque me lo diga él sino porque se que como antes lo escuche, antes podré irme.

Me mira durante unos segundos para después acomodarse en la silla y volver a mirarme.
Carraspea, y no puedo evitar fijarme en que parece nervioso. Aunque... no, no lo parece. Lo está.

Pero decido no decir nada y esperar a que hable.

—Venía a disculparme —suelta de repente.

Sigo mirándolo, sin saber cómo reaccionar.

—Mhm... —me quedo esperando a que diga que es una broma.

Porque es una broma, ¿no?

Kaden nunca se disculpa. Al menos conmigo.
Pero al ver que no se ríe y me mira impaciente me doy cuenta de que va completamente en serio.

—Em... vale —murmuro sin saber muy bien que contestarle.

Me mira, sorprendido.

—¿Cómo que vale? ¿Te acabo de pedir disculpas, y lo único que me dices es vale?

—Sí. No sé qué quieres que te diga.

Se queda callado, mirándome.

—Yo tampoco. Pero joder Brielle di algo.

Me sorprende lo nervioso que parece que está.
¿Qué pensaba que haría? ¿Una fiesta por haber pedido disculpas?

—¿Pero qué quieres que te diga? —empiezo a perder la paciencia —me has pedido disculpas, las he aceptado. Fin de la discusión. No es como si ahora tuviéramos que comportarnos como mejores amigos solo porque me has pedido perdón.

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